Navidad de 1943. Un padre escribe un cuento para que su hijo tenga un regalo el día de reyes. Se llama Cipriano Salvador y está en la prisión de El Dueso cumpliendo condena por un delito que no ha cometido. Casi ochenta años después, una editorial valenciana recupera ese trabajo y lanza una campaña de micromecenazgo para restaurarlo y publicarlo.
Llibres de l'Encobert cuenta el drama que hay detrás de esta historia de un padre que apenas conoce a su hijo porque fue encarcelado cuando este era un bebé de pocos meses. Salvador, pintor y escritor republicano, fue condenado bajo la acusación de hacer desaparecer el retablo Santa Ana, la Virgen, Santa Isabel, San Juan y el niño, de Fernando Yáñez de Almedina.
La edición corre a cargo de López Camarillas, recoge Efe, un profesor valenciano que en 2020 desveló que Salvador había sido encarcelado por una corruptela entre un sacerdote y el director del Prado al acabar la guerra civil. Camarillas ha matizado que el cuadro que supuestamente había destruido Salvador, en realidad lo salvó de ser quemado, resultando ser la Santa Generación del Museo del Prado.
La ilusión y esperanza que Salvador volcó en las Navidades de 1943 para sorprender a su hijo conformaron El Premio. Con ese título convenció a otros presos para diseñar dentro del penal de El Dueso un álbum ilustrado siguiendo las propuestas del también encarcelado dramaturgo Cipriano Rivas Cherif, cuñado de Azaña.
El libro
Igual que Cipriano Salvador quería hablarle a su hijo directamente mediante un libro, desde la editorial pretenden recuperar la que consideran "la lección de El premio, en el cuento y en la vida real: fue la necesidad de la solidaridad entre iguales para sobrevivir". Por eso animan a que la gente participe en la campaña abierta en Verkami para "que su mensaje no se apague en las tinieblas del tiempo".
En su presentación explican que, al estilo de la época, la obra elige el verso para contar con una chispa de humor la convivencia en una escuela de animales muy diversos. Y ya adelantan que Salvador dejó caer varias moralejas: aprovechar la escuela, ser solidario y no hacerse poeta.
El diseñador Willie Kaminski se encargará de la maquetación y la restauración del manuscrito original. Un trabajo para el que respeta el trabajo del dibujante, el calígrafo y el colorista. De hecho, para facilitar su lectura, cada página del cuento irá acompañada a su izquierda de su transcripción. El propósito que se hacen es que la edición sea en tapa dura con las páginas a color para reproducir en formato 23 x 21 centímetros el trabajo hecho en aquellas duras condiciones. Y así "ocho décadas después, explicar la historia de estos hombres y hacer justicia".