A falta de un último periodo de reservas (de septiembre a diciembre), puede decirse ya que la segunda edición del bono viaje Comunidad Valenciana ha vuelto a ser un éxito. Durante la primera mitad del año las reservas se han incrementado un 64 % (26.000 frente a 15.800), y la intención del secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, es prolongar la medida, dotada con 15 millones de euros, al menos un año más.
El sector turístico da por hecho que el Ejecutivo autonómico mantendrá el programa en un año electoral. El foco será el mismo públcio objetivo: ciudadanos empadronados en la región que reserven en uno de los dos periodos de la tempoarad baja, con una subvención de hasta el 60 % en función de los días que pasen en el destino. Este último cambio se introdujo en el año 2022, con el objetivo de que la oferta no solo se desestacionalizase en fin de semana, sino que los turistas hiciesen viajes más largos.
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La idea, sin embargo, no ha funcionado. La gente prefiere sacrificar un 10 o 20 % de bonificación y limitarse a viajar en fin de semana. La práctica totalidad de los paquetes reservados con el bono viaje Comunidad Valenciana son de este estilo, lo que ha motivado que algunos subsectores de alojamiento, como los hoteles, pidan potenciar "otro tipo de enfoques" para tratar de captar un público distinto.
Un buen ejemplo, según comentan fuentes de la patronal de Benidorm (Hosbec), serían los jubilados, personas que tienen una mayor disponibilidad para tomarse unos días entre semana. En este sentido, los hoteles reclamarán una "mayor incidencia en la promoción" en este grupo de edad, con el objetivo de que conozcan las ventanas del bono.
El gran problema que tiene que sortear esta estrategia es precisamente la barrera tecnológica. Realmente tramitar la ayuda no es complicado, pero sí requiere un certificado digital y ciertos reflejos porque los bonos se suelen agotar en cuestión de horas. El reparto de este año ya ha dejado una enorme lista de espera, algo normal teniendo en cuenta que los porcentajes de bonificación son muy generosos (los que más de España, de hecho) y, por lo tanto, las unidades son limitadas.
Un hueco en el Imserso
La idea de tratar de captar a un público jubilado sería además paralela a un previsible declive del progtrama del Imserso, después de que destinos como Benidorm le hayan declarado la guerra por el anuncio de la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, de congelar un año más los precios.
Los hoteles ya consideraban inasumibles las tarifas que se pagan por los paquetes del Imserso (unos 23 euros por persona y día, en régimen de pensión completa), pero el empeño del Gobierno de mantenerlas en un ejercicio con una inflación desbocada ha sido la gota que ha colmado el vaso. Así las cosas, es posible que se abra una nueva vía de mercado a partir del año que viene, si finalmente los hoteles ejecutan su boicot.
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El gran problema es, por supuesto, el presupuesto. Los 15 millones de euros de dotación con los que ha contado hasta ahora el bono viaje no permiten hacer sombra al Imserso, y mucho menos teniendo en cuenta que las aportaciones de la Generalitat pueden llegar hasta los 600 euros por viaje.
¿Deberían introducirse más condicionantes para recortar las ayudas y que más personas pudiesen disfrutar de la subvención? Algunos empresarios opinan que ese debería de ser el futuro del programa: que el bono viaje suponga un empujoncito para viajar, no pagar la mayor parte de la reserva en hoteles de lujo. De mometno no parece que la Administración vaya a hacer cambios tan profundos en un proyecto que hasta ahora ha funcionado muy bien. Habrá que ver después de las elecciones.