Aldaia, a las puertas del infierno: "Era un tsunami de agua y barro. La puerta reventó, nos lanzó y casi morimos"
- La tragedia ha dejado una marca imborrable, pero también ha reforzado la unidad de un pueblo que intenta seguir adelante y organizarse.
- Más información. Con los buzos de la Guardia Civil y la UME en los parkings de la muerte: "Encontramos los cadáveres al tacto".
Si el infierno existe se parece mucho a lo que vivieron los vecinos de Aldaia la noche del martes 29 de octubre, el día en el que Valencia y su área metropolitana vivieron la mayor catástrofe natural del último siglo.
La Comunitat Valenciana ha sido golpeada por una de las peores DANA en décadas, dejando un saldo devastador de víctimas mortales que supera los 200 fallecidos, pero se estima que serán más. Las intensas lluvias y la riada de barrancos y torrentes causaron inundaciones masivas y un caos generalizado, afectando a miles de personas.
Feria Valencia, un recinto de más de 200.000 metros cuadrados, se ha convertido estos días en una gran morgue para depositar los cuerpos. Entre las víctimas se encuentran personas de todas las edades y procedencias, cada una con una historia única y trágica.
En Aldaia, una de las áreas más afectadas, todavía no saben el número oficial de fallecidos. Saben que dos hermanos murieron en su casa, que otra mujer y su hija pequeña fueron arrastradas por la fuerza del agua... Pero nada más, porque el pueblo ha estado cuatro días sin comunicaciones, "sin recibir ayuda", y creen que habrá más.
Sus calles siguen anegadas y la mayoría de los hogares están destruidos, un recordatorio tenebroso de la fuerza implacable de la naturaleza.
Toni y Begoña podrían ser dos de las víctimas mortales de este municipio valenciano si un vecino no les ayuda para que escaparan de su casa, una planta baja convertida en una trampa mortal tras la riada.
"Esa tarde me asomé al barranco y no traía nada de agua. Empecé a hacer la cena y de repente a escuchamos muchos gritos. Nos asomamos y era un tsunami de agua y barro, como una ola gigante", cuenta este matrimonio a EL ESPAÑOL mientras saca el barro acumulado.
Ahí llegó el caos. "Empezó a entrar agua por la ventana, por la terraza, el baño... Ya llegó un momento que no podíamos más, los coches pegaban a la puerta y reventó todo, nos lanzó y casi morimos".
"Al reventarse la puerta, la fuerza del agua nos lanzó a mi marido y a mí debajo del agua, nos empezamos a pegar golpes con todo. Tengo la pierna llena de moratones y a mi marido le falta un trozo de dedo".
- ¿Qué pensabais en ese momento?
- "Tenía la seguridad de que nuestro hijo estaba bien porque su habitación está en la panta de arriba. Tiene ahora 13 años y es autista, solo pensaba que mi hijo se quedaba solo. Como pudimos salimos y cayó la nevera, si llega a caer antes no quedamos aquí ahogados. Mi vecino nos rescató, nos cogió a los tres con una escalera y nos subió a su casa".
Marca imborrable
Aldaia es una localidad situado a pocos kilómetros al oeste de Valencia. Su proximidad a la capital convierte a esta población en una opción ideal para quienes buscan la tranquilidad de una pequeña ciudad sin renunciar a las ventajas de estar cerca de una gran capital.
En el casco antiguo, la mayoría de casas son de planta baja con fachadas de piedra y patios interiores. La tragedia que ha vivido esta población ha dejado una marca imborrable entre los vecinos, pero también ha reforzado la unidad de una comunidad que, a pesar del dolor y la tragedia, intenta seguir adelante y organizarse para rescatar a personas y evitar el pillaje.
Ana Isabel es vecina de toda la vida de Aldaia y se encarga de repartir cafés y comida a vecinos y voluntarios. Ha instalado en la puerta de su casa una mesa y atiende a todo el mundo que pasa por su calle.
"Empezamos en casa haciendo café y repartiendo comida, pero se nos acabó. La gente venía y nos dejaba bolsas de alimentos y nos hemos convertido en un punto de reparto".
"Todos los días lloro, jamás olvidaré el ruido del agua. No llegué a ver ningún cuerpo, pero sí que ha muerto gente. En un coche aquí detrás encontraron a una chica joven con su hija de tres años, es horrible", explica Ana Isabel.
A unos 100 metros de este punto de reparto, en la plaza principal del pueblo, vive Elías, de 81 años y una memoria privilegiadas. Es de los pocos vecinos que vivió la trágica riada de 1957 que asoló Valencia y la de 2024.
"He vivido las dos riadas. Aquello fue diferente, había mucha agua, pero veías pasar caballos y gallinas. Ahora veíamos pasar coches y motos, uno detrás de otro, no os podéis hacer una idea".
Elías conoce muy bien las características de su pueblo. "Esto es cíclico, cada 50 años aproximadamente, tenemos este problema en Valencia".
Falta de asistencia
Tras la devastadora DANA, los vecinos de Aldaia denunciaron públicamente la falta de asistencia y apoyo durante cuatro días de las administraciones. A pesar de la gravedad de la situación, muchos vecinos se han sentido abandonados y desatendidos en estos momentos críticos.
Algunos de ellos han estado sin comida caliente desde el martes. Por ello, voluntarios llegados desde todos los puntos de España montaron una barbacoa improvisada en la plaza del pueblo para repartir raciones de pollo.
"Venimos de Madrid y nos encontramos con gente que solo bebía agua de manguera. Primero hemos empezado a repartir café y bollos. Cuando hemos empezado a cocinar el pollo la gente ha venido corriendo y muchos de ellos nos han dicho que no comían carne desde el martes", detalla Miguel, vecino de Madrid que llegó el sábado por la noche junto a un grupo de amigos.
La situación en Aldaia tras la DANA es complicada se han registrado numerosos actos de pillaje. La Policía Nacional ha detenido a más de 40 personas por diferentes actos de saqueo en tiendas y centros comerciales afectados por las inundaciones.
Estos incidentes han ocurrido en medio del caos provocado por la DANA, aprovechando la vulnerabilidad de la población. Por ello, los jóvenes del municipio se organizaron para rescatar a personas mayores y realizar labores de vigilancia nocturna.
"Estuvimos ayudando a las abuelas porque la policía no se atrevía a meterse. Bajo nuestra responsabilidad, tres o cuatro jóvenes estuvimos sacando a gente y vimos de todo. Llegamos a ver cuerpos sin vida, lo más duro fue sacar a las personas mayores de sus casas con el agua hasta el cuello", apunta Farín, uno de los héroes de Aldaia.
"Teníamos miedo de que viniera la luz y que nos pudiera electrocutar. Cada mujer que veía era mi abuela, se acordaban de la riada de 1957 y nos decían que no había comparación", añade.
La mayoría de comercios están destrozados y superan los 200.000 euros en pérdidas. Este es el caso de Andrea Indumentaria, una comercio de trajes de fallera.
"Soy indumentarista, mi comercio tiene 150 metros y lo tengo lleno de género. No me voy a acostumbrar verlo vacío hasta que me puede recuperar. Lo mejor que me deja esta experiencia es la ayuda de todas las personas que se han volcado con nosotros. Ha venido gente de Madrid, Alicante, Valencia, Manises... Hemos visto más gente que autoridades o policías, están actuando, pero un poco tarde", declara la responsable de esta tienda.
En el término municipal de esta población se encuentra el centro comercial Bonaire, el más grande de la Comunitat Valenciana y el tercero del país. En las últimas horas, la Unidad Militar de Emergencia (UME) ha logrado entrar en el aparcamiento subterráneo para realizar búsquedas de posibles víctimas de la DANA.
Hasta ahora, no se ha informado sobre el hallazgo de ningún cuerpo, pero las labores de achique del agua han permitido que el nivel descienda hasta un metro y medio, facilitando la inspección del lugar. Se teme que la fuerza del agua convirtiera el aparcamiento en un cementerio.
La magnitud del desastre ha superado cualquier previsión y la recuperación de la localidad será un proceso largo y doloroso.