Con notable contestación por parte de ciertos sectores de la Fiesta -que cuestionan la inversión de esfuerzo en otra ciudad, cuando nada se ha hecho por recuperar el espíritu foguerer en nuestras calles- y poca oportunidad a la hora de elegir unas fechas, en las que todos nos encontraremos en la resaca fallera, se conoció que en marzo se plantará una hoguera en Zaragoza.
Será entre el 24 y el 27 de dicho mes, dentro de un programa de actividades que, de haberse celebrado en nuestra capital durante Navidad, hubiera levantado el espíritu de las alicaídas comisiones. Se ve que llevar nuestras fiestas a otras ciudades se encuentra fuera de cualquier limitación. Cosas veredes…
Todo ello nos permite recordar las ocasiones en las que las Hogueras de Alicante se expresaron allende las fronteras locales. La primera vez se produjo en 1934, cuando en una plaza de toros de Madrid se plantó una foguera para celebrar un festival en dicho recinto, y tras el mismo se desmontó y trasladó a nuestra ciudad, llevándose un polémico primer premio.
Pasarían casi seis décadas, hasta que con motivo de la Exposición Universal de Sevilla 92, una elegante obra realizada por Paco Juan fue el epicentro de las Jornadas de Convivencia de bellezas. Sería todo ello una especie de ensayo, para una política expansiva que se promovería a partir de 1997.
Fue bajo la Presidencia de Andrés Lloréns en la Comissió Gestora, cuando en mayo de 1997 se apueste por la plantà de una foguera como epicentro de las Jornadas de Convivencia de bellezas, que en aquella ocasión se ubicó en la plaza de Santa Ana, partiendo hasta allí un desfile desde la Plaza Mayor, y teniéndose que desmontar la foguera y devuelta a Alicante. La costumbre de no poder quemar, nos seguía.
Desde entonces, recordemos las ciudades elegidas en esta política de promoción; Oviedo (1999), Málaga (2000), Valladolid (2001), Logroño (2002), León (2003), Castellón (2004), Burgos (2005), Granada (2006 y 2011), Murcia (2007), Almería (2008), Ciudad Real (2009), Guadalajara (2010), hasta que la crisis económica obligó a suspender esta actividad.
Y hay que decir que fue en tierras castellanas donde esta experiencia albergó más interés, aunque recordemos que en la primera visita a Granada se alcanzó un éxito resonante. Fueron unos límites que se quisieron traspasar ‘a lo grande’, con la idea de exportar las hogueras a ciudades europeas como Gotteborg, Lisboa o Lyon, entre 2016 y 2018.
De poco sirve que los medios alicantinos que viajen allí se hagan eco, si la repercusión buscada, jamás se produce. Esperemos que, pese a lo inoportuno del anuncio, el resultado obtenido revierta el escepticismo generado.