Cuando se piensa en Alicante, lo primero que se le viene a uno a la mente son las playas o su gastronomía, pero hay un área turística, quizá menos conocida, que merece la pena conocer. La Cueva de Adsubia (Adsubia), las del Canelobre (Busot), la Cueva del Rull (Vall d’Ebo), la de las Calaveras (Benidoleig), y finalmente la Cova Tallada (Jávea), pueden convertirse en una aventura para los amantes de la espeleología.
La Cueva de Adsubia o del Canelobre está situada en el Tossal de Llop, un área acampada y recreativa que hay en el pequeño pueblo de Adsubia (Marina Alta). De su interior, destaca una sala de 600 metros cuadrados que alberga grandes conjuntos de estalagmitas y estalactitas, su gran atractivo turístico.
El itinerario para visitar la Adsubia comienza a través de un pequeño corredor que da acceso al interior de la sala, con una pendiente escalonada hasta el fondo de la cavidad. Para la salida, hay disponible un recorrido alternativo, igualmente escalonado, que va subiendo por la ladera de la sala, hasta encontrarse con otro mirador. Dicen que su interior alberga “valiosos tesoros de origen natural”.
Actualmente, las visitas están paralizadas, pero el Ayuntamiento de la localidad ya está planeando volver a abrirlas al público. De forma excepcional, la cueva permanecerá abierta el día 4 de julio, y no es necesario coger cita previa para hacerlo. Es importante aclarar que la Cueva del Canelobre está en Adsubia y no debe confundirse con las Cuevas del Canelobre en Busot.
Las Cuevas del Canelobre, en plural, están situadas en la sierra Cabezón de Oro, en el término municipal de Busot. Los habitantes de la zona conocen el lugar como la “catedral más antigua del mundo, surgida de la naturaleza”, pues alberga una gigantesca bóveda, de 700 metros, similar a la de una catedral.
Las cuevas de Busot, situadas a 700 metros de altitud, son un magnífico ejemplo de cavidad kárstica. En su interior hay un espacio de más de 80.000 metros cuadrados al que se accede a través de un túnel de 45 metros. Las estalactitas, estalagmitas, columnas y medusas son su gran atractivo turístico, aparte de la bóveda, claro.
Una curiosidad es que durante la Guerra Civil española fueron utilizadas por el bando republicano como un taller de reparación de aviones. Los estudios datan que fueron los árabes los que la descubrieron, y hasta finales del siglo XX no se abrieron al público. Además, son un gran reclamo de aquellas personas amantes de la espeleología.
La entrada a las Cuevas del Canelobre no es gratuita, por lo que, se recomienda reservar a través de la página web de la oficina de Turismo de Busot previamente. Allí tienen información tanto de los precios como de los horarios.
En la Vall d’Ebo, una localidad con poco más de 200 habitantes, se encuentra la Cueva del Rull, una cueva con una longitud de 220 metros, y un desnivel de 19 m. La historia de la cueva es muy curiosa ya que no fue descubierta hasta 1919, cuando José Vicente Mengual, también conocido como el tío Rull iba de cacería en compañía de su perro.
Fue entonces cuando el can vio un conejo que intentaba meterse por un agujero. Al día siguiente, el tío Rull volvió al lugar e intentó sacar unas piedras del agujero con la sospecha de que allí habría más conejos. Finalmente, descubrió que el interior escondía un gran sótano, denominado posteriormente como la Cueva del Rull.
La cavidad está desarrollada en conglomerados calcáreos de entre 5 y 23 millones de años, y en su interior se pueden apreciar estalagmitas, estalactitas, coladas y banderas, entre otros.
Para acceder a las inmediaciones hay que hacerlo desde la carretera de Pego en dirección a La Vall d’Ebo. Después, atravesar el núcleo urbano y continuar 1,5 kilómetros en dirección a La Vall d'Alcala, y allí está la entrada de la cueva. La información sobre los horarios está disponible en la página web de Turismo de la Vall d’Ebo.
La Cueva de las Calaveras está situada en la localidad alicantina de Benidoleig. La cavidad cuenta con más de 900 metros de longitud. La gruta destaca por sus techos altos y se divide en dos zonas principales, una zona inundada y otra seca.
Fue descubierta durante una expedición espeleológica realizada en el siglo XVII, en la que se descubrieron los restos de doce personas en su interior.
En su interior destaca la presencia de estalactitas, estalagmitas, algunas cúpulas, así como también fósiles y restos de huesos. Un dato curioso es que en ella se han encontrado restos que demuestran que en su interior vivieron individuos de la especie de los Hommo Sapiens.
Entre los municipios de Dénia y Jávea se encuentra la Cova Tallada, una impresionante gruta excavada al pie de los acantilados en el interior del cabo de San Antonio. La zona no tiene un fácil acceso y desde la Generalitat avisan incluso de que la entrada es peligrosa.
Sin embargo, la belleza que ofrecen sus 400 metros de recorrido a través de diferentes salas y galerías, algunas de ellas parcialmente inundadas, son algo que merece la pena visitar.
La zona no era muy conocida, pero con el tiempo se ha ido masificando por lo que para visitarla en verano hay que hacerlo tras previa reserva. Los que la conocen saben que este lugar es todavía más bello en temporada baja, cuando se puede disfrutar de la belleza de sus “lagos interiores” en silencio.
Hubo un tiempo en el que la Cova Tallada era una importante cantera de piedra tosca. Algunos de los monumentos históricos más importantes de la zona como la iglesia de Sant Bartomeu o el castillo de Dénia se construyeron con piedras procedentes de la cueva.
Circula un rumor sobre la Cova Tallada que dice que esta sirvió de escondite para los submarinos durante la II Guerra Mundial.