Llevamos un largo periodo de tiempo con relativa tranquilidad en los mercados financieros. El índice VIX, que sirve como proxy para medir la volatilidad del principal indicador bursátil del mundo (el S&P 500) está desde marzo-abril 2020 en zona de bajo nivel de estrés. Los inversores en bolsa, sobre todo en bolsa estadounidense, han gozado desde hace más de cuatro años de un entorno excelente, con altas revalorizaciones (a excepción de 2022) y una volatilidad que podemos definir “bajo control”.
No obstante, para los inversores lo relevante no es el pasado (que conocen bien) sino el futuro, es decir, que rentabilidad y qué volatilidad podemos esperar de los mercados.
Evidentemente, rentabilidad y volatilidad dependerán de múltiples factores, entre los que también destacan los exógenos, como por ejemplo fue la pandemia de la Covid. Sin embargo, podemos simplificar que, aunque los mercados están caros (sobre todo el americano) las valoraciones no son extremas y posiblemente seguirán subiendo en la medida que los tipos de interés continúen bajando y no entremos en recesión.
Creo que la recesión es una posibilidad, pero con probabilidades relativamente bajas de ocurrencia. Por tanto, en un escenario central pienso que la bolsa mundial seguirá con senda alcista, aunque con revalorizaciones menos fuertes que en 2024.
Respecto a la volatilidad, no soy tan positivo. Varios factores me hacen pensar que los mercados, y especialmente la renta variable en Estados Unidos (que es la que mayor peso tienen en el mundo) van a mostrar mayores dosis de riesgo.
Para los inversores lo relevante no es el pasado (que conocen bien) sino el futuro, es decir, que rentabilidad y qué volatilidad podemos esperar de los mercados
Las razones son varias y entre ellas destacan, en primer lugar, debido a las enormes subidas de ciertos valores como Nvidia, Apple o Amazon, la concentración de pocos valores en índices como el S&P 500. El peso de las tres primeras empresas del S&P 500 (Apple, Microsoft y Nvidia) es prácticamente del 20%, cuando hace apenas una década las tres primeras no alcanzaban un 10%. Es, por tanto, el S&P 500, el principal índice del mundo, un índice cada vez más concentrado.
En segundo lugar, y debido a la subida del mercado norteamericano, los índices mundiales de renta variable cada vez presentan más sesgo hacia Estados Unidos. Estados Unidos pesa alrededor del 60% de los índices globales. De nuevo, existe mayor concentración, en este caso en Estados Unidos, lo cual, a su vez es mayor concentración en empresas tales como Apple, Nvidia…
En tercer lugar, la citada concentración se está centrado en empresas tecnológicas, las cuales suelen tener mayor grado de volatilidad. El peso de estas empresas en las bolsas mundiales es espectacular. Por ejemplo, la capitalización bursátil de Apple es superior a 3 billones de euros, la del alemán DAX es de 1,4 mil millones de euros, la de francés CAC de 2,3 mil millones de euros, y la del español Ibex 35 de 0,6 mil millones de euros. Empresas como Apple, Microsoft o Nvidia son bursátilmente más importantes que países enteros (y algunos como Alemania o Francia pertenecientes a G-7).
En cuarto lugar, y sumado a la concentración, se sitúa la posibilidad cada vez más cierta de asistir a tomas de beneficios. Los mercados desde 2020 presentan fuertes revalorizaciones, a medida que los múltiplos son más exigentes, noticias negativas pueden provocar ventas en títulos donde las plusvalías sean amplias. Concretamente los valores tecnológicos como Nvidia o Apple presentan enormes revalorizaciones. Nvidia ha subido en cinco años un 2.541,73%
En quinto y último lugar, la situación geopolítica es compleja. Tal vez no más compleja que en otros periodos, pero sí con más “frentes abiertos” que en el pasado (Ucrania, Oriente Medio, etc.). Creo que podemos esperar episodios que generen movimientos en los mercados.
Como conclusión, podemos afirmar que las perspectivas de la renta variable son positivas, aunque con rentabilidades esperadas moderadas que no estarán exentas de volatilidad. Es previsible que en 2025 asistamos a recortes puntuales en los mercados, que a pesar de ser “molestos” para los inversores también pueden suponer una ocasión de tomar posiciones para aquellos inversores que desean adquirir o aumentar una posición en renta variable. Por tanto, la volatilidad no sólo genera “sustos” sino también oportunidades que pueden ser perfectamente aprovechadas.
*** Rafael Hurtado Coll es director de inversiones y de estrategia de Allianz Soluciones de Inversión AV.