La no aprobación por parte de la inspección fitosanitaria de Alicante (dependiente del Ministerio) a la importación de 48 árboles gigantes procedentes de Paraguay por parte de unos viveros de Elche, pese a que un año antes se había aprobado una carga similar sin problemas, está provocando un desastre medioambiental en la Puerto de Alicante ya que los ejemplares llevan ya tres meses en contendores sin los cuidados necesarios.
Se trata de 48 ejemplares de Ceiba chodatii, antes Chorisia insignis (o árbol de la lana, palo borracho, yuchán o samu'u), han viajado desde el Chaco paraguayo, cerca de Bolivia, a Alicante "para encontrar una muerte lenta, agónica e incomprensible", afirma Miguel Agulló presidente del Ilustre Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos y Graduados en Ingeniería Agrícola de Alicante (COITAGRA), presidente de Fundación Agrícolae Mundi (ONGD), y asesor a través de Colibérica de los Viveros Valero e Hijos de Elche, propietarios de los árboles.
Son árboles recuperados de fincas de sabana que han obtenido permisos para otros usos por parte del país hispanoamericano, desde producir carbón a servir de pastos y donde iban a ser destruidos. Los viveros de Elche, tras adquirirlos y transportarlos hasta Alicante, los replanta y revitaliza para luego venderlos en países como Kuwait, Emiratos Árabes, Dubái o Taiwan, donde son muy apreciados.
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Según explica Agulló, "los árboles y el importador sufren las consecuencias de la legislación española, que lamentablemente al intentar proteger a sus funcionarios deja en estado de indefensión manifiesta al ciudadano, porque no entiende de casos excepcionales, de la vida de vegetales que tienen su caducidad en el tiempo, caducidad que se acrecienta exponencialmente si no reciben las mínimas atenciones que permitan su supervivencia, que les dejen la posibilidad de vivir".
Y es que esta legislación solo permite recurrir el acto administrativo mediante la presentación de un recurso de alzada ante la propia administración. Pero como recuerda Agulló, "la administración recurrida dispone de tres para responder o puede dejar pasar el tiempo como silencio administrativo". Un tiempo que no tienen los árboles en los contendores portuarios, donde ya empieza a apretar el calor primaveral. O como resume el ingeniero, "la administración juega a ganar con el tiempo a su favor".
A diferencia con los ejemplares llegados el año pasado, la inspección fitosanitaria no atendió a la reclamación del importador y le ofreció tres opciones: devolución a origen de los contenedores; reexportación a país fuera de la Comunidad Europea; o destrucción de los árboles.
La recuperación
Las autoridades paraguayas tenían estos árboles convenientemente certificados y analizados y dieron los permisos necesarios para su extracción, traslado y exportación. Los viveros ilicitanos, por su parte, habían obtenido el correspondiente permiso de importación de especie ante el Ministerio de Agricultura español.
Agulló, que lleva importando plantas desde 1991 sin ningún problema ha visto como en este traslado todo han sido trabas. Los árboles gigantes fueron preparados, transportados a un vivero de acopio donde se les realizó las operaciones de limpieza y tratamientos fitosanitarios pertinentes para controlar plagas y enfermedades.
Luego, viajaron a raíz desnuda (sin nada de tierra) en 12 contenedores durante el mes de noviembre de 2023. Salieron de Asunción en diciembre de 2023. La travesía prevista era de 45 a 50 días pero debido a huelgas en el puerto de Montevideo, el transporte marítimo se retrasó bastante y llegaron a Alicante el 6 de febrero de 2024.
"No obstante, estaba dentro de los plazos de seguridad establecidos y conocidos como aptos para garantizar la vida de los árboles en la operación de su trasplante y posterior recuperación", afirma Agulló.
Más adelante, para tramitación de la descarga de los árboles se presentó la factura del proveedor en origen, certificado de origen de las plantas y certificado fitosanitario, que es la documentación básica. Una vez aprobada la documentación se procedió a la apertura rompiendo el precinto de los contenedores, esperando la inspección fitosanitaria visual de los árboles, descarga del contenedor, revisión, tratamiento en caso de ser necesario y carga nuevamente al contenedor, sellado y liberación para alcanzar el destino final, en este caso un vivero de plantas ornamentales en Elche.
Para sorpresa de todos no se concedió el permiso tras la inspección, aunque un año antes de había concedido en Alicante y de que otros importanciones de árboles similares en Algeciras, Valencia, o Cataluña no habían tenido problema alguno.
Según explica el ingeniero, la magnitud de la carga hace que "solo quepan entre 3 y 5 ejemplares por contenedor (la caja del remolque de un camión tráiler), árboles gigante que de no ser rescatados para su empleo en jardinería, habrían sido eliminados, quemados, en sus sabanas de origen".
Agulló se muestra muy crítico porque "la administración parece contar con la desesperación del importador ante los tremendos gastos que mantener los contenedores retenidos, que supone unos 300 euros por contenedor y día, por doce contenedores y 60 días" y reitera que el Ministerio está dejando al importador en una absoluta indefensión.
Para concluir: "Si la administración española no dispone de herramientas que le permitan agilizar trámites en casos especiales, como este, con plantas en peligro de muerte. Tenemos todos los españoles un grave problema de indefensión".