La amenaza que sobrevuela desde hace meses a la hostelería por la falta de camareros y otros profesionales parece que ha pasado a ser una realidad esta Semana Santa: algunos hosteleros denuncian que se verán obligados a reducir mesas disponibles en las terrazas e interiores al carecer de profesionales para servir. Sindicatos como CCOO., por su parte, lo niegan y aseguran que el problema son las condiciones laborales.
La inminente llegada de esta festividad ha avivado la queja de la hostelería con respecto a la falta de personal, un problema endémico que, durante semanas como esta obliga a los hosteleros a "quitar mesas" o reducir, para poder atender su demanda pese al déficit de personal de sala o de cocina.
Ya levantó revuelo hace un par de semanas la propuesta de la patronal Hostelería de Cádiz de contratar un contingente de trabajadores marroquíes para paliar la falta de camareros en España en la temporada alta de verano.
[Quique Dacosta, 3 estrellas Michelin, no encuentra personal: "¿No puede ayudar la Administración?"]
En el caso de la provincia de Alicante, las previsiones apuntan a un 90 % de lleno en los bares, una ocupación que no van a poder atender porque "no hay personal", según ha explicado en declaraciones a Efe la vicepresidenta de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Alicante (Apeha), Irene Mas.
La búsqueda de estos profesionales es "muy complicada", un "problema muy serio" que recorre toda España, lo que empuja a los hosteleros a buscar la forma de adaptarse a él.
Así, y pese a las "cifras de récord" que va a lograr el sector durante esta semana, el presidente de Hostelería de España, José Luis Yzuel, reconoce el problema que supone la "falta personal" para estas fechas, que obligará a los hosteleros a "ajustar horarios y oferta" para solventar la dificultad.
Lo cierto es que llueve sobre mojado, porque el verano pasado, el primero sin restricciones sanitarias, la mitad de las vacantes en hostelería quedaron desiertas y dos de cada tres empresarios afirmaron tener dificultades para encontrar empleados más allá de la temporada alta, según una encuesta de su patronal.
¿Qué pasa en las agencias de empleo?
En Sevilla, el director de Adecco Hostelería en Sevilla, Rafael Toribio, afirma que esta Semana Santa tienen más de 200 candidaturas de empresas del sector de la hostelería y que, de ellas, no se cubrirá el 70 %.
Toribio confiesa que hay un "déficit terrible" de personal en la hostelería y, en parte, lo atribuye a unas condiciones muy marcadas por la estacionalidad.
Yzuel se queja de que "las oficinas de empleo no proporcionan gente" disponible para trabajar en el sector, y defiende que las condiciones de los contratos son de "exhaustivo cumplimiento".
En el interior, en Soria, la vocal de Alojamientos Turísticos de la Agrupación Soriana de Hostelería y Turismo (Asohtur), María Victoria Marco, se lamenta de que, para ajustarse a la falta de personal, tendrán que "librar" cuando "venga otra vez el bajón" de afluencia.
Además, el hecho de que se trate de un pico de dos días festivos más un fin de semana dificulta la búsqueda de soluciones tan coyunturales y pone sobre la mesa el problema estructural al que se enfrenta el sector.
La otra cara de la moneda
El sindicato Comisiones Obreras (CCOO), por su parte, niega que exista ningún problema de falta de personal en la hostelería y critica las condiciones laborales y salariales en las que se encuentran los trabajadores.
El sindicato ha recurrido a los datos de la afiliación a la Seguridad Social para demostrar la inexistencia de ese problema, unas cifras que, según han indicado, muestran que en 2022 ha habido 1.352.782 personas trabajadoras por cuenta ajena contratadas en el sector, lo que supera en un 0,53 % la afiliación media de 2019.
Turnos partidos, dificultad para conciliar la vida laboral y la familiar y ausencia de fines de semana para descansar son las "deficientes" condiciones laborales a las que se enfrentan los camareros y que les empuja a "optar por trabajar en otros sectores", han indicado desde el sindicato.
Todo esto, impulsa el giro de una moneda de dos caras protagonizada por los hosteleros -que denuncian la falta de personal- y el propio personal -que reivindica unas mejores condiciones- en un problema que, previsiblemente, detonará con más fuerza con la llegada del verano.