El anuncio de Ximo Puig ayer de que el PSPV-PSOE apoyará la aprobación de la tasa turística propuesta por Compromís y Podemos en las Cortes Valencianas, ha cogido con el pie cambiado al PSOE de Alicante. El partido dice una cosa y el grupo municipal, al menos su portavoz, Francisco Sanguino, dice otra.
El pasado lunes la portavoz de la ejecutiva local del PSOE (y concejal), Trini Amorós, se puso del lado del sector turístico pidiendo que se "aplazase sine die" la votación de la tasa. Ayer, Sanguino en declaraciones a este diario, aseguró que "el grupo municipal siempre ha estado de acuerdo en que la ley se elevara, aprobara y que cada uno de los municipios decidiesen si aplicarla. El resto es una polémica estéril".
Y, una vez dicho esto, Sanguino abogó porque el Ayuntamiento de Alicante rechazase su aplicación. O lo que es lo mismo, se posicionó con el secretario general del PSPV-PSOE y presidente de la Generalitat, que fue quien le eligió para encabezar la candidatura a las municipales de 2019.
En el trasfondo de la situación está el lío que se está montando el socialismo valenciano con el asunto. Entre otras cosas, porque no se trata de una tasa municipal, sino de un impuesto autonómico que puede estar bonificado al 100% para los ayuntamientos que lo soliciten. Pero si se aprueba, será un impuesto más.
Un lío mayor aún si se tiene en cuenta que el principal responsable del turismo valenciano es socialista, Francesc Colomer, y que se ha opuesto frontalmente a la exigencia de sus socios de Compromís y Podemos.
La distancia entre el PSOE de Alicante y su portavoz municipal viene de lejos. Sanguino está desaparecido de las comunicaciones del socialismo alicantino desde hace meses. Unas comunicaciones que se sustentan en las redes sociales donde el protagonismo lo tienen el secretario general local, Miguel Millana, y su portavoz Trini Amorós.
Un hecho que el propio Sanguino reconoció en parte al asegurar que "estas decisiones no las tomo yo porque no formo parte de la ejecutiva del partido. Yo acudo, pero no voto porque no he sido elegido en la ejecutiva".
La estrategia de los socialistas pasa por querer poner la complicada "pelota" que tienen entre manos en el tejado del equipo de Gobierno municipal de PP y Cs. Pero es algo que tienen muy complicado ya que el centro derecha se ha posicionado desde el primer momento con el sector mientras que el PSOE ha dado palos de ciego hasta la decisión final de Puig.