Miguel Roqueiro, director general y de Inversiones de Acacia Inversión.

Miguel Roqueiro, director general y de Inversiones de Acacia Inversión.

Fondos de inversión

Acacia Inversión ve posible gestionar entre 800 y 1.000 millones "a corto plazo y sin perder nuestro ADN"

La gestora vasca ha más que duplicado activos desde que emprendiera su giro estratégico de apertura hace cinco años.

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El family office vasco Acacia Inversión cuenta con poder gestionar entre 800 y 1.000 millones de euros “en un plazo relativamente corto y sin perder nuestro ADN”. Así lo ha asegurado su director general y director de Inversiones, Miguel Roqueiro, el artífice de que la gestora haya dado un salto adelante en los últimos cinco años. De lograrse este hito, implicaría duplicar el patrimonio actual.

Acacia fue fundada en Bilbao hace 25 años por un grupo de familias con origen industrial. Estas sagas confiaron a Alberto Carnicer (presidente y consejero delegado) la inversión de sus fortunas al margen de la gran banca. Durante años, la entidad tuvo un perfil bajo, pero hace un lustro hubo un giro estratégico y la gestora se abrió a nuevas familias. También ha realizado fichajes en casas de reconocido prestigio que les ha dotado de más experiencia y capacidades. Uno de ellos, el propio Roqueiro, que vino desde Kutxabank.

Fruto de esta apertura y los buenos resultados de sus fondos, casi una veintena de inversores institucionales (bancos españoles, gestoras internacionales, EPSV…) les han confiado su dinero. En cinco años, Acacia ha más que doblado sus activos, desde los 200 hasta los 450 millones.

Del patrimonio actual, unos 310 millones están en alguno de los seis fondos que gestiona la firma, y el resto en asesoramiento de fondos de terceros o comercialización de vehículos alternativos no cotizados. Su buque insignia es el Acacia Renta Dinámica, que acaba de cumplir su décimo aniversario.

Este fondo todoterreno, que en la entidad empujan como un sustituto de los mixtos tradicionales y la renta fija agresiva, ha cerrado en positivo en nueve de los últimos diez años. El único ejercicio en rojo fue 2018, cuando cayó un 0,12%. En esta complicada década para los mercados, ha cumplido su objetivo de rentabilidad, que es la letra del Tesoro más un 2,5%. Pues bien, ha cosechado un 3,41% de rentabilidad anualizada, 40 puntos básicos por encima de su referencia.

Carácter pionero, carteras complejas

Pese a ello, la cifra que tiene en mente alcanzar Roqueiro no está plasmada en ningún plan de negocio. “No hay objetivos de crecimiento. Tampoco está en nuestro espíritu vender la compañía, porque sino las familias [que son socios y clientes] se encontrarían con el mismo problema que hace 25 años”, ha reconocido en un encuentro con la prensa. “El grupo no quiere un crecimiento desaforado, sino un crecimiento continuado que respete el ADN fundacional”, ha subrayado.

Por ahora, los números les van bien, con un crecimiento patrimonial del 15% en lo que va de año, un “mejor ritmo” que el que registraron en el año de la pandemia, donde salieron con buenas perspectivas.

La gestora, que coinvierte el dinero de las familias asociadas con el de los institucionales externos y otros clientes privados, defiende su “carácter pionero”, puesto que “hacemos todo lo que en las grandes entidades ya no se puede”. La tesis sobre la que se mueve Roqueiro es que “no hay verdad absoluta en los mercados”, por lo que sus carteras buscan la “diversificación total”. “Son relativamente complejas e incluyen muchas ideas diferentes”, reconoce el gestor, que sigue un modelo similar al de Goldman Sachs o los hedge funds de los 80.

Aunque ofertan seis fondos propios, en realidad son tres las estrategias de inversión sobre las que se construyen. La primera, los fondos multiactivos allocation value o, lo que es lo mismo, selección de activos con descuento. En segundo término, los fondos de bolsa, con un modelo propio sistemático fundamental multifactor. En tercer lugar, un fondo que vende volatilidad de forma sistemática.

Visión de mercado

En la parte "antifrágil" de la cartera, introducen oro, deuda estadounidense, bonos ligados a la inflación, dólar, yen y bonos chinos. Lo complementan con liquidez, otras coberturas y varias divisas fuertes. Pero también hay una parte táctica, en la que han jugado la recuperación económica post-Covid con sectores castigados como las petroleras o los hoteles.

Hoy por hoy, “estamos por debajo de la neutralidad en bolsa. No porque pensemos que vaya a bajar, sino porque la volatilidad está barata”, explica su director general y de Inversiones. Compran derivados sobre volatilidad cuando hay poca porque salen a buen precio, y luego los venden más caros cuando esta se dispara y otros inversores pagan precios más altos por ellos para protegerse. También están en duración negativa en lo que respecta a la renta fija, aprovechándose de los tipos bajos y negativos.