En lo que tardas en leer un artículo como este, un soldado del Mando de Operaciones Especiales tiene que ser capaz de actuar para poder salvar la vida de un compañero o incluso la suya propia. Son los cinco minutos de platino que consiguen dar el tiempo suficiente para que se pueda ser trasladado a un hospital de campaña y recibir el tratamiento médico adecuado. La unidad de élite radicada en Alicante demuestra cómo hacen ese trabajo.
El general Francisco García-Almenta lo explica durante una reducida demostración del entrenamiento que siguen sus soldados en el cuartel de Rabasa. "Si alguien te hace esa primera atención, la capacidad de supervivencia aumenta mucho", recalca. Y apunta a la clave de lo que tienen que aprender: atender a las necesidades del herido, salir del escenario de batalla e ir al punto de evacuación mientras se repele al enemigo.
Eso debe conseguirse en los llamados cinco minutos de platino para poder dar paso a la hora de oro. En ella se ha de estabilizar con más calma a la persona de sus heridas hasta que ya pueda ser trasladada dentro de ese margen al centro sanitario que pueda ofrecer la atención médica más profesional que se tenga prevista para la acción militar desplegada. "Si estás lejos de esos centros, que cualquiera te pueda atender ayuda a sobrevivir", remarca García-Almenta.
Esa es la formación que reciben los soldados de élite del Ejército de Tierra. Y en Alicante están orgullosos de señalar que fueron el primer cuartel militar en España en aplicar el Tratamiento Táctico de Bajas en Combate, o TCCC por sus siglas en inglés. Este sistema es una exigencia de la OTAN a los países miembros para evitar las que son las tres principales causas de muerte en un conflicto bélico: hemorragias masivas, obstrucciones de la vía aérea y neumotórax por traumatismo.
Situaciones límite
El curso de TCCC que imparten para estar siempre actualizados en esta materia está pensado para poner a prueba la capacidad de atención y resistencia de sus alumnos. "Hemos hecho ejercicios de 36 horas de atención continua", indica el comandante Alfonso Blas. Con ello se quiere comprobar que el soldado será capaz de recordar cómo debe actuar incluso en situaciones límite de agotamiento en combate.
Incluso en una demostración controlada como a la que asiste El Español, se pone a prueba esa capacidad. Como indica Blas, tienen que ser capaces de responder ante cualquier incidencia. Y si eso sucede durante una visita, se hace.
¿Qué es lo primero que deben atender ante un herido? Parar las hemorragias, explica el brigada jefe O. L. como responsable del núcleo de instrucción avanzada de sanitarios de operaciones especiales, el NIASOE. Eso se traduce en buscar si están sangrando en las extremidades y poner un torniquete en la parte alta rápidamente "porque estamos en una situación compleja y hay que volver rápido al combate".
Ese punto de referencia es clave porque según sangre la herida se puede llegar a perder la consciencia a los 40 o 50 segundos, apunta el brigada. Si no se detiene, en 3 minutos la víctima puede desangrarse y morir. Para facilitar esa intervención los torniquetes que llevan en su cinturón los soldados están hechos para que se puedan poner incluso con una sola mano y así dejar la otra libre para poder responder al fuego enemigo.
Los cinco pasos
Con el torniquete aplicado hay que desplazar al herido hasta un lugar en el que se pueda comprobar cómo está respondiendo y si ha funcionado o es necesario aplicar otra cosa. Esta segunda revisión ya permite más atención. Es el momento de seguir las reglas MARCH y PAWS. Estas palabras en inglés representan la regla mnemotécnica de atención rápida.
La M se aplica para las herramientas sanguinantes mencionadas, la A nos lleva a las vías aéreas. "Hay que comunicarse con la víctima", detalla el brigada, "y si habla es que está respirando, pero la vía aérea se puede obstruir por algún objeto o por la propia lengua si está inconsciente". Echar la cabeza atrás o usar una cánula nasofaríngea para despejarla son dos de las alternativas. Una tercera, colocarlo en posición lateral de seguridad.
La R es de respiración. "Aquí buscamos heridas respirantes en el tórax y si la hay la tratamos con un parche para que no entre aire", apunta. La C es de circulación. En este paso se ha de comprobar de nuevo las heridas y si la pérdida de sangre puede provocar una conmoción. La última de MARCH es para la H de heridas en la cabeza y ojos, además de control de hipotermia.
De estos cinco pasos se pasa a los cuatro del PAWS. La P de dolor es para ver si puede tomar pastillas que lo mitiguen. La A es de antibiótico, la W es de vendar las pequeñas heridas y la S de splitting, es decir, si hay fracturas, hay que inmovilizarlo. Una vez cumplidos estos pasos, se rellena la tarjeta de baja. Para ello cuentan con un bolígrafo indeleble en azul y se entrega el herido a los otros compañeros que en esos cinco minutos de platino ya pueden recoger el testigo de esa primera atención inmediata.
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