España es un país maravilloso con una oferta variadísima de planes. Uno puede perderse entre sus montañas, relajarse en las playas, disfrutar de su gastronomía y aprender muchísimas cosas a través de sus museos y monumentos.
Un espacio ideal que encanta a muchos, son los pueblos. En la península los hay de todo tipo: grandes, pequeños, costeros, perdidos entre los bosques... Una escapada a un pueblecito nunca defrauda. Existe la famosa lista de los pueblos más bonitos de España, que a la hora de elegir destino viene muy bien. La provincia con más localidades en esta lista está en Aragón: Teruel.
Desconocida para muchos, Teruel ha comenzado a hacerse notar en los últimos años. Con el lema "Teruel existe" se han hecho campañas publicitarias y hasta se ha formado un partido político. Teruel no solo existe, Teruel enamora a todos los que deciden aventurarse a conocerlo.
Si buscamos Teruel en 'Google', no explican que: "está situada en una zona montañosa de gran altitud, es famosa por su clásica arquitectura mudéjar, un estilo que combina elementos góticos e islámicos. Un ejemplo de monumento mudéjar sería la catedral de Santa María de Mediavilla (que data del siglo XII), con sus elaboradas pinturas en el techo. También comparte el estilo mudéjar la torre del Salvador, que se remonta al siglo XIV. Esta posee una intrincada fachada y unas escaleras que llevan a la parte superior."
Una definición muy amplia, pero escueta para hablar de todo lo que ofrece esta provincia y conocer sus pueblos encantadores. El pueblo medieval que recomienda National Geografic es Valderrobres.
Valderrobres, pueblo medieval
Valderrobres es la capital de la Comarca del Matarraña, y cuenta con apenas 2.500 habitantes censados, lo que la hace aún más encantadora. Sus estrechas calles, sus imponentes fachadas y su puente de piedra hacen una postal única y merecedora del título de uno de los pueblos más bonitos de España.
En el siglo XII, Valderrobres formaba parte de la Peña de Aznar Lagaya, territorios reconquistados en 1169 y donados en 1175 por el rey al obispado de Zaragoza, que casi inmediatamente los cedió a Fortún Roberto. En el año 1183 es cuando se le concede a este territorio su carta de población.
Valderrobres está construido sobra una pequeña montaña lo que hace que tenga unas largas escalinatas, cuya pendiente llama la atención de cualquiera. Para adentrarse en sus pequeñas calles y pasadizos, cruzamos primero un imponente puente de piedra, este fue concebido como un elemento fundamental para dar acceso al recinto amurallado de la ciudad y salvar el obstáculo que supone el caudal del Matarraña.
Al otro lado del puente se encuentra la majestuosa entrada guardada por dos leones. El portal de San Roque está custodiada por las figuras en piedra de estos animales para recordar a los visitantes que es territorio episcopal.
Descanso de obispos
Tras la muerte de don Pedro de Oteyza dueño y señor de las tierras en el año 1305, se produjo un litigio entre el monarca y el obispo de Zaragoza. Tras el pago de una cuantía de dinero, el enfrentamiento se terminó con la enfeudación definitiva de Valderrobres y sus territorios en favor del arzobispo de Zaragoza, quien conservó sus derechos hasta el siglo XIX.
El pueblo fue lugar de descanso para los obispos durante cinco siglos, y las fachadas y las iglesias, dan fe de ello. La Iglesia Santa María la Mayor, forma un conjunto con el castillo, presidiendo la zona más alta del casco antiguo y dominando conjuntamente todo el valle en que se asienta el municipio.
Sigue el modelo peculiar del gótico de la Corona de Aragón, basado en la planta de salón, con ábside de igual anchura que la nave y capillas laterales entre los contrafuertes.
Por supuesto, no hay que perderse el castillo-palacio, residencia de los obispos levantado en el siglo XII. Tras una profunda renovación sigue asombrando a todo aquel que se acerca a visitarlo. El recorrido atraviesa las diferentes estancias como las bodegas, las caballerizas, la cocina, y también los espacios más nobles como la Sala de las Cortes, la Sala de los Leones y la Cámara Dorada.