Es necesario, perdón, es imprescindible el reconocimiento oficial, serio y contundente por parte de la Sanidad española y de las fuerzas y representantes políticos, de la realidad del TDAH (trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad).
Miles de familias en todo el territorio español padecen día a día el estigma que este trastorno produce en quien lo sufre, debido, si me lo permiten, en gran medida a la negación de su existencia por parte de la comunidad psicoanalítica, y de poderes a los que no interesa que las terapias cognitivo conductuales tengan éxito en estos pacientes.
Los problemas llegan desde diferentes ámbitos de la sociedad. La permisividad con la que la administración consiente los ataques constantes y en muchas ocasiones casi violentos, así como la ambigüedad con la que ciertos políticos, partidos, entidades y colectivos se mueven en el laberinto político.
También está la actitud de algunos profesores tomando el papel de psicólogo y psiquiatra, así como la deficiente formación de sanitarios, enfermeras, doctores en materia de trastornos mentales.
La pasmosa tranquilidad con la que algunos periodistas mediáticos lanzan noticias sin contrastar es también preocupante. A ello se une la negatividad con la que padres, familiares, y asociaciones han tratado el TDAH.
La labor de las asociaciones de afectados, en su mayoría de manera altruista, no siempre es comprendida por las propias familias socias. El asociacionismo de hoy es inexistente al menos en cuanto a su definición más pura.
Hay que reconocer sin embargo, que la formación, en gran parte promovida por asociaciones de afectados, a nivel universitario como másters y posgrados ofrecida a futuros docentes, médicos, psiquiatras, y congresos abiertos al público, en general está dando resultado.
Creo, más bien estoy completamente convencido, que el cambio que debe producirse a todos los niveles pasa inexcusablemente por un cambio de visión radical de este trastorno.
Aparquemos el trastorno y saquemos el talento interior que existe en las personas afectadas, guardemos el déficit y recuperemos el dinamismo que el TDAH nos regala para afrontar los problemas de cada día. Ayudemos a la atención con la alegría que la mayoría de afectados presentan en su vida. Demos rienda suelta a la inmensa imaginación que nos ofrece el trastorno y aprovechemos todas las capacidades que poseemos.
Paralelamente a esta conversión debe producirse el reconocimiento total por parte de la administración para que todos los afectados por TDAH puedan sentirse reconocidos. Una ayuda muy importante sería la movilización por parte del Ministerio de Exteriores tras las miles de firmas y apoyos que desde todo el mundo y liderado por la Federación Española de Asociaciones de Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad (FEAADAH) se recogieron con la intención de declarar un día mundial del TDAH por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Aún hoy están paradas en algún almacén esperando que algún político se acuerde de ellas y consiga llevarlas a la sede de la OMS. La promotora de esta magnífica idea, Mª Elena Podio, podría respirar tranquila para siempre y miles de afectados y sus familias sentirían la tranquilidad anhelada.
El Ministerio de Sanidad junto con el de Educación debería enarbolar la bandera de la existencia y ondearla en el mástil más alto de sus dependencias. Hospitales, centros de atención primaria, centros escolares, institutos, universidades, deberían recibir instrucciones claras y concretas para que se apliquen los protocolos de detección y ayuda que en muchas comunidades autónomas existen o bien crear un único protocolo aplicable en todo el estado español (como el artículo 14 de la Constitución).
Los directores y profesores de centros de educación y enseñanza deberían recibir la formación adecuada para poder aplicar las metodologías de trabajo e instrucciones directas y claras sobre la manera de actuar y trabajar con los alumnos que presentan dificultades de aprendizaje.
Somos muchos los que desde hace años intentamos conseguir ese reconocimiento claro que permita una mayor calidad de vida a los miles de afectados por TDAH en España. No cejaremos en el empeño. Por cada nueva puerta cerrada abriremos tres, cada muro que los charlatanes y vendedores de humo levanten ante nosotros caerá ante la demoledora potencia de nuestra mejor arma: la ciencia y la evidencia científica.