Mientras que el norte de España continúa el debate entre ganaderos y proteccionistas sobre la caza del lobo tras las acusaciones de los primeros acerca de los ataques a las reses -un debate que muy vivo en el Congreso de los Diputados-, en el sureste español ha desaparecido el que fuera el animal mítico más venerado por nuestros antepasados. No obstante, la toponimia y los hallazgos arqueológicos de la época ibera demuestran que el lobo fue parte fundamental de las culturas prehistóricas en Alicante.
De hecho, el término "Vinalopó" que da nombre a tres de las ocho comarcas de Alicante, procede del topónimo "Pinna Lupi" en latín, y posteriormente del árabe "binalūb" cuya traducción sería "Peña del Lobo". Las mismas comarcas que recorre el río con el mismo nombre. Lo que demuestra la importancia de este animal en el pasado alicantino, también en otras comarcas como la Vega Baja (toda la cuenca del segura) o l'Alcoià-Comtat.
Tanto es así, que muchos investigadores certifican que la figura del lobo está íntimamente relacionada con la cultura ibera, sobre todo en sus ritos funerarios. Una prueba de ello es la Diosa de los lobos, analizada por Julio González Alcalde, de la Universidad Complutense de Madrid, en su artículo Estudio historiográfico, catálogo e interpretación de las cuevas-refugio y cuevas-santuario de época ibérica en Alicante.
Para el autor, la Diosa Madre o Diosa de la Fertilidad venerada en la mayor parte de las culturas europeas, habría evolucionado entre los iberos hacia la Diosa de los Lobos. "La Diosa de los Lobos va vestida con pieles de lobo. También se vestían con la piel de este carnívoro los Maestros de la Iniciación en la cuenca mediterránea".
Y añade: "El lobo es una representación relacionada con el más allá porque es un animal funerario, asociado al Hades y guardián del mismo. Pero también como maestro-lobo iniciador, recibe a los neófitos que van a morir a una vida anterior y alcanzar otra vida u otro estatus en el grupo social a que pertenecen. Para ello deben morir de forma simbólica a su estatus anterior superando las pruebas a que les somete el maestro-lobo, venciéndole"
Las cuevas-santuario analizadas en este artículo de las que hay constancia por toda la provincia, "serían el marco de estas ceremonias iniciáticas, como en otras partes de la cuenca mediterránea, tanto si iban destinadas a la iniciación de fratrías guerreras de una sociedad de clases de edad, como si se dirigían a Iniciaciones sacerdotales".
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Además, incluye la representación mediante la reconstrucción de la urna ovoide de La Diosa de los Lobos encontrada en las Cuevas de la Nariz (Umbría de Salchite, Moratalla, Murcia).
Como ya ha publicado EL ESPAÑOL De Alicante, más cerca, en Elche, dos hallazgos arqueológicos iberos relacionados con los lobos también demuestran la importancia de este animal en el pasado alicantino. De un lado, el Torso del guerrero, un fragmento escultura mayor que representa a un guerrero ibero con una pechera con la cabeza de una criatura mitológica con forma de lobo, pero con dientes de humano.
De otro, una vasija de cerámica decorada, el Vaso del héroe en el que se puede ver en la imagen izquierda a un joven clavando una lanza en la lengua de un lobo negro, que refleja que lo ha podido domar sin miedo.
¿Hubo un lobo alicantino?
Hace un mes, el catedrático de la UA, Abilio Reig-Ferrer, publicaba un interesante y extenso artículo en la revista Jara y Sedal acerca del "lobo levantino" (Canis lupus deitanus) como subespecie del lobo ibérico hoy desaparecida o incluso el lobo chacaloide orospedano (subespecie más primitiva que el lobo actual),
Reig-Ferrer hace un extenso recorrido sobre la posible existencia de esta subespecie, deteniéndose en la reseña del naturalista y viajero por España, Alfred Edmund Brehm, que según él, fue "el primero en señalar, en un importante artículo publicado en el año 1858 (Ein Beitrag zur zoologischen Geographie Spaniens), que en España podía existir, además del lobo común europeo, otro lobo meridional distinto, mucho más pequeño, de comportamiento tímido y huidizo, y que nunca atacaba al hombre".
Esta descripción parece corresponderse con la que hizo Ángel Cabrera Latorre, naturalista agregado al Museo de Ciencias Naturales de Madrid, en el artículo Los lobos de España en 1907. Como destaca el investigador alicantino, "Cabrera acompañó su nota con una preciosa ilustración que representa el ejemplar tipo y que refleja no sólo su competencia en el dibujo científico, sino también su maestría en el dominio en la aplicación correcta de los colores".
Cinco años después, continúa Reig-Ferrer, el estadounidense Gerrit Smith Miller Jr. publicaba un Catalogue of the Mammals of Western Europe (Europe exclusive of Russia) in the Collection of the British Museum (1912), "corroboraba la validez de las dos subespecies de Cabrera".
Ambos "se habían conocido personalmente en Madrid ese mismo año de 1907 y ambos habían estudiado las características diferenciales de esta nueva subespecie a la vista de la pareja de lobos murcianos, recordemos dos ejemplares vivos y capturados en Moratalla" y exhibidos en la Casa de Fieras del Parque del Retiro.