Llevan tres años girando por el mundo llevando Alegría. Se llaman Pablo Gomis y Pablo Bermejo, son de Alicante y Murcia, y se encargan de crear las risas en el espectáculo más conocido del Cirque du Soleil en el momento en que la compañía reivindicaba la vuelta de la ilusión tras la pandemia.
Y todo empezó con unos trajes. "Nos enseñaron unos diseños de vestuario y nos dijeron que vosotros vais a ser aristócratas", recuerda Gomis. Es un caluroso mediodía antes del estreno de la función y ambos van con ropa cómoda mientras atienden a la prensa. Ese contraste recuerda al impacto que tuvieron cuando recibieron esta propuesta.
La compañía canadiense sabía en quien confiaba para que crearan los momentos de humor en su nueva versión de Alegría. El alicantino estuvo seis años en el montaje anterior y su amigo murciano otro. Luego ambos siguieron trabajando en La Nouba, un espectáculo del Circo del Sol para el Disney World Orlando, para el que escribieron dos números.
Desde este martes vuelven a su casa para hacer la temporada de verano en la ciudad de Alicante. "Sabían que podíamos crear cosas, que no solo ejecutábamos sino que éramos creadores", prosigue Gomis. Y eso, como cuenta Bermejo, lo valoró Daniel Ross, el director creativo, "y nos propuso al equipo para ser nosotros los que fuéramos los encargados de los números".
Un encargo que les entusiasmó porque "es mucho más interesante que estar repitiendo cosas que ha hecho otro, adaptándolas a ti. Es mucho mejor hacer algo tuyo y te pone con ganicas". Aunque ese no siempre fue el plan, como revela Bermejo, "de hecho iban a recrear el original. Pero después cambió y dijeron, no, no, creación nueva. En cuanto dijeron eso dijimos, maravilloso".
El trabajo hecho de cuatro meses a principios de 2019 en Montreal es ejemplo del cambio que supone esta versión respecto a la anterior, que no llegó a pasar nunca por Alicante. "No tiene nada que ver una cosa con la otra", cuenta Gomis sobre su parte del espectáculo que se puede ver hasta el 1 de septiembre en la avenida Costa Blanca de la playa de San Juan.
Del clásico al neoclásico
De eso fueron conscientes en el mismo momento en que vieron el diseño del vestuario que les habían preparado. "En el anterior Alegría, éramos payasos con zapatones, nariz, pelucas. Era una cosa muy de payaso clásico, casi de dibujos animados", explica el alicantino. "Aquí, entre comillas, es algo más naturalista, más realista. A pesar de que es fantasioso, pero es un vestuario que recuerda al rollo Mozart".
Una evolución que agradeció especialmente Bermejo. Si aquella primera etapa seguía la escuela de representación de payasos con la cara totalmente pintada de blanco, en esta "es mucho más llevadero". Aquella anterior podía llevarle hasta tres horas, confiesa risueño: "Había hecho trabajo sin pintarme y cuando llegué ahí, tenía todo un mogollón de maquillaje. Lo pasé mal. Odiaba el maquillaje. Ahora ya lo llevo mejor".
Gomis, que llevaba más tiempo metido, destaca el cambio que supone entrar en la mayor compañía de circo del mundo: "Al principio cuando entras en Circo del Sol es un poco shock y es demasiada información y demasiadas cosas".
Centrados en hacer reír
Entre ellas, como tercia Bermejo, es que si en España lo habitual podían ser quinientos espectadores en una función, en las del Cirque du Soleil se aumenta hasta los dos mil quinientos. Y eso tiene muchas ventajas.
En España "no solo haces teatro, tienes que cargar, descargar, conducir el camión… Arreglar el vestuario… Poco a poco tienes que llevar las luces y el sonido". En cambio, al ser las caras visibles de Alegría, incluso en su publicidad por el mundo, cambia: "Aquí lo único que tienes que hacer es maquillarte y hacer tu trabajo".