Los menores que compran cajas de botín, que son las recompensas al azar dentro de los videojuegos, tienen dos veces más riesgo de apostar "online" en solo medio año, según el resultado de una investigación realizada con la participación de 2.213 adolescentes de entre 11 y 17 años residentes en la Comunitat Valenciana.
El grupo de investigación de Ciberpsicología de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) ha liderado este estudio, en el que han colaborado la Universidad del País Vasco y la London University, y es el primero y único a nivel internacional realizado sobre menores.
El estudio muestra por primera vez una asociación entre la compra de cajas de botín y la apuesta "online" en los seis meses siguientes, ha detallado este miércoles UNIR en una nota, en la que se indica que los resultados deben tomarse con "precaución" porque es una primera investigación y es necesario contar con más evidencia al respecto.
Una de las conclusiones es que de todos los menores que compraron en algún momento una caja de botín, casi el 60 % volvió a adquirirlas a los seis meses, por lo que es una conducta "estable" de consumo entre este colectivo y "no algo eventual".
Los menores que participaron en este estudio, residentes en la Comunitat Valenciana, y que compraron cajas de botín en los dos momentos en que se les realizó la consulta mostraron significativamente un mayor riesgo de apostar "online" que aquellos que afirmaron haberlas adquirido solo en el primer momento de la consulta o quienes señalaron no haberlo hecho en ningún momento.
Por sexos, los niños son quienes más compran cajas de botín, aunque las niñas que adquieren estas recompensas tienen hasta 10 veces más riesgo de apostar "online" en solo medio año, según este estudio, realizado entre diciembre de 2020 y mayo de 2021.
El investigador principal del grupo Ciberpsicología de UNIR, Joaquín González-Cabrera, ha indicado que, "de forma general, cada vez hay más evidencia de la relación entre las cajas de botín y las apuestas online".
Una apuesta encubierta
"Para nosotros, existen suficientes argumentos para considerar que muchas cajas de botín, aunque ciertamente no todas, son una apuesta encubierta", ha dicho, dado que, "muchas veces, ni los menores ni las familias entienden que su hijo o hija está apostando en el salón de casa mientras juega a cierto videojuego".
Ha incidido en que "el posicionamiento debe ser claro en la protección de los menores y prohibir este tipo de mecanismos, de la misma forma que está prohibido que accedan a casinos o casas de apuestas", ya que, "aquí los intereses del menor y de las familias deben prevalecer sobre los intereses económicos de la industria".
La compra de cajas de botín, según UNIR, está considerada como un comportamiento de riesgo al asociarse a mecanismos aleatorios de recompensa que pueden incrementar el riesgo de presentar un problema de apuestas, especialmente online.
El grupo de Ciberpsicología de UNIR, entre febrero y marzo de 2021, desarrolló otra investigación con una muestra de 4.123 menores, que concluyó que un 28,9 % había adquirido una caja de botín en los últimos doce meses.
De esos menores, un 91 % compró cajas de botín con el conocimiento de sus familiares y un 5,5 % aseguró que había gastado más de 100 euros en el último mes.