La generación de cristal no se rompe por la DANA: Mario, Blanca, Santi... los veinteañeros dan la cara en Valencia
- Las nuevas generaciones de todas partes de España se vuelcan con los barrios la zona cero, colaborando en la limpieza y asistencia de los más afectados.
- Más información: La tristeza de Fabiola, David y los empresarios de Paiporta que han perdido todo por la DANA: "Nuestros sueños son barro"
"¿Generación de cristal? ¿Qué es eso?", dice un muchacho mientras saca los escombros de una casa. Siete días después del paso de la DANA las labores de rehabilitación, limpieza y rescate continúan. La zona cero sigue teñida de marrón, las capas de barro obstaculizan los accesos y pese a los esfuerzos de los cuerpos y fuerzas de seguridad y emergencia, la colaboración ciudadana es esencial. Las calles no solo están llenas de los restos de la tormenta, la oleada de voluntarios no para de llegar, entre ellos, cientos de jóvenes que no dudan ni un segundo en ayudar con los que pueden.
Paiporta, Aldaia, Catarroja, Alfafar…, da igual la localidad afectada que sea, la juventud ha llegado a todos, y de todas partes. "Venimos desde Barcelona", afirma Santi, un estudiante que se está saltando las clases para echar una mano con lo que pueda. Al igual que Santi, están Fernando, Carlos, Michele y varios compañeros más que pertenecen a una organización juvenil de estudiantes que tiene representación en el claustro y consejo de estudios de la Universidad de Barcelona.
"Siempre buscamos el bien común, reflejado a nivel estudiantil pero también social", explica el motivo por lo que están en las calles de Alfafar. Ante la situación que se ha presentado en la provincia de Valencia, los cargos, edades, profesiones…, parecen que se han olvidado antes la necesidad de ayudar. "Por eso estamos aquí hoy. Los valencianos son nuestros hermanos, nuestros compatriotas".
Hasta el momento han llegado ocho miembros de su asociación, pero esperan que pronto puedan ser más. Las restricciones en Cataluña los han puesto entre la espada y la pared. Las carreteras cortadas y los avisos por fuertes precipitaciones han hecho que muchos voluntarios no puedan bajar, aunque la voluntad por colaborar es superior a cualquier cosa. "Ya me pondré al día. Se tiene una imagen que no es correcta de los jóvenes. Tenemos mucho que decir y que demostrar, se puede ver ahora. Solo hay que mirar a las calles, somos todos jóvenes".
Los jóvenes para el pueblo
A pocos metros de un operativo de la UME que trata de desatascar una alcantarilla, dos niñas de apenas 11 años los ayudan con escobas. "Venimos desde un pueblo a 30 kilómetros para apoyar. Quiero que mis hijas entiendan que hay niños de su edad que han perdido todo", menciona la madre. Otras personas como Blanca, desde Madrid, tampoco han querido quedarse sin la oportunidad de aportar su granito de arena. "La DANA afectó a varios amigos que viven en Valencia. Cargamos el coche y nos fuimos para allá", declara la veinteañera. Serpenteando los controles y las carreteras afectadas, Blanca y sus amigos fueron dejando suministros por los pueblos por los que pasaban. "No hay conciencia. Todo lo que nos cuentan y vemos no tiene comparación con estar allí".
Entre un pelotón de bomberos que achican el agua de un garaje aparece Mario. Recién incorporado al cuerpo, desde Soria y con tan solo 26 años informa que él está muy fuera de la llamada 'generación de cristal'. "Me he criado en un pueblo muy pequeño, con valores diferentes ligados a la naturaleza y al trabajo. Puede que haya generaciones un poco más trabajadoras que otras, pero cuando se responde, se responde".
La generación de cristal no es más que una expresión metafórica para reflejar la fragilidad emocional y la debilidad social de los adolescentes y jóvenes contemporáneos. Figuras como Pérez-Reverte se apoderan de este término pues "estamos creando generaciones de jóvenes que no están preparados para cuando venga el iceberg del Titanic", así se expresó el autor en El Hormiguero. Y el iceberg apareció, solo que en forma de tormenta.
Una semana después de la tragedia los jóvenes siguen llegando. Alex, Lea, Charlotte, Chloe y Laurine un grupo de franceses vienen desde Valencia para contribuir en las calles de la zona cero. Manchados de barro y con cara de cansancio afirman a este diario que no podían quedarse en sus casas sin hacer nada. Un autobús y más de 50 minutos caminando para poder despejar la entrada de unos señores mayores de la localidad de Picanya."Salimos a las 7:30 de la mañana de nuestras casas, y cuando llegamos a los pueblos afectados intentamos ayudar a quienes lo necesiten".
Valencianos por Valencia
Si hay jóvenes de toda España, incluso de otras partes del mundo llegando a la provincia, los que viven en la misma comunidad son incalculables. De uno de los cientos de bajos destruidos de Alfafar salen Carlos y Mario, ambos de 21 años, sosteniendo entre los dos un cubo de escombros."Debería estar estudiando para un examen pero prefiero estar aquí al final todos somos valencianos y nos tenemos que apoyar entre nosotros. No podría estar sin hacer nada cuando mis 'vecinos' se han quedado prácticamente sin nada".
La alcaldesa de la localidad de Llocnou ha resaltado que en los pueblos afectados no hay ninguna diferencia entre adultos y jóvenes, todos auxilian por igual. "No puedo decir nada de la generación de cristal porque no la he visto, por lo menos aquí no" asegura. Detrás de ella, una cadena de 15 muchachos se agrupa para movilizar los suministros de un camión al punto de recogida.
Patricia y Pau de 18 años, y Emma, Zoe y Mía, de 14 años, vienen desde otros pueblos menos afectados a limpiar las calles que más lo necesitan. "Desde que me levanto estoy dando vueltas por los pueblos por si alguien me necesita", dice Pau. Con la anulación de las clases temporalmente, la mayoría de los estudiantes han sustituido los libros por las palas. "Dicen que estamos a todas con el móvil, pero ahora nuestras manos están en el barro. Además, gracias a esos móviles somos los jóvenes los que estamos difundiendo y mostrando la realidad que se vive en Valencia", añade Mía.
Algunos de estos jóvenes ya se han emancipado, como Lydia, que ante el 'distópico' escenario ha tenido que volver con sus padres para cuidar a su madre enferma. Cada nueva situación genera nuevas necesidades. Los jóvenes en Valencia se enfrentan a tesituras y responsabilidades, en ocasiones, superiores a sus edades. "He visto a niños de 15 años hacer guardia de noche, a muchachos con heridas en las manos por cargar palas todo el día y a jóvenes organizando a grupos de ayuda para llevar alimento donde no llega" resalta. La DANA ha cambiado todo y a las nuevas generaciones también. Daniel lo resume sencillamente: "Es lo que toca".