El Día de Navidad no sería el Día de Navidad sin l'Olla de Nadal, el contundente plato con el que alicantinos y alicantinas llevan celebrando esta fiesta desde tiempos inmemoriales. Porque si bien no se sabe cuándo empezó exactamente la tradición de elaborar este típico cocido, se habla de siglos, lo cierto es que no falla ni en la provincia alicantina en particular, ni en el resto de la Comunidad Valenciana o en Cataluña en general, donde también es habitual comerlo cualquier otro día de los fríos meses de invierno.
"Por lo que hemos podido investigar y recoger, es el plato tradicional que se hacía en el pasado como algo extraordinario de las fiestas", explica el Director Académico de la Cátedra Carmencita de Estudios del Sabor Gastronómico de la Universidad de Alicante, Josep Bernabéu Mestre. O dicho de otra forma, el también conocido como "puchero" era la manera en la que la población echaba la casa por la ventana una vez al año, aprovechando la Navidad.
"Tradicionalmente, la cocina de nuestras comarcas era una cocina de mínimos y excepcionalmente en Navidad se producían los extras, tanto con l'Olla de Nadal, como con la repostería y dulces que, también tenían una gran tradición".
Lo extraordinario, en definitiva, era la carne, considerado un manjar tiempo atrás, ya que normalmente brillaba por su ausencia. Para el plato se solía y se suele usar la ternera y el pollo, al que se le añade "una base vegetal con verduras de temporada", agrega Bernabéu Mestre.
A este respecto, cuenta Martí Domínguez Barberà en su libro 'Els nostres menjars' publicado en 1978 que, "según las familias, pueblos o comarcas" de la Comunidad Valenciana, a la tradicional olla valenciana se le echaba o nabo, zanahoria, hojas de col, "puede ser unas peras", más allá de los garbanzos, patata o chirivía, que no suelen fallar desde entonces.
"Cambia según el sitio", añade este doctor en Medicina. "En la Vega Baja, por ejemplo, las pelotas son más compactas, mientras que en las comarcas más al norte, se hace con carne, pan mojado y huevo", asegura.
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Históricamente, las pelotas eran grandes y se ponía en la olla "dos o tres", se puede leer en el libro anteriormente citado. "Pelotas saladas y pelotas dulces en algunas casas y pueblos. Y un buen azafrán". "L'Olla de Nadal es una magnificación de la olla normal", añadía el autor, "pero de magnitud opulenta en cantidad y calidad, porque la familia se reúne en todas sus ramas próximas", explica.
Un plato que se estira
La Olla de Navidad es un plato que se estila y que se estira "varios días", recuerdan tanto en la publicación como el también catedrático de Historia de la Ciencia. "Es un plato que necesariamente se aprovecha los días siguientes", dice Josep Bernabéu.
Aquí es cuando entra la creatividad e imaginación de cada cocina. El propio Bernabéu sabe que en su casa, al día siguiente, "seguramente hagamos fideos" con la Olla de Navidad. Y, ¿al siguiente? "Un arroz". Más alicantino no puede ser este plato.
Otra cuestión que subyace de esta tradición culinaria es sobre quién recae. Porque si bien la historia evoluciona, siguen siendo las mujeres de la casa las encargadas de elaborarlo, un error para el director de la cátedra de la UA que "habría que ir cambiando". "Nos tendríamos que poner todos en la cocina para hacerlo", sentencia.