El verano ya (casi) está aquí y las playas de la provincia de Alicante están empezando a llenarse de turistas y de alicantinos que aprovechan unos momentos de descanso para tomar el sol.
En unas pocas semanas, la provincia entrará de lleno en la época estival, llenándose así de turistas provenientes de todas partes del mundo. Unos visitantes que suelen elegir localidades como Alicante ciudad, Torrevieja, Altea o Benidorm para conciliar ocio y playa.
Sin embargo, además de estas grandes localidades con una alta afluencia de turistas en verano, nuestra provincia también destaca por la presencia de algunos municipios con mucho encanto ubicados en la costa.
Es el caso de la localidad de Benissa. Este pueblo destaca por ser una pequeña localidad asomada al Mediterráneo en la que el hombre ha dejado su huella desde tiempos prehistóricos y pasando por iberos, romanos, árabes y cristianos.
El hallazgo de pequeñas pinturas rupestres en la localidad nos indica que los asentamientos humanos se remontan al menos hasta el Neolítico. Mientras que el paso de los romanos queda ampliamente documentado por los restos de monedas y ánforas descubiertos en los fondos del litoral.
Tras la expulsión de los moriscos en 1609, Benissa geografía fue repoblada por gentes procedentes de los Pirineos, Cataluña y Aragón. De esta época datan las murallas que circundaban la villa, de cuyos restos quedan aún pequeños vestigios.
Además de tener una historia apasionante, la localidad es conocida por tener nada menos que cinco playas y calas en su litoral.
Playa La Fustera
Esta pequeña playa de arena fina está rodeada de rocas y de una vegetación que se extiende hasta la primera línea de mar y con unos fondos cristalinos perfecto para bucear. Además, la playa posee servicios como chiringuito, baños, juegos infantiles, merendero, socorrista, actividades náuticas y acceso para personas con dificultades de movilidad.
Cala Pinets
De carácter salvaje y recóndito, esta pequeña es perfecta para desconectar e ir con niños. Desde ella puedes hacer una excursión hasta la zona llamada Mar Morta i Roques Negres.
La primera debe su nombre a una pequeña lengua de mar de poco nivel y protegida por rocas que la resguardan del oleaje. Junto a ella tenemos Les Roques Negres, que son formaciones rocosas con componentes ferruginosos que le dan una singular tonalidad ocre-rojiza.
Playa del l'Advocat
Se trata de playa perfecta para pasar un día de descanso. Con sus aguas turquesas, sus entornos paradisiacos y su chiringuito perfecto para refrescarte, te acordarás de esta playa. Tiene todos los requisitos para ser la excursión perfecta: una pequeña zona de arena protegida del oleaje, perfecta para los niños, y un maravilloso entorno submarino. La playa acaba en un acantilado de 47 m, el Cantalar, que se adentra en el mar por la Punta Fosca.
Cala de Llobella
Se trata de la cala más natural, tranquila y salvaje de todas. Su discreto acceso asegura además la poca afluencia de usuarios. Lo que más destaca de ella son sus hermosos y diáfanos fondos enmarcados por la vegetación exterior, con pinos prácticamente hasta la misma orilla del mar, idóneos para bucear.
Cala Baladar
Esta cala ofrece unas vistas increíbles sobre el Mediterráneo entre acantilados y pinos. En uno de sus extremos asoma un acantilado de 30 m lleno de acanaladuras producidas por la erosión del mar y del que se ha desprendido una roca conocida como La Polida. Según destaca el Ayuntamiento de Benissa, la cala está protegida del viento de Levante y su poca profundidad, aguas cristalinas y abundante fauna y flora marinas la hacen perfecta para el buceo.