Si vives en Valencia te interesa: Cómo Catalá te está subiendo los impuestos de forma encubierta
En política fiscal, cada acción habla por sí misma. Desde que María José Catalá asumió la alcaldía de Valencia, nos ha vendido la promesa de "la mayor rebaja fiscal de la historia" de la ciudad. ¿Pero qué se esconde detrás de esta rebaja y cuáles son sus efectos reales sobre nuestras vidas?
En Compromís tenemos claro que estamos ante un plan fiscal en dos fases, una estrategia clara de transferencia de rentas hacia los más ricos a expensas de los bolsillos de las familias trabajadoras.
Primera fase: Rebaja de IBI para las viviendas más ricas. En enero de 2024, Catalá lanzó una rebaja generalizada del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI). Al principio, podríamos pensar que cualquier reducción impositiva es positiva, pero, en realidad, esta medida ha sido como Robin Hood a la inversa: beneficia desproporcionadamente a las propiedades más valiosas y, por tanto, a las familias con mayor poder adquisitivo.
El ejemplo está claro y se puede ver con cifras concretas. María, que vive en un barrio trabajador, ha tenido una reducción de 30,74 euros en su recibo del IBI, mientras que Pepa, residente de un barrio acomodado, se ha ahorrado 400 euros.
Así, mientras las grandes propiedades y patrimonios gozan de un descuento sustancial, las viviendas humildes apenas perciben un alivio en el gasto familiar. En total, la ciudad ha dejado de ingresar 70 millones de euros por esta rebaja injusta, y ahora, con las cuentas municipales tensionadas, ¿quién va a pagar la factura?
Segunda fase: Más impuestos y tasas para la clase trabajadora. Con el presupuesto municipal debilitado, Catalá ahora impone una serie de subidas en tasas y precios públicos esenciales para los servicios que afectan más directamente a la clase trabajadora.
Hablamos de una nueva tasa de residuos, el incremento del billete sencillo de la EMT, la subida de la tasa metropolitana Tamer y el aumento del impuesto de construcciones, instalaciones y obras (ICIO). Este último, cuyo gravamen sube del 3% al 4%, implica que una familia que quiera realizar una obra en su casa deberá pagar un 33% más.
¿Qué significa esto en la práctica? Una vecina que necesita reformar la cocina y el baño por un coste de 25.000 euros pasará de pagar 750 a 1.000 euros de impuestos por esta reforma.
En total, el Ayuntamiento espera recaudar 6,5 millones de euros adicionales con esta subida del ICIO, y no se queda sólo en eso: también ha incrementado el billete de la EMT un 33%, que ahora costará 2 euros después de doce años congelado.
Asimismo, la tasa Tamer sube un 23%, lo que significa que las familias pagarán entre 20 y 40 euros más anuales por el tratamiento de residuos. Por si fuera poco, la introducción de una nueva tasa municipal de residuos se hará de forma regresiva, ya que no diferenciarán entre quién recicla y quién no, desincentivando así la separación de residuos y dejando a muchas familias a cargo de un gasto innecesario e insostenible.
Si sumamos, vemos como la bajada, en el caso de una casa trabajadora se la comen sobradamente las subidas indirectas, a diferencia de lo que ocurre en una casa de clase alta.
Las nuevas ordenanzas fiscales de Catalá siguen un único objetivo: cubrir el agujero que creó la rebaja del IBI sin tocar las grandes fortunas, aumentando los costes de los servicios públicos esenciales para la mayoría de valencianos y valencianas.
Su fórmula es tan simple como injusta: Regalan a los ricos y cobran a la clase trabajadora. Este modelo económico no sólo resulta insostenible para el funcionamiento del Ayuntamiento, sino también en contra de cualquier noción de justicia social y equidad.
Ante esta situación, Compromís ha presentado una alternativa concreta al Pleno del Ayuntamiento que apuesta por proteger a las familias trabajadoras y vulnerables, en lugar de cargarlas con impuestos injustos.
Entre nuestras propuestas se encuentra una bonificación del 90% de la tasa de residuos para los hogares con menos recursos, así como la separación de las facturas del agua y la recogida de residuos para facilitar su pago.
También nos hemos opuesto firmemente a la subida del ICIO y de otros impuestos regresivos que sólo empeorarán la situación económica de las personas trabajadoras.
Otra política fiscal es posible. El modelo de Catalá es el de perdonar impuestos a los ricos y cargarlos a espaldas de las personas trabajadoras. En Compromís, creemos en una política fiscal progresiva que no sólo sea justa, sino que permita al Ayuntamiento mantener y mejorar los servicios públicos para todas las personas, sin dejar a nadie atrás.
La política fiscal debe ser una herramienta para crear una sociedad más justa, donde los que más tienen contribuyan más, y no una fórmula para enriquecer aún más a aquellos que ya tienen privilegios.
Las valencianas y valencianos merecemos un gobierno que piense en el bien común, que no haga malabarismos fiscales por cuadrar cuentas con políticas regresivas y antisociales.
Catalá ha demostrado que su prioridad no es la inmensa mayoría de valencianos y valencianas, sino sólo aquellos que menos lo necesitan. Ante este modelo, desde Compromís seguiremos luchando por una Valencia más justa y equitativa, en la que las políticas fiscales sean un reflejo de los valores de solidaridad y justicia social que realmente merece nuestra ciudad.
Papi Robles es portavoz de Compromís en el Ayuntamiento de Valencia