Alicante

En Alicante, la vida de las enfermeras residentes está marcada por largas horas de trabajo y sueldos que no alcanzan ni siquiera el salario mínimo interprofesional de 1.134 euros. Este es el panorama que denuncian sindicatos de enfermería y las propias profesionales que viven día a día esta realidad. A pesar de su formación y dedicación, en su primer año de especialización reciben una retribución de 1.114 euros mensuales brutos, insuficiente para cubrir sus necesidades básicas, poniendo a prueba su resiliencia.

En las mismas están todas las sanitarias de España que buscan especializarse, pues el salario que fija el Ministerio de Sanidad es igual para todos los territorios y especialidades. Las enfermeras residentes en Alicante enfrentan una combinación de bajos salarios, largas horas y una falta de reconocimiento y oportunidades. El proceso se convierte en una odisea de dos años para alcanzar la especialización en una de las siete áreas disponibles: Obstétrico-ginecológica, Salud Mental, Trabajo, Geriátrica, Pediátrica, Familiar y Médico-quirúrgica.

La secretaria de Acción Sindical de SATSE Alicante, Emilia Guevara, denuncia que la retribución durante el primer año de formación es "sumamente baja" y que la situación "cada vez está peor", ya que con el tiempo se evidencia más la desconexión entre estos sueldos y la realidad económica. Guevara explica que Satse ha estado luchando durante años por la actualización del ajuste salarial, que permanece inalterado desde 2006.

María José, una enfermera que recientemente pasó por la residencia tras dos décadas de experiencia, relata el sacrificio de pasar de ganar más de 2.000 euros mensuales como enfermera generalista a no superar los 1.000 euros con las retenciones. "Fue una merma económica brutal porque tengo dos hijas y costaba llegar a final de mes. Cobrar la mitad del sueldo durante dos años se nota muchísimo", afirma la sanitaria.

Para poder mantener a su familia y alcanzar "un sueldo decente de 1.300 euros", María José tuvo que hacer entre tres y cuatro guardias al mes. "Estamos hablando de 200 horas contando la jornada más las guardias". Estas guardias, lejos de ser un extra, se convierten en una necesidad para muchas que no logran cubrir sus facturas. 

La carga de trabajo conlleva turnos que pueden extenderse hasta un día entero. "Mi horario en el Hospital de Elche era de 8 a 15 horas, pero las guardias podían ser de 15 a 8 de la mañana del día siguiente. En total, trabajaba 24 horas seguidas, y solo se liberaba el día siguiente, con un sueldo de 10 euros la hora", describe la sanitaria.

Aunque el salario se incrementa en el segundo año, Guevara confirma que "este aumento es mínimo", alcanzando apenas los 300 euros adicionales, y "no compensa la carga adicional de trabajo y el desgaste que implica la residencia".

Especialidades y formación

María José, quien optó por la especialidad en Pediatría, enfrenta desafíos adicionales después de completar su residencia. "He tenido suerte de que me asignaran a la planta de Pediatría durante los contratos de verano, pero no como especialista. Sigo cubriendo vacaciones de otros y haciendo las mismas funciones sin el reconocimiento que corresponde a mi formación", asegura.

Esto se debe a que, a pesar de tener profesionales capacitados, no existen aún puestos creados por la Conselleria de Sanidad para que puedan ejercer su especialidad. "Es frustrante por el reconocimiento, porque a pesar de haber completado la formación, no puedo ejercer", añade María José.

La formación de las residentes también se ve afectada por la falta de recursos y oportunidades. Guevara indica que "debería ser un aprendizaje integral que permitiera rotaciones entre diferentes centros para adquirir una experiencia más completa, pero esto no está garantizado actualmente, lo que limita la calidad de la formación".

Examen EIR

Cada año se convoca una oferta de plazas para las distintas especialidades de enfermería, y el proceso para acceder a estas es similar al de un examen de oposición. Durante el último año del grado en enfermería, muchos estudiantes se preparan exhaustivamente, ya sea inscribiéndose en academias o preparándose de manera individual en casa.

La competencia es feroz y mientras algunos y algunas logran aprobar el examen en el primer intento, otros pueden necesitar varios años de preparación, a menudo compaginando el estudio con sus responsabilidades laborales y familiares. Una vez aprobado el examen, los candidatos ingresan a un concurso para seleccionar las plazas disponibles en función de su puntuación.