La ciudad de Alicante es uno de los "puntos calientes" del impacto del cambio climático a orillas del Mediterráneo, un fenómeno que se ha acelerado y del que preocupa especialmente el aumento de las temperaturas nocturnas, que se ha incrementado en las últimas décadas en 1,5 grados entre abril y octubre.
Así se ha puesto de manifiesto en el Museo del Agua durante la presentación del "Primer informe sobre cambio climático y gestión del agua en la ciudad de Alicante", de la Cátedra Aguas de Alicante de Cambio Climático de la Universidad alicantina (UA) con la asistencia del director general de Aguas de Alicante, Sergio Sánchez, quien ha destacado el valor de estas colaboraciones para avanzar en el estudio científico de la gestión hídrica.
También han participado el director ejecutivo de Inteligencia Climática, Pablo Mirete, y el catedrático y director del Instituto de Climatología de la UA, Jorge Olcina, quien ha manifestado que Alicante sigue la misma tendencia de aumento de temperaturas que otras partes del Mediterráneo aunque se ha visto una especial incidencia de pérdida de confort térmico por la noche, "mucho más intensa" debido, sobre todo, al aumento incesante de la temperatura del mar.
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Además, este aumento del calor nocturno es muy húmedo lo que hace que "las noches sean menos soportables por la noche" en un fenómeno que se produce desde finales de abril y hasta bien entrado octubre con noches tropicales (con valores mínimos por encima de los 20 grados) y ecuatoriales (más de 25).
Olcina ha puesto de manifiesto que el cambio climático ha elevado la temperatura media en Alicante en 1 grado aunque las mínimas nocturnas han subido hasta 1,5 grados, según los datos del observatorio urbano de Ciudad Jardín.
Los expertos apuestan por medidas que conlleven más sombras y un mayor número de áreas de agua donde poder sofocar el calor en las ciudades, así como por adaptar los edificios y una planificación urbana más pensada en el clima.
La situación de las temperaturas se ve agravada por la caída de las precipitaciones, que desde la década de 1980 ha presentado menos días de lluvia al año y con episodios más intensos, una tendencia que para las próximas décadas se prevé que se acentúe.
Para el experto, estos datos confirman una vez más que el cambio climático es una evidencia y ha apostado por tomar conciencia de la realidad para seguir adaptando el diseño urbano, la movilidad y la gestión del agua con fórmulas mixta de gestión del agua (público-privada) como ocurre en la ciudad alicantina a través de Aguas de Alicante.
Ha sostenido que este modelo es "exportable" porque se han reducido notablemente las pérdidas en la red, que se sitúan entre el 8 y 12 por ciento a diferencia de otras ciudades españolas, que pierden hasta el 40 por ciento del agua en su red de distribución.
Alicante también es pionera en la reuntilización de aguas residuales tanto para el riego de parques públicos como jardines privados y, del mismo modo, es de las primeras en la gestión de aguas pluviales con el depósito del barrio de San Gabriel y el parque inundable de La Marjal, además de los nuevos depósitos proyectados para los próximos años.
Además, los usuarios de la ciudad consumen una media de 122 litros por persona y día, casi la mitad de la media nacional que se sitúa en unos 220, lo cual refleja la "preocupación y concienciación" de la ciudadanía, unida a "una buena gestión por parte de la empresa".
En su intervención, Pablo Mirete ha indicado que el número de noches tropicales ha pasado de 5 en 1977 a 95 en 2003, una cifra que, a falta de las últimas contabilizaciones, se podría haber igualado en 2023 y que se podrían superar el próximo verano.