Alicante

Es un jugador entre 10.000. De entre los cerca de 500 equipos que forman las principales categorías de fútbol profesional (Primera y Segunda) y semiprofesional (Primera, Segunda y Tercera RFEF) de España, con cada club con 25 deportistas en sus filas, no hay ninguno con tanta experiencia como el alicantino Luis Ortiz, quien ha decidido colgar las botas tras tres décadas pegado al balón.

Un dolor en una de sus rodillas es una de las principales razones de su adiós, que dejará una huella imborrable por los campos de la provincia, de los que conoce cada pulgada. Ayer se despidió a través de un comunicado de su club, el Jove Español de San Vicente, con el que rozó el ascenso a Segunda RFEF el pasado 22 de junio tras una final que amargó lo que podría haber sido un punto final de ensueño para 'Luisito', como le llamaban sus compañeros.

"Este último año ya no podía más. Me dolía mucho la rodilla. No tenía sentido seguir forzando la máquina", afirma a EL ESPAÑOL de Alicante. Su primer día como exfutbolista lo define como "muy emocionante" por los mensajes recibidos, de los que se muestra "muy agradecido".

Su largo viaje futbolístico comenzó en el Alicante, un campo al que iba a jugar a la pelota desde pequeño con su pelo largo, característica que le valió el mote de 'El Inido'. En ese césped dio sus primeros pasos como jugador cuando su talento fue rápidamente reconocido por el entrenador José Bordalás, actual técnico del Getafe, quien le hizo debutar en Tercera con 17 años.

Ortiz recuerda al preparador alicantino "con mucho carácter; sus equipos siempre van al 110 %, pero luego tiene toques de gracia, la verdad es que lo pasé muy bien y tengo un gran recuerdo".

Carrera movida

El veterano defensa ha tenido una carrera movida, jugando en numerosos equipos. Tras el Alicante pasó por el Hércules Promesas y su filial, el Jove Español San Vicente, antes de regresar al Alicante, donde ascendió a Segunda.

Siguieron etapas en el Pinoso, Villajoyosa, donde ascendió a Segunda B con Luis García Plaza, actual entrenador del Alavés, y el Novelda. También jugó en el Xàtiva, el Eldense, y el Crevillente Deportivo, el Almoradí y en el Jove de nuevo. En este último encontró estabilidad y ha defendido sus colores durante los últimos ocho años.

Homenaje a Luis Ortiz por sus 600 partidos en Tercera. FFCV

"He tenido la suerte de cruzarme con grandísimos entrenadores, algunos que llegaron a Primera División y otros que no, pero todos dejaron una marca en mí. Siempre guardaré buen recuerdo de todos ellos, de todos los compañeros, de todos los rivales y de todos los equipos que he estado", resalta.

Una cosa que no ha cambiado por el hecho de soplar más velas es su gen ganador. "El deporte es competir. Está claro que cuando pierdes no lo llevas bien. Aun con mi edad, cuando perdía me enfadaba siempre. Toda la vida me cabreaba muchísimo. Soy competitivo, pero también tienes que saber perder igual que tienes que saber ganar. Al final, los años te enseñan a gestionar eso", reflexiona.

Fortaleza física y mental

Además de la constancia, afirma que su fortaleza, tanto física como mental, es lo que le ha permitido sobreponerse a los baches del camino. Siempre he sido muy fuerte físicamente, pero también mentalmente. Si no te cuidas, no puedes llegar a jugar tantos años".

La mentalidad competitiva y el hambre adquiere otra dimensión en categorías en la que los salarios no dan para vivir del fútbol y en la que hay que entrenar casi todos los días de la semana y jugar cada fin de semana. "Tienes que compaginar el trabajo y los hijos, que tengo tres. Es muy difícil llevarlo todo si no eres fuerte mentalmente, porque también dejas de hacer cosas bonitas. Te pierdes bodas, cumpleaños, viajes..."

Luis con su familia tras un partido. Cedida

Ortiz ha hecho malabarismos para compaginar deporte, trabajo y familia. Más aún si cabe teniendo en cuenta las características de su profesión desde hace una década, en la que entra a trabajar a las 4:00 de la mañana y termina a la 1: 30 del mediodía. "Luego voy a casa, como, intento descansar un poco y después, a entrenar", explica.

En el epicentro de este delicado equilibrio se encuentra su familia. "Sin mi mujer no hubiese podido seguir. Ella ha sido mi apoyo fundamental, haciéndose cargo de los niños y la casa la mayoría del tiempo", reconoce. 

Después de haberlo visto todo en el deporte, Ortiz está convencido de que "es vida. Te mantiene físicamente bien, te hace competitivo y te enseña a ser compañero. Es lo más bonito que hay", sostiene de cara a los jóvenes y no tan jóvenes que hagan o quieran comenzar en una disciplina.

Él mismo ayudará a otros jugadores en su nueva etapa, esta vez fuera del campo, ya que seguirá vinculado al Jove Español aportando sus conocimientos a un club al que está "muy agradecido".