Alicante

En el municipio alicantino de El Campello se lleva librando un duelo entre un poblado del lejano Oeste y el Ayuntamiento desde hace una década. Incrustado en las montañas campelleras y tras cruzar un túnel, está el 'Fun West', un espacio único en Alicante que transporta a sus visitantes a finales del siglo XIX con sus decorados, pero que al mismo tiempo es uno de los mayores archienemigos del consistorio.

Una iglesia, armería, oficina del sheerif, cárcel, banco, restaurante, salón, horca y tiendas tipis crean una localización como las que había a orillas del río Misisipi de Estados Unidos, y que además cuenta con un burro como alarma de seguridad. Si fueran otros tiempos, Ramón Rodríguez, el propietario de la finca, y algún concejal ya se habrían batido en duelo por los constantes conflictos.

Las colinas semidesérticas del Barranc d’Aigües que envuelven el poblado no permiten observar nada más allá de sus construcciones de madera, lo que produce una sensación de inmersión que ha atraído a directores de cine y productores de primer nivel al 'Fun West', así como a jugadores de rol, moteros, 'soldados' de AirSoft, caravanas, fiestas o bodas.

['Fun West', el pedazo del lejano Oeste escondido entre las montañas de El Campello]

Este pedazo del lejano Oeste en Alicante se abrió en el 1985 y cuenta con 250.000 metros cuadrados, de los cuales más de 120.000 lo ocupa el peculiar parque temático, el primero de toda la provincia. El actual terrateniente lo compró en 1999 tras enamorarse del pueblo hecho con tablones de madera con el objetivo de mantenerlo vivo después de la muerte de su fundador.

Durante sus años al mando de la finca, Rodríguez ha visto como sus dominios han servido de escenario para películas como Bala Perdida, largometraje del 2003, o la serie Sin Huellas de Amazon Prime. Pero no todo ha sido bueno, los problemas con el Ayuntamiento han sido un dolor de cabeza para él, así como el poblado lo es para el consistorio.

Ramón junto al pozo del poblado.

Rodríguez asegura que esta misma semana presentará una demanda para verse en los tribunales con el Ayuntamiento por los daños y perjuicios que sus acciones le están ocasionando. El propietario se queja de que están haciendo un plan para echarlo del lugar, algo que "no van a conseguir".

La estrategia que denuncia se basa en ponerle "trabas, no contestar y mandar a la Guardia Civil" cada vez que quiere hacer algo en el 'Fun West'. Rodríguez asegura que tiene las licencias en orden y que puede ejercer su actividad sin problemas, ya que cumplió con los requisitos que le puso el consistorio y pagó todos los trámites, pero no contestaron.

"He pedido la licencia 20 veces y no me la han dado, aún sigo esperando la inspección. Al no contestar en un mes el documento de registro de apertura, administrativamente ya he ganado", señala.

El problema es que el Ayuntamiento sigue actuando como si no tuviera los papeles en regla cuando sí los tiene, según la versión del dueño. Sin embargo, la posición de El Campello es totalmente contraria. Fuentes del consistorio aseguran que "no tiene licencia de actividad, allí no se puede hacer nada, por eso la Guardia Civil se moviliza cuando hay fiestas".

El poblado se creó en 1985.

Aunque Rodríguez afirma que en los eventos "hay seguridad y médicos", el municipio dice que si no hay licencia da igual, porque "legalmente no está abierto". Para solucionar esta situación, el 'Fun West' llevará a juicio al ayuntamiento, algo que no preocupa en la institución, que expresa que "lleva 15 años amenazando", a lo que el dueño responde que esta vez sí lo hará porque "se ha acabado la vía amistosa". Se ve confiado para ganar debido "a la malas prácticas realizadas que solo buscan recaudar, hacen política de amiguetes".

Problemas pasados

La situación ha llegado a su punto de máximo choque desde que se originara el enfrentamiento que dio origen a la mala relación. El dueño, tras una primera visita en la que mostró las instalaciones, recibe a EL ESPAÑOL de Alicante en el porche del salón del poblado, donde se refugia del sol de marzo.

Espera con una carpeta llena de documentos en las que guarda las pruebas que siguen el rastro de los conflictos con el municipio. El malestar entre la propiedad y la Administración surgió hace diez años, cuando las alegaciones de Ramón Rodríguez y otros afectados del litoral campellero echaron para atrás el nuevo Plan General de Ordenación Urbana y volvieron al de 1985, algo que desde el Ayuntamiento niegan y comentan que fue "por otros motivos".

Rodríguez muestra los documentos donde se recogen movimientos del año 1985 y de 2014, cuando reclamó los planes urbanísticos de El Campello que, en sus palabras, querían quitarle el terreno "para construir un campo de golf con hoteles para especular". El Campello vuelve a desmentir esta parte y niega que se metan con las propiedades privadas.

Documento de 1985 en los que se estipula "favorable" en referencia a las normas urbanísticas.

La nueva disputa viene a raíz de la anterior e irá dirigida "contra personal del ayuntamiento, porque no quieren reconocer que tiene la licencia antigua adaptada a las nuevas normativas". "Quieren venganza por lo que pasó", sostiene el responsable del 'Fun West', quien indica que está ultimando la demanda. Lamenta que "lo único bonito que tienen en el pueblo" reciba este trato en vez de ayudarlo.

Manifiesta que algunos incidentes que han ocurrido desde que fueran contra él son denuncias de la Guardia Civil por raids que eran legales, "por lo que no pueden ser raids, porque eso significa colarse en una propiedad". Los controles que ponen en la puerta. O la vez que le denunciaron por extraer grava de un río cercano "cuando estaba limpiándolo", entre otros episodios.

"Te das cuenta cuando se gestiona una ciudad en buenas manos al comparar Benidorm con El Campello, ellos querían que el pueblo prosperara y aquí solo especulan. Tenemos mejores playas, pero estamos desamparados y lo único que ha surgido es un vertedero ilegal, eso quiere decir que alguien se está llevando el dinero", sentencia. Con las dos posturas enfrentadas, el duelo se decidirá ante la justicia próximamente para dar la razón a una de las partes y acabar con un conflicto de más de una década.