Miguel tiene síndrome de Down y ya es funcionario después de 11 años opositando: "Me queda mucho futuro por delante"
- El joven de Pontevedra compaginaba su trabajo de masajista con una media de dos a tres horas de estudio diarias. Será conserje de la Xunta de Galicia.
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Miguel es un chico de 32 años con síndrome de Down que ha conseguido una plaza para personal funcionario subalterno en Galicia. Lo ha hecho después de 11 años preparándose la oposición y haberse presentado a siete convocatorias distintas.
Durante esos años, Miguel ha tenido que compaginar su vida como quiromasajista con estudiar la oposición. Se planteó presentarse gracias a que se lo propusieron desde la Asociación Down Pontevedra Xuntos, de quien su padre es el presidente. Como cualquier joven que ronda la treintena, una de sus preocupaciones era conseguir trabajo fijo, por ello se animó a estudiar la oposición.
El puesto para el que ha conseguido la plaza es para personal funcionario subalterno en la administración general de la Xunta de Galicia. Es decir, para ser conserje. Entre sus nuevas funciones se encuentran el mantenimiento y la vigilancia de edificios públicos. Además, la convocatoria a la que él se presentó era una específica para personas con discapacidad, que Miguel considera que están bien adaptadas para personas con una condición similar a la suya.
El joven recuerda su infancia como una etapa muy feliz de su vida, como la de cualquier niño. Tiene un especial recuerdo de su colegio, el Sagrado Corazón de Jesús de Pontevedra: "Tuve mucha suerte con mis profesores, que me apoyaban y, por supuesto, que tenían mucha empatía conmigo", dice al respecto.
Se tuvo que esforzar mucho en comparación a sus compañeros, por lo que ya desde entonces se acostumbró a estudiar muy duro. Por ello siempre ha continuado estudiando.
Cuando acabó el instituto decidió estudiar para ser quiromasajista terapéutico deportivo en la Academia Galega de Masaxe. Realizó varios cursos, y cuando empezó a prepararse la oposición para la que ha conseguido la plaza este año, ya estaba trabajando en el Centro de Recuperación Deportiva Torrado en Pontevedra, como quiromasajista. Le gustaba su trabajo, pero también quería conseguir un puesto de trabajo fijo para toda la vida, por eso se planteó presentarse al examen para la Administración Pública.
"La oposición fue más dura que los estudios de la ESO y de quiromasaje, porque era un reto más grande", comenta Miguel sobre lo que ha vivido a lo largo de los últimos 11 años, dado que era bastante más temario. Se ha presentado a siete convocatorias diferentes: dos veces a la Administración General del Estado, otras dos veces para la Diputación de Pontevedra y tres veces para la Administración de la Xunta de Galicia.
A pesar de no conseguir puesto en las seis convocatorias anteriores, no se rindió y al final mereció la pena la recompensa. "Me sentí muy emocionado, no me lo podía creer", responde Miguel a la pregunta de cómo reaccionó cuando vio las listas provisionales y se dio cuenta de que tenía una plaza.
La noticia la celebró con sus padres, que han sido su apoyo incondicional a lo largo de toda su vida y sin quienes no podría haber llegado adonde está ahora. Miguel considera que la plaza no la podría haber conseguido solo, si no hubiese contado con esa ayuda de sus padres y de todos los profesionales de Pontevedra Xuntos, que le ayudaron a estudiar todo el temario.
Sin embargo, Miguel vuelve a recalcar que su "gran apoyo fundamental" siempre fue su madre. Además, como presidente de la Asociación Down Pontevedra Xuntos, su padre también ha estado muy implicado en su progreso.
A pesar de todo lo que está viviendo, Miguel no sabe qué esperar de esta nueva etapa de su vida, ya que sabe con certeza que tiene plaza porque las listas definitivas salieron el pasado 22 de octubre, pero aún desconoce cuál será el destino y su puesto concreto.
El joven prefiere focalizarse en el presente y no se plantea nada sobre su futuro: "Aún me queda mucho por delante, aún soy muy joven", asegura. Ahora sólo se centra en esperar a conocer los detalles de su nueva plaza que tanto le ha costado conseguir.
El joven estudiaba una media de dos o tres horas al día, que compatibilizaba con su trabajo de quiromasajista y otras actividades deportivas como natación y yoga. Además, lleva ocho años tocando el piano y le encanta leer, sobre todo libros de aventuras. Pero a pesar de todo lo que hace durante el día, aún tiene tiempo de hacer lo que más le gusta, que es salir con sus amigos.
Miguel es todo un ejemplo de perseverancia, pues aunque se presentó a seis convocatorias de la oposición antes de conseguir la plaza, nunca se rindió y continuó luchando hasta recibir su recompensa. Sabe que no son muchas las personas con síndrome de Down que consiguen una plaza para ser funcionario, por eso él les recomienda: "Que no se desanimen, que sigan luchando, y por supuesto, que tengan paciencia, que algún día llegará su oportunidad".