En Aspe, un pequeño pueblo del interior de la provincia de Alicante, el locutor estrella de la cadena Cope, Carlos Herrera, granjeó unas amistades que aún perduran y que, a la postre, han salido muy beneficiosas para todas las partes.
Basta una visita por este municipio para dar con la presencia del almeriense en carteles y vallas publicitarias, que dejan a uno un poco descolocado hasta que pregunta y obtiene respuestas.
"Es muy majo, mantengo con él una relación muy buena, yo no puedo compartir muchas cosas de lo que dice por su ideología, pero es un icono informativo y la promoción que viene haciendo de Aspe está siendo increíble", responde Antonio Puerto, alcalde de Izquierda Unida.
Porque Aspe es tradicionalmente 'rojo'. Gobernado históricamente por el PSOE, en la corporación que comenzó mandando el PP (2011) duró medio año hasta que PSOE e IU tomaron el mando, como hicieron en los siguientes mandatos.
"Ya puedo hacer yo 20.000 folletos publicitarios para promocionar Aspe que llega él en un minuto de radio o en un artículo de periódico y, de manera desinteresada, hace mucho más", añade el primer edil.
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Así, se empieza a entender el contexto del que ha sido calificado como uno de los mayores zascas de Twitter, cuando el periodista no dudó en contestar a un tuitero que se metió con él por publicar una foto de la Virgen de las Nieves, imagen que Aspe comparte con la vecina Hondón de las Nieves, una antigua pedanía de esta localidad.
"Carlos estaba viendo la romería desde el despacho de Alcaldía", rememora Puerto. Estas fiestas patronales tienen la característica de que cada año la imagen de la Virgen sale de un pueblo, por lo que el polémico tuit correspondía a agosto de 2016.
Arroces y pasteles
Carlos Herrera ha escrito varias veces en el suplemento XLSemanal del diario ABC sobre lo mucho que le atrae este pueblo, recomienda visitar su casco histórico, "conocer gente de primera" y tomar su famosa uva embolsada del Vinalopó; también ha hecho menciones en su programa, como esta.
Pero la suya es una fijación especial con dos negocios del pueblo, su restaurante Ya y la pastelería de Juanfran Asencio. A los responsables del primer negocio los conoció hace tres lustros, cuando hizo un programa radiofónico en este pueblo de unos 20.000 habitantes pertenecientes a la comarca del Medio Vinalopó.
El periodista fue a comer y, según se recuerda en Aspe, quedó prendado del arroz que le había hecho Vicente Botella, el cocinero del Ya. Tanto, que pidió conocerlo; y tanto. que le invitó a él y a los dueños del local, Gustavo y Ernesto, a su finca de Sevilla para cocinarle a sus amigos.
Ese primer encuentro fue el primero de muchos; había nacido una amistad que les llevó a repetir comida todos los años. En esas "expediciones", los aspenses cargaban el coche de todo lo necesario para cocinar y no se olvidaban del postre de la pastelería Juanfran Asencio, proveedora del restaurante.
Un postre que, como relata el propio Asencio, empezó siendo el conocido como pastel de gloria, típico de su pastelería, que consiste en una derivación de los huevos montados, bizcocho muy ligero con yema suave y la clara montada por encima. Años después, en las siguientes quedadas, los del Ya le llevaron a Carlos su último invento, su adaptación del panettone.
"Me contaron que cuando lo probó se quedó impresionado y les pidió que al año siguiente fuera yo también", rememora Asencio. Ese año cambiaron de Sevilla a Sanlúcar de Barrameda, y allá que fue este pastelero.
"No ve ni una peseta"
Juanfran Asencio era uno más, se sucedían las visitas mientras crecía la amistad, recuerda, que el locutor correspondía con "gestos desinteresados" en sus altavoces mediáticos donde varias veces les ha mencionado.
Así que Asencio le pidió permiso a Herrera para que le grabara una cuña y, en ese mismo instante, se sacó el móvil y le grabó un audio recomendando su pastelería. "Me dijo que fuera al estudio a ponerle música y arreglado".
Después llegaría la cartelería, vallas y hasta en la propia caja del panettone se puede leer la frase de Carlos Herrera: "Posiblemente el mejor del mundo".
"Carlos lo hace por la amistad, no cobra nada, ni una peseta, encima a veces me pide que le envíe unos panettones para sus amigos, me dice que me los paga y yo le digo que no, claro", asume. "Si yo tuviera que pagar por la publicidad que nos ha hecho, sería un precio desorbitado", reflexiona este prestigioso pastelero, que reconoce que, desde que se asocia el producto al comunicador, "ha sido un revulsivo para las ventas".
"Hasta me propuso hablar con el chef José Andrés", que está triunfando en Estados Unidos, "para que abriera mercado allí, que con una llamada bastaría", confiesa. "Le di las gracias pero le dije que no, que ya había hecho demasiado", concluye Juanfran Asencio.