El ascenso a Primera División se decide esta semana. Osasuna y Granada se ganaron los dos billetes directos a la División de Honor del fútbol español y entre el Deportivo de La Coruña y el Mallorca se decidirá el tercero. Ambos son los equipos que se medirán en la final del play-off de ascenso. La ida se jugó este jueves en Riazor, con victoria del Dépor por 2-0, y la vuelta, en Son Moix, se disputará este domingo.
Se miden el Dépor, un equipo que aspira con volver a Primera un año después de su descenso, contra su cara opuesta: el Mallorca. El club balear sueña con lograr una hazaña pocas veces vistas antes en el fútbol español: encadenar dos ascensos consecutivos de Segunda B a Primera. Es el deseo de toda Mallorca que hace apenas dos años se veía en un pozo en el fútbol semiprofesional, pese a que en enero de 2016 el club cambió de dueño. La ida les dejó contra las cuerdas, pero la ilusión no se pierde tras haber vencido a viejos fantasmas.
Una reconstrucción sin prisas
En enero de 2016, Robert Sarver, millonario estadounidense y propietario de los Phoenix Suns se convertía en el máximo accionista del Mallorca. Lo hacía pagando 20.620.012, la práctica totalidad de la ampliación de capital, a cargo de su empresa Liga ACQ Partners LLC, integrada también por Andy Kohlberg y Steve Nash, leyenda de la NBA y dos veces nombrado MVP de la liga norteamericana.
El base, castigado por las lesiones, se retiró en marzo de 2015. Siempre estuvo muy ligado con el fútbol ya que su padre Peter fue futbolista profesional en Sudáfrica, su hermano Martin, internacional con la selección canadiense y su hermana Joann fue capitana del equipo de la Universidad de Victoria. En el Mallorca encontró mucho más que un negocio.
Sarver, Nash y su grupo llegaron con un Mallorca que tonteaba con los puestos de descenso a Segunda B y que se consumaba apenas la temporada siguiente de su llegada al Mallorca. Fue entonces cuando se temió que el grupo comprador huyera a las primeras de cambio tras el fracaso del equipo, pero no, se asumieron los errores y se siguió saneando el club con el pago de 7,3 millones de euros que el club debía a antiguos acreedores y la deuda con Hacienda de 17 millones que se van pagando poco a poco.
En lo económico, la temporada 2017/2018, en Segunda B, el Mallorca se hundió en su espiral de gasto con pérdidas de más de 4 millones de euros, en gran parte por los altos cobros del personal de la directiva y no deportivo, superior al del algunos de clubes de Primera División. Eso en una división semiprofesional en la que apenas se perciben 1,2 'kilos' de ayudas por el descenso. Pero los inversores americanos no desistieron con su generosidad y llevaron a cabo otras ampliación de capital de 10 millones de euros.
El compromiso con el club que hace soñar a la afición
En lo deportivo, el proyecto sí sonrió a Sarver, Nash y su grupo logrando el ascenso a Segunda apenas una temporada después de caer al pozo. El proyecto entonces tomó velocidad de crucero y en Mallorca la figura de los invernares se endiosó, aunque ellos eran unos más. Imágenes como Sarver haciendo cola para ver a su equipo en un partido de Segunda B o los gritos de "MVP" hacia Steve Nash hacen ver el calado que han tenido los inversores entre la afición y el club en estos. Una sintonía total que choca de lleno con inversores millonarios que abandonaros clubes como Racing o Málaga a su suerte tras no encontrarse con los resultados deseados. No hay prisas entre la directiva y se confía en la maduración del proyecto. Como las franquicias de la NBA.
Ahora el Mallorca sueña por fin con regresar a Primera División, el lugar al que se prometieron llegar los inversores cuando compraron el club. Sarver sigue mostrando su compromiso con el club, habiendo aportado otros tres millones de euros el pasado mes de abril en otra ampliación de capital. Por ellos, nadie deja de creer en Mallorca en el milagro del ascenso y poder remontar este domingo al Deportivo pese al 2-0 en contra de la ida. Sarver prometió que, al menos, daría un plazo de cinco años para conseguir su objetivo de ascender y, en poco más de tres, ha invertido 40 millones de euros. Son Moix se la juega este domingo, pero con el pensamiento de no perder el rumbo pase lo que pase sobre el césped.
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