La salida de Fran Escribá del banquillo del Elche ha dejado un hueco enorme que se está haciendo imposible de llenar. No acierta el propietario del Elche, Christian Bragarnik, a encontrar un relevo para el valenciano en una tarea que le está siendo más complicada de lo que intuía. Ya sea por recelo al proyecto, por cuestiones económicas o por las dos cosas, el Elche sigue sin entrenador. Y así continuará, como mínimo, hasta el próximo martes, por lo que el equipo estará dirigido desde el banquillo ante Osasuna por un técnico de la casa.
El empresario argentino, en un almuerzo con los medios que siguen la actualidad del equipo, ha desvelado que el acuerdo con Pablo Machín se rompió en la mañana de este jueves al detectar dudas en el entrenador. El argentino, obsesionado por fichar a un entrenador más táctico que carismático, quiere un técnico convencido del proyecto que hereda y Machín tenía algunas dudas.
Algo similar sucedió con Francisco, exentrenador de Girona y Huesca, quien a ojos del propietario del Elche tampoco parece convencido del proyecto deportivo. Así las cosas, el argentino, que descarta fichar a un entrenador con contrato en vigor o de Segunda División, tiene previsto reunirse en las próximas horas con dos preparadores con experiencia en Primera.
Uno de ellos, según anuncia Cope Elche, es Albert Celadas, exseleccionador sub-21 y exentrenador del Elche. A la subasta se une un argentino, Eduardo Berizzo, ex de Celta, Athletic Club y Sevilla, si bien el técnico, que dejó de dirigir a Paraguay hace un mes, prioriza, por motivos de salud, entrenar selecciones y no equipos. No está en la lista Paco Jémez, cuya personalidad tan acusada se considera contraproducente en estos momentos.
Ni al pasado ni al extranjero
Queda descartada para Bragarnik la vía extranjera en el sentido de entrenadores sin experiencia en España. Es el caso de Hernán Crespo, representado por el propietario del Elche. El dirigente entiende que el equipo necesita un liderazgo inmediato y la llegada de un técnico foráneo, como consecuencia de los procesos de validación de su licencia, demoraría su llegada.
El dirigente está tan confuso que no descarta una solución casi desesperada: el regreso de Jorge Almirón. El técnico, despedido el pasado año tras una racha de 16 partidos sin ganar, no terminó de cobrar su contrato, por lo que Bragarnik entiende que no sería una operación cara. El dirigente le reconoce errores de bulto en la gestión del vestuario y en el día a día del club, pero asegura que es un buen entrenador y que en los meses en los que estuvo al frente del equipo y los resultados acompañaron comenzó a poner la semilla de algo grande.
El propietario del Elche, por último, descartó tener nada contra el anterior entrenador Fran Escribá y recordó que fue él quien lo fichó y lo renovó a finales de la pasada temporada tras lograr el ascenso.
Según el argentino, que fue comprensible con los reproches del valenciano en su despedida, la mejor prueba de que su destitución no fue premeditada es que aún no ha encontrado su relevo. Bragarnik insistió en que nadie se juega más que él en este proyecto del Elche y confió en elegir bien y contar con esa pizca de suerte que siempre ha tenido a lo largo de su trayectoria profesional.