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Los tipos de interés en los principales países desarrollados llevan varios años en negativo o estancados en el 0% y, sin embargo, los inversores esperan una rentabilidad promedio del 8,8% en sus carteras para los próximos 12 meses. Así lo muestra un reciente estudio global de inversión de Schroders entre más de 23.000 inversores de 32 lugares del mundo.

Esta dicotomía entre expectativa y realidad, a la que se suma la actual crisis sanitaria y económica del coronavirus, fue tratada en la International Media Conference 2020 de la gestora británica, que tuvo lugar el martes.

"Las tasas de interés se mantendrán cerca o por debajo de cero en las principales economías. El nuevo marco político en Estados Unidos significa que es poco probable que veamos un cambio en los tres próximos años, ya que es previsible que la Fed mantenga la economía 'caliente' para crear un periodo de inflación superior al 2%".

De esta forma, opina Keith Wade, economista jefe de Schroders, "los bajos tipos ayudarán a los gobiernos a sostener los altos niveles de deuda creados durante la pandemia, pero quizá traigan volatilidad a los mercados y, sin duda, será un gran desafío para los inversores".

Los expertos de la gestora destacaron dos temáticas que han llegado para quedarse en este nuevo contexto: la sostenibilidad y los activos no cotizados. "Estamos presenciando el inicio de una nueva megatendencia, los beneficios no se crean todos por igual", sostuvo Peter Harrison, consejero delegado del grupo inversor.

Una investigación de la Harvard Business School ha demostrado que algunas empresas generan más de un dólar de daño ambiental por cada dólar de sus ventas. "Eso no se refleja en sus ganancias, pero en el futuro debe ser así", defiende el directivo de Schroders.

Durante el confinamiento, la gestora hizo un gran progreso en la integración de los criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, en inglés) en todos sus centros de inversión en el mundo, y también en la producción de datos de vanguardia para medir los impactos medioambientales y sociales de una cartera, a través de la herramienta SustainEx.

Activos no cotizados

En cuanto a los activos privados o ilíquidos, su previsión es que dupliquen su tamaño en los próximos cinco años. "La necesidad de escala y acceso al capital impulsará la consolidación de la industria y el surgimiento de plataformas de multi-alternativos, mientras que la expansión de los mercados privados conducirá a una creciente demanda de ofertas especializadas y localizadas", según Georg Wunderlin, el responsable de Activos Privados de Schroders.

La firma británica cree que cada vez habrá más soluciones de inversión no cotizadas con objetivos de rentabilidad específicos para un periodo preestablecido.

La captación de flujos hacia los activos no cotizados ha aumentado desde los 742.000 millones de dólares en 2015 a los 1,1 billones de dólares en 2019. Y, a pesar de la pandemia y las dificultades económicas mundiales, la recaudación de fondos ya ha alcanzado los 640.000 millones de dólares en septiembre de este año.

Molinos de Iberdrola.

Este tipo de inversiones serán de vital importancia si se pretende conseguir ese 8,8% de rentabilidad en cartera al que aspiran los inversores, más en el entorno actual donde el precio del dinero está deprimido. Los inversores institucionales planean aumentar su exposición a los activos privados desde el 12,8% actual hasta el 14,1% en el próximo año.

Vuelta a la oficina

La firma también dedicó un espacio de tiempo a analizar los pormenores de los ciudadanos y los profesionales en su día a día en la nueva situación post-Covid. "Hay que maravillarse de cómo la raza humana se ha adaptado a algo tan extraordinario en solo 12 meses".

En lo que respecta a la propia gestora, "hemos roto nuestro apego a la oficina". "Incluso los gestores de fondos más tradicionales tienen que aceptar que las empresas se las arreglaron increíblemente bien con el teletrabajo", se alegró Harrison. No obstante, el CEO aboga por una vuelta ordenada y flexible a los 'cuarteles de mando' de la gestora.

"Aunque el teletrabajo resultará transformador en los años venideros a medida que aprendamos a trabajar de forma completamente diferente en distintos lugares, personalmente sigo apoyando que las personas se reúnan en la oficina", reconoció el primer espada de Schroders. "Desde nuestra perspectiva, garantizar que todavía tengamos interacción cara a cara para mantener nuestra cultura de colaboración, innovación y productividad sólida sigue siendo crucial", añadió.

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