Alicante

La primera consecuencia del desastre de temporada del Hércules no se ha hecho esperar. El club alicantino ha anunciado este miércoles un golpe de timón en la gestión del club. El propietario del Hércules de Alicante, Enrique Ortiz, ha llegado a un acuerdo con Luis Castillo García para que el empresario alicantino asuma la presidencia del consejo de administración a partir de la próxima semana.

El actual presidente, Carlos Parodi, desaparece de la ecuación y se convierte en la primera pieza sacrificada. Luis Castillo, de 55 años, es presidente de la patronal hotelera de la provincia de Alicante (APHA) y cuenta con una amplia experiencia en la dirección de clubes deportivos, ya que fue presidente del Lucentum de baloncesto en la época más laureada de la entidad lucentina en la primera década del presente siglo. También fue testigo directo, posteriormente, del hundimiento del club por las numerosas deudas contraídas.

El próximo 10 de mayo, Luis Castillo ofrecerá una rueda de prensa en la que ofrecerá detalles de su proyecto que significa, según señala el club en su comunicado, "la apertura de una nueva etapa en la entidad".

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"Castillo asumirá el control absoluto de la gestión institucional y deportiva del Hércules Club de Fútbol, con autonomía en todos los niveles de decisión y con el propósito de establecer un nuevo rumbo en el club blanquiazul", añade la nota.

El acuerdo de gestión recoge que Castillo asuma las riendas de forma inmediata para planificar la próxima temporada "de forma que permita al club cumplir con sus objetivos competitivos y garantizar su sostenibilidad económica".

Aficionado herculano

El futuro presidente del Hércules tiene un pasado ligado al club alicantino desde siempre. Fue presidente de una peña durante los 90 y, además, impulsor y presidente de la asociación de pequeños accionistas del club blanquiazul, colectivo que llegó a hacerse oír y a contar con presencia en los primeros consejos de administración previos a la llegada de Enrique Ortiz.

El golpe de timón y la cesión del control absoluto de la gestión institucional y deportiva a Castillo recuerda al movimiento que en el verano de 2011 realizó Ortiz con otro empresario alicantino, Perfecto Palacio.

Aquel experimento, que tuvo lugar tras el descenso de Primera, comenzó bien y revitalizó al club a nivel social y deportivo, pero acabó mal al no gozar Palacio de la independencia que se le había prometido, por lo que acabó dimitiendo.