Tras 51 años juntos, Mari Carmen Rubio Gómez va a pasar la primera Navidad sin su marido Paco, muerto de una bacteria hospitalaria en marzo de este año cuando se estaba recuperando en la UCI del General de Elche de las secuelas que le había dejado el Covid, por el que había ingresado un mes antes.
A escasas dos semanas para el inicio de las fiestas, esta mujer natural de Catral -y residente toda la vida en Elche- sabe cómo las pasará: "En Nochebuena, como cualquier día, me iré a la cama pronto, ¿qué hago sola?" se pregunta esta profesora jubilada de 71 años.
“La Navidad es un periodo especialmente difícil para quienes están empezando
a afrontar un proceso de duelo", avanza la psicóloga Victoria Meléndez, quien el próximo miércoles 19 de diciembre ofrece una charla en el canal YouTube de Grupo ASV Servicios Funerarios, a las 19 horas, para enseñar algunas pautas de cara a saber llevar estas fechas. "Hablamos de un periodo, junto con los aniversarios, que más se notan las ausencias", explica esta sanitaria que pasa consulta en Torrevieja.
Doble síndrome de la silla vacía
Superar el conocido como síndrome de la silla vacía no es sencillo, coinciden los expertos. "En mi caso debo tener un doble síndrome", explica Mari Carmen, pues a la falta de su marido se une la de su familia, hijas y nietos, con los que, por precaución, prefiere no juntarse estos días.
La historia de Mari Carmen es la de la supervivencia; y no solo al coronavirus, cuyo contagio se produjo a la vez que su marido. "Y mira que habíamos tenido precaución toda la pandemia", avanza; "para no infectarnos íbamos a comprar cuando había poca gente, a las 2 y media de la tarde", asevera. Una precaución que llevaron al límite cuando dieron positivo "y pasábamos los primeros días en habitaciones separadas".
Separados pese a ser de esas parejas que hacían todo "juntos", "estábamos muy unidos, éramos dos, pero como si fuéramos uno", rememora ahora por teléfono. Tras 16 días ingresada, esta mujer sobrevivió al Covid pese a haberle diagnosticado una neumonía bilateral, de la que se sigue recuperando.
La muerte de un hijo
Sin embargo, el primer revés que pasó este matrimonio lo tuvo que afrontar Mari Carmen en solitario. Con dos meses de vida, su bebé Alejandro fallecía de muerte súbita. "Cuando fui a darle el biberón, mi niño estaba muerto y mi marido estaba en León trabajando", señala.
Paco era representante del calzado, por lo que se pasaba largas temporadas de viaje. Por eso Mari Carmen también ha tenido que "sacar las cosas adelante" en solitario varias veces con los problemas que ha tenido una de sus dos hijas con la estenosis pulmonar que le detectaron al nacer y que "casi acaba con su vida".
"La vida me ha enseñado a ser fuerte y sé que lo soy pese a que sienta que mi vida ahora es como un calcetín al que han dado la vuelta completamente", confiesa.
¿Cómo celebrar algo si no encontramos sentido a nada?
"Los psicólogos y expertos decimos que ninguna situación de duelo se resuelve huyendo", insiste la especialista Meléndez, "por lo que pedimos experimentar, compartir, hablar del tema". A su juicio, "tenemos que dejarnos sentir, fingir que no ha pasado nada no ayuda". Porque su trabajo consiste en derribar mitos instalados en la sociedad, como el de que las personas no deben de hablar "mucho de lo que les duele haber perdido a alguien porque entrarían en depresión".
Al final, lo que propone esta y otras expertas es "hacer un trabajo de afrontamiento porque hay que asumir que esto va a doler, de ahí viene la palabra duelo, pero tenemos que vivir para que no se cronifique".
Una Navidad diferente
¿Cómo? "Proponemos hacer una Navidad distinta ya que, como nada va a ser igual, hay que construir una nueva manteniendo las cosas que podamos y eliminando las que no nos ayuden". Una propuesta es juntar a toda la unidad familiar que está herida por la pérdida de alguien común. "Recomendamos una reunión donde hablen y que cada uno dé su opinión de lo que le da miedo como 'no me imagino sentarme en la mesa y ver que no está a mi lado' y así contribuir a romper tabúes, que de eso se trata".
Esa idea junto a otras como "crear espacios para tener presente a esa persona, como un brindis, contar anécdotas, hacer un reportaje de fotos para recordar algún momento bonito, o escribirle unas palabras". Y al emocionarse la gente, porque lo harán, "no nos habremos escondido y habremos hecho presente la unión de compartir ese dolor".
El duelo y los niños
Y, ¿los niños? Esta psicóloga, que también pasa consulta en el hospital Quirón, sostiene que los niños también deben participar en estos encuentros "y proponerles que hagan dibujos de ese familiar porque puede ser muy liberador". Cabe recordar que a los más pequeños de la casa "siempre se les intenta proteger" ante la muerte de alguien cercano y "así les perjudicamos porque no aprecian que la muerte es parte de la vida".
"Es importantísimo darles una explicación de lo que está pasando porque lo que no les digamos se lo acabarán imaginando a veces de la forma más absurda", prosigue Meléndez. "Porque los niños se enteran de todo y emocionalmente son más receptivos y lo que no les digamos con palabras, lo pueden entender con gestos".
El vaso medio lleno
Volvemos a Mari Carmen, una mujer que se define como "muy optimista". Pese a momentos inevitables que le recuerdan a Paco: "antes teníamos por costumbre sentarnos en el sofá a ver la tele y ahora cuando me siento, vuelvo la cabeza porque me da la sensación de que lo oigo respirar", asegura que prefiere "ver el vaso medio lleno". En su proceso del duelo ha llegado a la conclusión de que "el mejor homenaje que le podemos hacer a mi marido es el de vivir porque él ya no puede y le encantaba hacerlo", afirma.
"Yo tengo mucho menos futuro que pasado y necesito vivir el futuro que me queda". Mari Carmen concluye la entrevista deseando al que escribe que tenga "felices fiestas". Para ella también.