Una silueta de enormes torres de apartamentos que se recorta contra el mar es lo primero que se puede ver desde la Autovía del Mediterráneo, la que recorre de norte a sur el litoral valenciano, cuando se entra en la comarca alicantina de la Marina Baixa.
Es la inconfundible estampa de Benidorm, una de las ciudades con mayor densidad de rascacielos del mundo, solo por detrás de Nueva York. Benidorm ejerce de capital turística de la Costa Blanca, y suma cada año (sin pandemia) más de diez millones de pernoctaciones.
Sus números, de hecho, desafían los de un municipio con un padrón de menos de 70.000 personas censadas: más de 200 hoteles, 60.000 camas y una población que en un verano normal puede rozar tranquilamente las 400.000 personas.
Su pasado está íntimamente vinculado al boom turístico de los años 60, y, más concretamente, a un concepto novedoso que los detractores denominan turismo de masas mientras los partidarios hablan de "democratización de las vacaciones".
La ciudad se ha convertido en una meca de peregrinaje para millones de ingleses cada año, que la consideran su segunda casa. Hay incluso un barrio, llamado cariñosamente por los residentes 'zona guiri', donde un inglés puede pasar dos semanas sin hablar una palabra de español.
Sin embargo, ¿cuál es la historia del nombre de Benidorm? ¿De dónde viene su topónimo? Lo primero que llama la atención es el prefijo 'Beni-', que es habitual en muchos pueblos de la Comunidad Valenciana. Se trata de una fórmula que proviene del árabe, en concreto de 'Bani', y que quiere decir "de los hijos de".
De este modo, y atendiendo a una traducción gruesa, la ciudad se llamaría "de los hijos de dorm". Pero esta segunda parte es la que no tiene ningún tipo de traducción en el árabe, por lo que la construcción carece de lógica. Se ha especulado con la posibilidad de que en su origen hiciese referencia a Därhïm, pero su evolución como -dorm parece poco probable.
¿Qué quiere decir entonces? Algunos expertos han señalado que es posible que la construcción sea realmente un nombre híbrido, con esa terminación derivada de alguna palabra latina. Y lo cierto es que se han encontrado referencias en estos territorios reconquistados como "Tormo", es decir, peñasco, posiblemente por su orografía.
En concreto, la cita viene del propio Jaime I, quien en el Tratado de Almizrra dice: “E nos haguesem Catalla e Biar, e Releu, e Sexona e Alarch, e Finestrat e Torres e Polop en la Mola que es prop de Aques, e de Altea e Tormo quis encerraba dins les termens”.
Dos historiadores, María Jesús Rubiera y Mikel de Epalza, apuntaron en su libro "Els noms arabs de Benidorm i la seua comarca”, publicado en los 80, que este podría ser el origen del topónimo.
Es decir, que se haya utilizado la nomenclatura en valenciano, "torm", para referirse a este territorio, con una mala interpreción del prefijo Beni-, algo habitual en los conquistadores, quienes consideraban que hacía referencia a los habitantes de un lugar concreto.
Tanto Rubiera como Epalza consideran que esta es la explicación más plausible, por lo que concluyen que el nombre moderno de Benidorm venga de "un falso arabismo", incluyendo una palabra de origen latino, creado por quienes ocuparon estas tierras tras expulsar a los moriscos.