Con voz pausada, ritmo sosegado y decidido, Héctor Cuadrado responde por teléfono a las preguntas de EL ESPAÑOL De Alicante después de proclamarse campeón de Europa de billar artístico en la 48º edición celebrada en Gandía, en una modalidad que España no lograba desde que el doble campeón mundial y todavía jugador en activo, Xavier Fonellosa, se hiciera con esa gesta. Y de eso han pasado 27 años.
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Cuadrado, nacido hace 34 en Elche y natural de la vecina Crevillent, lleva 15 en Apt, una pequeña localidad al sur de Francia entre Mónaco y Montpellier donde se fue por amor a su chica Cinthia, y a juzgar por cómo habla de ella, sigue muy enamorado. Y es que, como explica, ella está siendo un apoyo "fundamental" en sus éxitos deportivos. "Es muy comprensiva", dice tras enumerar las "muchas horas de entrenamiento" que le mantienen alejado de casa.
A 30 kilómetros, en concreto, está el club de billar Cavaillon donde hay una sala específica que le han cedido con aire acondicionado y le han comprado un billar específico para él. "Me tratan muy bien", resume. Y todo, gracias a ganar el campeonato master invitado por Francia. Desde entonces, ha percibido "un respeto enorme" del país, que le considera un campeón de los suyos -tiene la doble nacionalidad, española y francesa- aunque él matiza que se considera "valenciano y español".
Su integración en Francia es total. Allí marchó para estar con su novia, a la que había conocido poco antes en Murcia y al final su tío le dijo que si se quedaba allí, le daba trabajo y casa. "Me vino bien porque iba a empezar la crisis en España, así que me adelanté un año", dice entre risas. Comenzó en la cadena de supermercado Fresh como empleado de base y poco a poco, con constancia y ritmo decidido, ha escalado hasta ser el gerente. "No tengo estudios", matiza.
Una modalidad de gran dificultad
Con él descubrimos la modalidad del billar artístico, "el más espectacular de todas las disciplinas", agrega, "más que el americano", que es el conocido por el público medio. "Todo el mundo ha jugado alguna vez en un bar y cree que meter la bola en los agujeros es simple, pero cuando nos ven a nosotros jugar se dan cuenta de que tenemos más mérito", asegura.
En el billar artístico hay 100 figuras, "los dos jugadores juegan las mismas figuras y cada figura vale entre 5 y 10 puntos", explica. "Es como un combate de boxeo, si tiras la figura sumas puntos... lo bonito es cuando ambos hacemos puntos hasta el último set", hay 20 en total, "y hay mucha tensión".
Al final, como bien sabe él, "el que tenga más temple se suele llevar el partido". Y es que, es tanta la complejidad del juego, con golpes específicos como el de saltos, retrocesos o mate de bola, que solo reúne a dos centenares de jugadores federados en todo el mundo.
Gestión emocional
Frente a la tensión, el billar artístico requiere de "saber respirar bien, controlar las emociones, no precipitarse en actuar y guardar la calma", enumera con ese ritmo pausado y sosegado con el habla -y juega-, "es un juego en el que hay que analizar bien por qué has fallado el golpe y por qué lo has hecho de tal forma", esgrime.
Unos requisitos que bien podrían valer para su vida, para su día a día. "Y tanto que sí, gracias al billar artístico, he aprendido a no tomar decisiones precipitadas con mis trabajadores en el supermercado", comenta. "Si una persona no ha trabajado bien un día o si no te llega el género a tiempo, esto ayuda a saber actuar", defiende.
Y hablando de aprendizajes... Héctor Cuadrado confiesa que no lleva tanto tiempo, como cabría pensar, en el mundillo del billar artístico. Comenzó, de hecho, al poco de instalarse en el sur de Francia, desde donde viajaba a Cataluña cada vez que su padre Juan Carlos se desplazaba allí -es una autonomía con mayor tradición- a jugar. De tanto ver a su padre se le debió de quedar impregnada la técnica porque fue acercarse a probar al club Cavaillon "y desde el primer momento se me dio bastante bien; en pocos años empecé a ganar títulos".
Pasar de cuartos
Títulos como el del campeonato de España por partida doble, "he sido seis o siete veces campeón de Grand Prix de España" o los clasificatorios de Francia, haciéndose con el campeonato a nivel individual en 2015 y por equipos dos veces. Pero hasta la semana pasada, nunca había pasado a semifinales en el campeonato de Europa.
"Como a la selección nacional de fútbol, siempre me quedaba en cuartos", afirma. Y eso que "llevo varios años a un buen nivel, siempre en el top 12 pero por una figura, por un punto o por un centímetro, el partido de cuartos se me iba...", añade. "Aunque en esta ocasión no ha sido así y me he llevado el oro".
Y ahora, ¿qué? En otoño de ese año se celebra el campeonato del mundo "y aunque sería increíble lograrlo, mi próximo reto es soñar con que me lo llevo", explica este crevillentino. ¿Y se gana mucho con esto del billar artístico? Le preguntamos.
"Hace muchos años sí que había jugadores que podían vivir de esto porque había muchos campeonatos, en Francia Canal + apostaba por ello... pero hoy en día solo da para ganarte un dinerico", responde. "Afortunados son los que como yo tienen varios patrocinadores que te hacen ahorrarte el material y los viajes", aduce.
"Y por ello me gustaría pedirte que saliera en el artículo mis sponsors", ruega. Cómo decirle que no a un campeón de Europa... et voilà!: 'Longoni cues' (marca de tacos italiana líder en el mundo), 'Kamui tips' (marca japonesa de las soletas -el cuero de la punta con la que golpean la bola-), Paños HRD (marca de paños y tapetes española) y Billares Cuevas en Alicante.