Ursula von der Leyen y Donald Trump, durante la reunión que mantuvieron en el foro de Davos en enero de 2020

Ursula von der Leyen y Donald Trump, durante la reunión que mantuvieron en el foro de Davos en enero de 2020 Comisión Europea

Europa

La UE contiene el aliento ante las elecciones en EEUU: "La era de la externalización geopolítica ha terminado"

Publicada

"¿Harris o Trump? Algunos afirman que el futuro de Europa depende de las elecciones estadounidenses, cuando en realidad depende, en primer lugar, de nosotros. Con la condición de que Europa madure y crea en su propia fuerza. Sea cual sea el resultado, la era de la externalización geopolítica ha terminado". Este es el aviso que ha lanzado el primer ministro polaco, el conservador Donald Tusk (que además fue presidente del Consejo Europeo entre 2014 y 2019) en vísperas de las cruciales y reñidas elecciones presidenciales en Estados Unidos.

Los dirigentes de la UE contienen la respiración a la espera del resultado de unos comicios que, pese a las palabras de Tusk, sí podrían determinar el futuro inmediato del continente, acechado por dos guerras en el vecindario (Ucrania y Oriente Próximo) y una crisis de liderazgo. Una victoria de Kamala Harris sería acogida con alivio en la capital belga por lo que representa de continuidad respecto a las políticas desarrolladas por Joe Biden. El mandato del veterano demócrata no ha estado exento de conflictos con Europa, en particular en materia comercial y económica. Pero la sintonía ha sido total en la manera de hacer frente a la guerra de agresión de Vladímir Putin, una batalla "existencial" para la UE.

En cambio, los europeos temen que el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca se traduzca en la caída a corto plazo de Ucrania y un debilitamiento de la OTAN que despejaría el camino a nuevos ataques del Kremlin. "Sería un error catastrófico que Estados Unidos se retirara de la OTAN, pero es una posibilidad real en un segundo gobierno de Trump. Sería un golpe terrible para los intereses estadounidenses y occidentales en general en todo el mundo", ha escrito en su cuenta de X John Bolton, que fue asesor de Seguridad Nacional del candidato republicano durante su primer mandato.

En las semanas previas a las elecciones, tanto la UE como la Alianza Atlántica han multiplicado los esfuerzos para blindar la ayuda a Ucrania frente a Trump. El resultado más visible es el préstamo de 50.000 millones de dólares orquestado por el G7, que debe pagarse con los beneficios generados por los activos del Banco Central de Rusia congelados en Europa. La OTAN pretende además asumir las labores de coordinación de la asistencia militar a Kiev que hasta ahora ha ejercido Washington.

El candidato republicano ha repetido en campaña que pondrá fin a la guerra en Ucrania "en 24 horas", sin dar demasiados detalles. Su aliado más ruidoso en la UE, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha explicado que su estrategia consiste en que "no dará ni un penique" a Ucrania. "Por lo tanto, la guerra terminará, porque es obvio que Ucrania no puede valerse por sí misma", dijo Orbán tras reunirse con Trump en marzo en Mar-a-Lago. A la espera de lo que suceda en las elecciones de este martes, Budapest bloquea en solitario en la UE un fondo de 6.600 millones de ayuda militar a Kiev.

"No podemos esperar que sea Estados Unidos el que nos proteja. Europa debe tomar su destino en sus propias manos". Este es el llamamiento que lanzó ya en 2018 la entonces canciller, Angela Merkel, cuando Bruselas ya había experimentado de primera mano el caos del primer mandato de Trump. Desde entonces, la UE ha aumentado considerablemente su gasto en defensa, sobre todo desde el estallido de la guerra, pero todavía está muy lejos de lograr la autonomía estratégica o siquiera de poder sostener a Ucrania en solitario.

"¿Puede Europa llenar el vacío dejado por EEUU? Ciertamente, Europa no puede reemplazar a Estados Unidos", admitió el jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, cuando el Congreso norteamericano bloqueó un paquete de ayuda de 60.000 dólares para Kiev, precisamente a instancias de los seguidores de Trump.

En materia comercial, el candidato republicano sigue considerando a los europeos como "enemigos". "La UE nos trata tan mal", ha dicho en una reciente entrevista. Su plan consiste en imponer recargos arancelarios de hasta el 20% a todos los productos importados (incluidos los comunitarios), que se elevarán al 100% en caso de los coches. "Gane quien gane, si la fragmentación comercial empeora, el efecto en el PIB mundial será negativo, con pérdidas que podían llegar al 9% en un escenario grave de desacoplamiento total", avisa la presidenta del BCE, Christine Lagarde.

A diferencia de lo ocurrido en 2016, esta vez la Comisión de Ursula von der Leyen ha preparado un arsenal completo para responder a cualquier decisión de Trump en materia comercial "desde el minuto uno", según confirman a EL ESPAÑOL-Invertia fuentes europeas. Una lista de pequeños acuerdos que Bruselas ofrecerá al candidato repupublicano, pero también una lista de productos estadounidenses para golpear donde le haga más daño si el candidato republicano no atiende a razones y prosigue con sus aranceles. Se trata de prepararse para lo mejor y para lo peor.

Sin embargo, el mayor riesgo que plantea el posible regreso de Trump a la Casa Blanca es ahondar las divisiones internas. En 2020, los líderes europeos lograron hablar con una única voz para reconocer la victoria de Biden, justo cuando el candidato republicano cuestionaba los resultados electorales. El único en desmarcarse fue el populista esloveno Janez Jansa, que tuiteó que estaba "bastante claro" que Trump había ganado incluso antes de que se declararan los resultados oficiales.

Esta vez, las fracturas ya son mucho más visibles incluso antes de la apertura de las urnas. El húngaro Orbán ya ha dicho que abrirá "varias botellas de champán" si el magnate inmobiliario vuelve a la Casa Blanca. La gran incógnita es cómo reaccionará la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que hasta ahora se ha alineado con la posición oficial de la UE en cuestiones fundamentales como Ucrania, pero que a la vez mantiene lazos estrechos con la galaxia Trump, como evidenció su reciente encuentro con Elon Musk.

En campaña, Meloni ha evitado apoyar expresamente al candidato republicano. Su línea oficial es que las relaciones entre Italia y Estados Unidos son muy sólidas y que su Gobierno seguirá trabajando con la administración de Washington independientemente de quién sea el nuevo presidente presidente. Se ha distanciado así de su socio de Gobierno, Matteo Salvini, que sí apuesta públicamente con Trump. No obstante, el equipo de Meloni dice en privado que ella aspira a convertirse en "interloctura privilegiada" y en "puente" entre la UE y EEUU en caso de victoria del candidato republicano.

Todas estas tensiones internas se escenificarán en la cumbre informal de jefes de Estado y de Gobierno de la UE que se celebra este viernes en Budapest. Es la primera ocasión que tendrán los líderes europeos de reaccionar colectivamente al resultado de las elecciones en EEUU. Un encuentro cuyo anfitrión es precisamente Orbán -ya que Hungría ostenta la presidencia de turno- y en el que, dependiendo de los resultados, podría ya estallar abiertamente el conflicto.