El 'tax lease' es uno de los mecanismos más atractivos para financiar la I+D+I, pero es desconocido y complejo para muchas empresas.

El 'tax lease' es uno de los mecanismos más atractivos para financiar la I+D+I, pero es desconocido y complejo para muchas empresas.

España

Las trabas burocráticas, principal freno para desarrollar el 'tax lease' a la I+D+I en España

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Desconocido para muchos, habitual para otros. El concepto de 'tax lease' es bien conocido en industrias como la marítima, donde se venía usando para promover la competitividad de los astilleros. Sin embargo, en los últimos años, su principal hincapié está en el sector de la innovación, que ha encontrado en este instrumento una vía de canalizar inversiones necesarias a la I+D+I de forma eficiente y sostenible a largo plazo.

Hablamos de una vía alternativa de financiación para las empresas dedicadas a la innovación, de modo que no tengan que recurrir a rondas de inversión (perdiendo porcentaje de su compañía) o a préstamos bancarios. Este modelo fiscal permite que todo tipo de compañías se deduzcan pérdidas y beneficios fiscales -del Impuesto de Sociedades- en favor de proyectos en etapas tempranas de desarrollo, un incentivo especialmente atractivo para sectores de alto riesgo y retorno prolongado, como la biotecnología, la inteligencia artificial y las energías renovables.

Los datos sobre el uso de este instrumento son dispares. Por un lado, Deloitte cifraba que estos incentivos fiscales a la I+D apenas representan el 0,2% del PIB, aún lejos del promedio europeo de 0,35%. En cambio, otro informe de Ayming recoge que un 40% de las compañías afirma recurrir a las deducciones fiscales en I+D+I, mientras que un 33% reconoce que se sirve de las ayudas públicas tanto a nivel nacional como regional.

A nivel global, el creciente estatus de las ayudas y subvenciones ha convertido a estas en la segunda fuente de financiación para las empresas, por delante de las deducciones fiscales, algo que no ocurre en España, donde este incentivo, que vive uno de sus momentos históricos por los Fondos Next Generation, se sitúa en cuarto lugar como instrumento para financiar la I+D.

En cuanto a las deducciones fiscales por I+D+i, la diferencia entre pequeñas y grandes empresas es notable, ya que sólo el 31% de las pequeñas empresas afirma recurrir a ellas, frente al 50% de las grandes empresas en España.

Las trabas burocráticas, el gran freno

Sin embargo, la aplicación del 'tax lease' sigue sin ser todo lo óptima que se querría. Y la causa radica directamente en las trabas burocráticas y los retos regulatorios.

Como es obvio, las autoridades fiscales han comenzado a definir normas más estrictas para evitar abusos y asegurar que las deducciones fiscales se usen en proyectos innovadores con un retorno social claro. Pero estas crecientes exigencias no hacen sino complicar el acceso a este instrumento... y a todas sus ventajas.

Así lo reconoce para DISRUPTORES - EL ESPAÑOL Francisco Marín, premio Nacional a la Trayectoria Innovadora 2020: "En España hemos pasado de ser uno de los países europeos más generosos a nivel de régimen fiscal a la I+D, con un 30% de generosidad media, a tener uno de los sistemas más enrevesados debido, principalmente, a las trabas burocráticas".

En ese sentido, Ángel Pérez Riveras, jefe del servicio de informes motivados del Ministerio de Ciencia e Innovación, reconocía en un reciente evento de Kaudal el creciente interés en estos mecanismos y la complejidad de su tramitación.

"Hemos pasado de 300 solicitudes apenas en el 2003 hasta llegar a las 12.000 en la actualidad. Es una herramienta que no es baladí, no es sencilla. Es muy rigurosa y robusta, pero también es complicada. Para eso están las empresas estructuradoras, para facilitar que las empresas que hacen I+D puedan aprovechar estos incentivos fiscales", afirmaba Pérez Riveras.

En relación con las tipologías de proyectos que se presentan a este esquema, explicaba que la tendencia actual de los proyectos de facilitar la gestión de las empresas para modernizarlas y adaptarlas al contexto actual, pero destacó que “también hay proyectos en sectores muy importantes como el médico, agroalimentario, medioambiente o fisicoquímico”.

“Cuando pedimos documentación de un proyecto y certificación de este, no le pedimos a la empresa que desvele la fórmula magistral o el algoritmo. Solo queremos saber qué ha hecho la empresa, cómo lo ha hecho y en qué ha mejorado con respecto a la posición inicial del proyecto”, aclaraba Pérez.