Paz Castelló se pasa el día pensando en cómo matar. Ese lema, de hecho, es el que usa para situar al lector en su nueva novela, Ninguna de nosotras tendrá compasión. "'¿Alguna vez has pensado en matar a alguien?' es una frase que pronuncia una de las protagonistas y resume muy bien lo que es la novela", se arranca mientras disfruta de un vermut.
Esta vez elige a dos mujeres "fuertes, que aparentemente tienen vidas muy diferentes pero que tienen algo en común: los hombres de su vida les han hecho daño". Y como además sienten que la justicia no las está apoyando, "sienten la necesidad de buscar ese equilibrio por otro camino".
La búsqueda de la venganza se convierte en el motivo sobre el que gira la propuesta que presenta a través de Ediciones B. "Es algo que va intrínseco al ser humano, en esa necesidad de tener un equilibrio emocional en cuanto al daño que nos hacen", razona. Un sentimiento se puede impulsar cuando "muchas veces el sistema jurídico no llega a resarcir el daño de la víctima".
Frente a eso, Camila y Nora "deciden tomar las riendas de su vida y pegar un puñetazo encima de la mesa". Una actitud con la que Paz Castelló espera que "muchas personas, no solo mujeres, se sientan identificadas porque ¿quién no ha pensado alguna vez en esa necesidad de 'yo haría esto'?".
Esa parte primitiva de nuestro comportamiento es la que disfruta explotando mediante sus novelas. "Me encanta hacerlo, efectivamente, y esta novela araña en esa parte. Si a las personas nos ponen al límite, ¿qué seríamos capaces de hacer?".
La relación de Camila y Nora en Ninguna de nosotras tendrá compasión va más allá de la sororidad. "No se reduce solamente a la relación sexual que puedan tener, que la tienen", explica. La primera de ellas, además, "se enfrenta a toda una vida porque ella viene de un matrimonio de veinte años con un hombre y jamás se ha sentido atraída por una mujer en ese sentido".
Esas contradicciones afloran con Nora, que tiene veinte años menos que ella. "Es un ejercicio de reflexión sobre la edad porque podría ser su madre y porque se encuentra ante una realidad emocional y carnal a la que ella era ajena".
El lector irá descubriendo cómo gestionan estos sentimientos y lo que acaban generando de primera mano con cada una de ellas. "Está contada a tres voces, con un narrador que hace de pegamento entre las versiones porque un mismo hecho dependerá de cómo se cuente". Y ríe abiertamente llegado este punto, "hasta aquí puedo contar. La verdad es que lo paso bomba".
Es un método que ella misma aplica en sus textos, buscando las frases que se convierten en sentencias. "Son los guiños, los cebos, que damos porque jugamos con la curiosidad. Y en casa se ve que lo he interiorizado porque lo suelto y me dicen que no me ponga en plan escritora de misterio y que sea directa", confiesa.
Si nuestro comportamiento animal pesa tanto, "al final lo que importa es comer, el sexo y la supervivencia". Por eso insiste en que le gusta plantear cómo se resquebrajan las convenciones sociales en sus personajes. "No me gusta lo de normal ni convencional", afirma.
El estrés que aplica a sus personajes está muy lejos del vivido como sociedad al afrontar la pandemia. "Durante el confinamiento no fui nada productiva. Me dediqué a consumir libros y series porque yo misma emocionalmente tampoco estaba... Fíjate, con esa situación de estrés no estaba productiva. Y hasta que no salimos de esto no empecé a escribir la que estoy acabando ahora".
Lo que tiene claro es que, de momento, 2020 no existirá en sus novelas. "Lo he hablado con otros compañeros escritores que deciden hacer un paréntesis en el tiempo a la hora de ubicar en el tiempo sus novelas. Será antes o después". En este nuevo texto que está preparando ya se ha decidido por la primera opción "porque necesito perspectiva para tratarlo todo: la visión social y de psicología de los personajes".