El restaurante de un balneario real en un pueblo de Asturias donde comer las premiadas anchoas de Hazas
- Este pequeño pueblo a ocho kilómetros de Oviedo cuenta con un manantial de aguas medicinales que ya disfrutaba Carlos III.
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Dicen que por las aguas de este balneario de un pequeño pueblo de Asturias han pasado nobles, comerciantes, viajeros ingleses que buscaban una España exótica y hasta mismísimos Reyes de España como Carlos III y algunos de sus sucesores.
Ahora, el complejo de Las Caldas se ha convertido en una de las mejores escapadas para entrenar el cuerpo, con rutas increíbles por un espacio verde intenso; para relajar el alma, con sus distintos procesos termales; y para llenar el estómago, gracias a la gastronomía de sus dos restaurantes, uno de ellos considerado el mejor de la zona.
Pero lo cierto es que uno llega a este pequeño pueblo a ocho kilómetros de Oviedo siguiendo el rastro de un manantial que desde hace siglos se conoce por genera aguas mineromedicinales de una hermosa gruta natural situada en el centro del edificio histórico de la antigua Casa de Baños.
Este chorro sanador nace de unas grietas en piedra caliza carbonífera, a una temperatura constante de 40 grados y con una fuerza de 200 litros por minuto. No es de extrañar entonces que la voz se corriera por esta región y por los alrededores y llegara hasta Madrid, al Palacio Real concretamente, donde Carlos III, un amante del poder del agua, era un asiduo en los meses de descanso.
De hecho, el balneario real de Las Caldas es el único en toda la región de Asturias con esta importancia en su manantial y con la clasificación oficial de aguas mineromedicinales como marca la normativa vigente.
Anchoas, fabada, pitu...
Y en este paraíso termal es donde se puede disfrutar de uno de los secretos mejor guardados de la gastronomía asturiana como son las anchoas de Hazas que se fabrican en una conservera de Lastre.
Muchos son ya los que reconocen que estas premiadas conservas en los Great Taste, con hasta 15 estrellas, son una maravilla gastronómica a la altura de las más selectas del país, sobre todo por el mimo con el que se limpia cada uno de sus filetes. De hecho, es fácil escuchar en Lastre que las suyas son mejores que las de Santoña.
Lo bueno de Scanda, el restaurante de Las Caldas Villa Termal donde se ofrece este manjar, es que se pueden tomar acompañadas de un pan y tomate riquísimo con un buen jamón y antes de una fabada de las que sólo se degustan en Asturias por mucho que el plato se haya hecho ya internacional y surjan cocineros maestros en todo el territorio nacional.
Este comedor situado en el antiguo casino del balneario es un proyecto que debe todo a la personalidad de Raúl Galán, el chef que se ha hecho cargo de combinar la calma que se respira nada más pisar el hotel, con un producto de proximidad y platos tradicionales en los que Asturias está siempre presente.
Incluso la cerveza que ofrecen en sus mesas, una lager riquísima con un punto afrutado, nace y crece en tierras asturianas. Se trata de Ordum, que significa cebada en latín, y se envasa bajo las aguas de otro manantial, el de Borines, que convierte a este producto en algo muy especial.
Sus creadores destacan que es una craft en la que se pueden descubrir los valores de su gente y de su tierra que no es más que una naturaleza desbordante con un sabor auténtico y casi adictivo, como las montañas de esta región.
Historia del balneario
La primera instalación como balneario fue construida en 1776, pero se conocen testimonios anteriores de quienes pasaban por este pequeño pueblo a ocho kilómetros de Oviedo a mejorar su salud a base de baños, sobre todo para enfermedades reumáticas y afecciones crónicas del sistema respiratorio.
El edificio fue levantado siguiendo el proyecto de Ventura Rodríguez y la instalación actual ha conseguido devolverle el esplendor original y modernizar un lugar que combina belleza, naturaleza y el beneficio del agua.
El complejo está integrado por el Hotel Las Caldas, de cinco estrellas, y el Gran Hotel, de cuatro estrellas, con más de 10.000 m2 de jardines privados, un huerto ecológico, un centro deportivo y todas las áreas de bienestar en las que la lista de tratamientos tiene como objetivo mejorar el estado físico y holístico de quienes lo visitan con programas detox, de adelgazamiento, antiestrés, antitabaco, etc.
La estructura del balneario se divide en El Manantial, un espacio de arcos, piscinas de relajación y termas secas con la cueva donde nace el agua mineromedicinal; la Sala de las Columnas, una zona más selecta con un acogedor salón de relajación; y el área wellness y sus 25 cabinas de tratamiento avanzado individuales y por parejas.