El cambio de septiembre a octubre llega con el veranillo de San Miguel y la oportunidad de disfrutar del buen tiempo. Eso hace que en Tabarca sus restaurantes aguanten la temporada hasta el puente del 9 d'octubre. Después, aprovechan para descansar y más después de un verano tan intenso con el regreso sin restricciones de los turistas. María del Mar Valera, presidenta de Apeha y responsable de El Caldero y Mar Azul, da un toque de atención, los extranjeros son los que más visitan estos días la isla de Alicante.
El visitante que llega fuera de julio y agosto a la isla más pequeña habitada permanentemente del Mediterráneo es el foráneo, apunta Valera. "Nosotros cuando llegas a septiembre y empiezan los colegios, el que veranea vuelve a su casa y ya empezamos a hacer vida otoñal y nos olvidamos de la playa un poco", indica.
Por eso si se escoge pasar el día o unas noches en Tabarca, hay muchas actividades que se pueden hacer en un mes de temperaturas cálidas. "Aparte de dar un paseo y poder bañarse en nuestras aguas cristalinas que todavía está haciendo muy buen tiempo, ¿cómo no disfrutar de la gastronomía típica?", propone Valera.
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Entre la docena de arrocerías que hay en la isla, hay variedad donde elegir las que mejor preparan el arroz de caldero, una receta propia que supone la mejor opción para el mediodía. Un plato que en realidad son dos, como indica Valera que eligió el nombre de este plato para su restaurante en la ciudad.
El primero de los dos platos, explica la veterana cocinera tabarquina, "lleva lo que es el pescado que nosotros siempre utilizamos de roca, como es la gallina". Este lo hierven ya con un fondo de caldo con pescado "para que coja todavía más sabor". "Es importante antes de cocerlo, salarlo: lo dejamos durante 15-20 minutos en sal para que la carne endurezca, luego se enjuaga y se mete en la olla junto con la patata", detalla.
Cuando ya está en su punto, en el Mar Azul lo sacan para sarvirlo en una bandeja acompañado del caldo. "Le añadimos alioli, lo removemos bien y se lo echamos por encima que es la salsa que lleva", añade. Y esa preparación es la que les da el nuevo fondo para preparar el segundo plato, el arroz.
Si esta es la recomendación que da Valera para el mediodía, para la noche le gusta comer pescado a la plancha. Si a la hora de comer, siempre hay jaleo y no puede visitar los otros locales de Tabarca, es en la cena cuando sí puede salir de sus cocinas y probar lo que preparan sus colegas.
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Aunque no se pueda comprar directamente el pescado de las barcas de pescadores que aún salen a faenar, la rica materia prima les llega de la vecina lonja de Santa Pola, con lo que pueden surtir sus locales con lo mejor. "El pescado a la plancha se convierte en una cosa en la que nadie le puede decir que no", afirma Valera.
Una de las razones por las que le gusta tanto es que "lo puedes versionar como quieras". Y la forma con que lo preparan es aprovechar para aliñarlo de la misma manera que lo harían con unas gambas al ajillo "se lo echamos por encima que le da un saborcito al pescado increíble".