Parece que la final concluyó el pasado lunes, pero no es así. Una celebración que bien se puede asemejar a la consecución de un título, pero todavía queda tela por cortar. El triple de Jaycee Carroll ya es historia de la Liga ACB, pero sería muy inconsciente por parte del Real Madrid dejarse llevar por el último minuto del segundo partido. Por ello, desde que entraron en el vestuario, se rebajó la euforia.
El 2-0 parece una ventaja imposible de recuperar, según la historia de esta competición. Pero el Palau no ha dicho la última palabra y el Barcelona tiene sed de venganza, aunque el nivel anímico no sea el adecuado para un partido de tal trascendencia. El conjunto merengue huele sangre y puede, quiere y desea cerrar la final en la cancha del eterno rival.
Poca estrategia le queda a Pesic, que abatido tras la derrota, decidió soñar con que en Barcelona llegarán el 2-1 y el 2-2. Para Pablo Laso no todo es un cuento de hadas, ya que tiene que ajustar a un equipo que jugó 39 minutos para olvidar, pero que lo arregló en tan solo 44 segundos. Todos los jugadores estarán disponibles para el que puede ser el último asalto de la final ACB.
Asaltar la cancha culé
Una victoria separa al Madrid de su segundo título de la temporada. Pero no lo tiene fácil, ya que no sabe lo que es ganar en el Palau, con un 2-0 en contra. En ambos choques, el Real Madrid llegó al final del partido sin ninguna opción e incluso cayendo por más de diez puntos en ambas fechas. El objetivo es sencillo, lograr la primera victoria en el pabellón del eterno rival.
Remontar un 2-0 en una final de la ACB es un imposible según la estadísticas históricas de la Liga, ya que en las quince temporadas en que uno de los dos finalistas se ha adelantado de esa forma siempre se ha llevado el título. En nueve de las quince ocasiones la final se sentenció en el tercer partido; de las otras seis eliminatorias finales, en tres se prolongó hasta el cuarto partido y en tres se fue hasta el quinto y definitivo.
Carroll y su 'deseado' premio
Si la final tiene un nombre propio hasta el momento es el de Jaycee Carroll. El escolta americano puso patas arriba el fortín merengue, pero quiere aspirar a un premio que nunca ha recibido: ser MVP. En la mayoría de las finales siempre ha sido clave, como ya demostró en la final de la Euroliga de 2015, donde finalmente el trofeo cayó en manos de Nocioni. El '20' tiene su gran oportunidad a los 36 años de conseguir el único premio que le falta en sus vitrinas.
[Más información: La desolación de RAC1 con el triplazo de Carroll: "¡Qué cruel y qué injusto!"]
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