La promesa en su toma de posesión del nuevo conseller de Sanidad, Marciano Gómez, de revertir la descentralización de los CICU (Centro de Información y Coordinación de Urgencias) de las provincias de Alicante y Castellón, ya ha conseguido aplacar parte del malestar de los sanitarios (en especial lo médicos) de ambas provincias con la Conselleria de Sanidad.
Además, según ha podido saber este diario, entre los objetivos de los nuevos gestores de la Sanidad valenciana está adscribir los servicios de SAMU (las ambulancias del Servicio de Ayuda Médica Urgente) a la dirección de Atención Primaria, a cuyo mando está, desde el viernes pasado, Eva Suárez Vicent (expresidenta del Colegio de Médicos de Castellón y expresidenta de la Sociedad Valenciana de Pediatría). Otra medida aplaudida por el sector.
Lo curioso del asunto es que fue una alicantina, la exconsellera Ana Barceló (ahora portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Alicante), quien decidió centralizar los servicios de coordinación de Emergencias en Valencia y sacarlos de las provincias de Castellón y Alicante, donde se conoce el territorio en el que operan. Barceló, en cualquier caso, no pertenece a la profesión sanitaria ya que es abogada, lo que le valió todo tipo de críticas por desconocer el personal y los medios que debía gestionar.
Barceló, en sede parlamentaria, justificó la centralización de este servicio que tantos problemas ha dado en los últimos meses, en que el desarrollo tecnológico podía suplir al conocimiento de los profesionales del CICU en cada provincia.
Sin embargo, fue su sucesor, Miguel Mínguez quien terminó de desmantelar el CICU de Alicante. Fue el pasado mes de enero, cuando todo empezó a coordinarse desde Valencia y empezaron a llegar las denuncias por la poca operatividad de la medida, mandando ambulancias más alejadas que otras que incluso pudieron ser la causa de alguna muerte, como explicaron desde el Sindicato Médico.
[¿Por qué el SAMU valenciano es un desastre? Es más caro pagar médicos que enfermeros, y más...]
Mínguez y su equipo, entre los que se encontraba Begoña Arcos (directora del SES, Servicio de Emergencias Sanitarias), en vez de recular, trataron de acallar las críticas. Y desde algún escalón de la Conselleria se filtró en redes sociales de los sanitarios que podrían ser denunciados si filtraban información.
Entre tanto, las Emergencias seguían en pie contra la Conselleria por la decisión de que las ambulancias de "urgencias médicas" pudiesen circular sin facultativos, tan sólo con personal de enfermería técnicos (conductores). Sucesos dramáticos como la muerte de un ciudadano el pasado verano por este hecho incluso forzaron la petición de una comparecencia parlamentaria del conseller.