"Si me dices hace tres años que estaría alegando contra la energía solar, te diría que eso es imposible". Quien se expresa así es Antonio Martínez, el portavoz del Grupo Naturalista Heliaca de Monóvar que, junto con otros colectivos, se manifestaron este domingo contra la instalación de plantas fotovoltaicas en la sierra de Camara, en Elda. Se trata de la última protesta de ecologistas, vecinos y agricultores, tras las de Cataluña o Madrid, contra las megaplantas solares en terreno agrícola que han proliferado sobre todo este año.
Con pancartas de "Energía solar sí, atentado medioambiental no", unas 200 personas dijeron no a los planes de una empresa de destinar 50 hectáreas de este paraje a las energías renovables. "Defendemos que la fotovoltaica es absolutamente necesaria como parte de la solución a los problemas que tenemos", avanza este biólogo, "pero desde que se ha fomentado su implantación en el suelo, se ha fomentado la especulación, una burbuja con grandes inversores haciendo negocio cuando, para nosotros, en una manera de afrontar la crisis energética y el calentamiento global", avisa.
De hecho, se muestra contundente a este respecto: "Han cogido nuestra reivindicación de toda la vida y la han pervertido hasta el extremo", lamenta. "Es llamativo que en esta zona del interior de Alicante, donde antes había campos de golf y grandes infraestructuras para viviendas, ahora hay campos solares". Es decir, "los que antes veían negocio en una cosa, ahora en otra", añade.
Numerosos proyectos
Son numerosos los proyectos para destinar grandes superficies agrícolas a la producción de esta energía renovable en toda la provincia de Alicante, donde la reacción social no ha tardado en llegar. En Villena, por ejemplo, varios colectivos han alegado contra los planes de una firma alemana de instalar una planta de 65MW en 120 hectáreas.
Martinez explica que han podido analizar otros grandes proyectos de energía solar en la comarca del Medio Vinalopó, en emplazamientos que antes de la crisis del ladrillo iban a convertirse en viviendas. Como una en Elda, donde se proyectaron cuatro mil casas "y ahora reconvertido en huerto solar" o como otra en la localidad de Salina, donde se redactó un plan de dos mil viviendas y un campo de golf "y ahora es zona de campo solar", detalla.
Según detallan los promotores de la recogida de firmas, los proyectos en Elda abarcan las zonas de las faldas de la Sierra de Camara. con una superficie de 45 hectáreas, el monte de Bolón, de 460 hectáreas, el paraje de las Cañadas, con 240 hectáreas, y el monte de Bateig con una superficie de 355 hectáreas.
Impacto ambiental
"No hay fiebre de estas empresas por la transición ecológica, sino por ganar dinero. No lo vemos mal, pero esta cantidad de hectáreas es una salvajada", sentencia.
Pero ¿qué tipo de impacto ambiental pueden generar estas plantas fotovoltaicas? Le preguntamos. "Es verdad que el impacto podría considerarse como bajo porque no están emitiendo gases o humo", reconoce Martínez, "pero sí hay un impacto paisajístico, porque no es lo mismo poner 8 placas en un terreno que poner cientos de miles".
El problema, añade, es que estos huertos solares se están poniendo "muy cerca de espacios protegidos como la sierra de Salinas", donde las instalaciones fotovoltaicas "va a estar el límite de este espacio", como en la sierra de Tamara. El representante de Heliaca, entidad con 30 años de recorrido e incluida, desde hace poco tiempo, en Ecologistas en Acción, especifica que los animales que habitan estos terrenos en cuestión pueden ver alterada su alimentación.
"La mayoría de especies, sobre todo las aves, se alimentan en zonas aledañas a las forestales, en áreas de campeo", explica, "y si las transformas y además lo haces instalando vallas alrededor de las placas, haces que ese espacio de alimentación del cultivo tradicional se pierda". Por último, otro ejemplo de impacto en el medioambiente, apunta esta fuente, es un factor que no se suele mencionar, que los grandes huertos solares requieren grandes torres de alta tensión.
Legislación y transparencia
El auge de estas instalaciones de energía alternativa se ha topado con un cuerpo legal que no ha entrado en el terreno de los huertos solares. Las diferentes administraciones que actúan cuando una empresa solicita las licencias para la construcción de huertos solares no parecen que estén valorando negativamente el impacto ambiental que podrían llegar a producir.
"Vemos que falta planificación de ayuntamientos y de Conselleria para determinar el tipo de suelo", asegura Antonio Martínez, "porque igual que no puedes levantar una urbanización donde te da la gana, no existe una tipología de suelo destinado a este tipo de actividades, optando en muchos casos por incluirlos en suelo no urbanizable común", sostiene.
Y es que, una vez que solicitan y les aprueban el trámite de la evaluación ambiental, los colectivos ecologistas de la comarca echan en cara que la administración de turno, sobre todo los ayuntamientos, que no informen a la ciudadanía de los planes empresariales antes de la obligación legal de sacarlo a exposición pública 30 días. "Igual que los vecinos quieren saber si les van a poner una torre de alta tensión en su barrio, también quieren saber esto".