La solidaridad ha vuelto a mostrar en las últimas horas su mejor cara en Valencia. Hasta 18 bomberos de la Diputación Provincial de Teruel (DPT) han podido descansar unas horas a coste cero en un lujoso hotel de cuatro estrellas, el Senator Parque Central, tras un día durmiendo en colchonetas en un colegio cercano a la zona devastada por la DANA.
El personal estaba ya “agotado”. Por ello, el Gobierno de Aragón trató de buscarles alojamiento en los hoteles que ha apalabrado estos días para los efectivos del operativo que lidera el 112. El problema, dicen desde el Ejecutivo autonómico, es que todos estaban llenos y solo quedaban plazas en este, uno de los más caros, a razón de 120 euros por persona y noche.
Pese al coste, desde la DGA llamaron para reservar nueve habitaciones dobles. La sorpresa vino cuando el propio hotel decidió alojarles sin cobrarles un solo euro, un gesto solidario con las personas que se están dejando la piel para restablecer la normalidad en los municipios más castigados por el temporal que ha llenado de gratitud a los bomberos.
La primera noche, cuenta Laureano Mallén, jefe del operativo de Bomberos de la DPT, hicieron noche en un colegio cercano con el objetivo de evitar desplazamientos a hoteles de Sarrión u otros puntos más alejados y ganar tiempo de trabajo.
El segundo día, sin embargo, el cansancio hizo que esta opción fuera inviable. Por ello, los bomberos optaron por salir de la zona cero sin acabar demasiado lejos para permanecer sobre el terreno el mayor tiempo posible.
Que el Senator estuviera a solo 20 minutos ha sido clave, y el hecho de poder descansar en un cuatro estrellas “ha venido genial a la gente”. “Se han podido duchar en condiciones. Mentalmente y físicamente ha estado muy bien, el trato ha sido exquisito. Estamos muy agradecidos tanto a los propietarios como a todo el personal, desde la gente de recepción a la de cafetería”, reconocía Mallén.
El trabajo, pese a todo, sigue siendo “ingente” y el ambiente, caótico. “Pero no te puedes desesperar, hay que ir poco a poco. La gente todavía no lo ha asimilado. Cuando lo ves, no te entra en la cabeza. Es muy complicado”, reconoce.
Estos días han sido de dormir más bien poco, y las próximas horas no serán menos intensas. Aunque el panorama parece “estabilizarse”, todavía hay que achicar garajes y sacar decenas de vehículos. El objetivo: revisarlos y comprobar que no hay víctimas mortales, una tarea nada fácil por el lodo y la cantidad de maquinaria y personas que entra y sale de la zona asignada. “Vamos también a demanda de los vecinos. Hay múltiples problemas y muchos no saben a quién acudir”, señala.