Calle encharcada en Paiporta este lunes.

Calle encharcada en Paiporta este lunes. Manuel Bruque Efe

Salud LA DANA DEL SIGLO

De la disentería a la hepatitis A: los principales riesgos de salud pública a los que se enfrentan las víctimas de la DANA

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Una semana después de azotar el este y sur de la Península todavía estamos lejos de calcular el impacto de la DANA en el número de víctimas mortales. Pero hay otro impacto indirecto, el que se da en la salud de las personas afectadas, las que han visto cómo el agua ha arrasado con su vivienda o se encuentra en medio del caos y destrucción del mayor desastre natural del siglo.

Los médicos y expertos en salud pública que han hablado con este periódico coinciden en que gran parte de ese impacto será psicológico, la ansiedad y estrés que invade a las personas que han perdido a un ser querido o han visto arrasado su hogar.

"La quiebra de la salud mental de la población es terrible", explica Juan Francisco Navarro, presidente de la Sociedad Valenciana de Medicina Preventiva y Salud Pública, que también puntualiza que va a haber un impacto por la "interrupción de todos los programas de salud, tanto de crónicos como las citas médicas. En este caso, la pregunta sería, ¿quién no va a verse afectado?"

Quizá hay que hablar primero de situaciones llamativas pero que en realidad no suponen tanto peligro para la población. Entre sus recomendaciones para la población y los voluntarios de Comunidad Valenciana, el Ministerio de Sanidad incluye no tocar los cadáveres.

Ante las dudas sobre el riesgo que ello supone, el departamento dirigido por Mónica García ha aclarado que "no hay evidencia científica de que [los cadáveres] sean un riesgo importante de enfermedades epidémicas (cólera, tifus y otras) tras un desastre natural".

Y recuerda que, "en caso de que surjan infecciones, es más probable que su origen provenga de los propios supervivientes".

El riesgo más obvio para Eduardo Briones, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología, son "las enfermedades gastrointestinales, como la disentería, hepatitis A y gastroenteritis en general, por la contaminación de las aguas y las condiciones higiénicas deficientes".

La recomendación es clara: solo beber agua que se sepa que es potable. En el caso del agua del grifo "siempre hay un riesgo de contaminación pero suponemos que la empresa suministradora está dando la información sobre la potabilidad".

Este riesgo, advierte, es "muy variable entre un municipio y otro, incluso entre una calle y otra".

Proliferación de mosquitos

Julia María Ruiz, coordinadora del grupo de trabajo de salud pública de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), recuerda que, además, no hay usar el agua de la inundación "para lavar platos, cepillarse los dientes o lavar y preparar alimentos".

Solo debe utilizarse agua embotellada, hervida o tratada y hay que eliminar "todo alimento o agua embotellada que entre o pueda haber entrado en contacto con el agua de la inundación".

El agua también es el hogar de leptospira, una bacteria que puede provocar fiebres, dolores de cabeza, mialgias o infección conjuntiva, que es endémica en Valencia (en la Albufera), pero tiene tratamiento antibiótico eficaz.

Juan Francisco Navarro recuerda que, además de bacterias, el agua estancada es lugar de proliferación de mosquitos. "Pueden ser vectores de transmisión de enfermedades tropicales como el dengue y, aunque no es fácil que se produzca un brote de casos autóctonos, tenemos que tener medidas de saneamiento".

Los residuos también suponen un riesgo. "No basta con apartarlos de las casas y tenerlos a 15 metros. En el fango de los residuos van a crecer larvas de mosquito, habrá cucarachas y ratas... Y estos animales son vectores de transmisión de enfermedades. Hay que habilitar las vías de transmisión para llegar los residuos a kilómetros, porque las áreas de vuelo de los mosquitos son amplias".

El presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, advertía este lunes del riesgo de tétanos entre ciudadanos afectados y voluntarios que hayan sufrido heridas, pero los expertos consultados por EL ESPAÑOL no creen que este sea de los principales riesgos.

"Obviamente, en torno a miles de personas han podido sufrir heridas tanto en la riada como en la reconstrucción, pero si de lago estamos muy bien vacunados en toda la población es de tétanos y, en España, si hay casos son absolutamente excepcionales".

Más preocupación le generan otras infecciones que, en el caos de estos días y los que siguen, pueden impactar en la salud de los más vulnerables: pacientes crónicos, personas mayores o inmunosuprimidas.

La amenaza de la gripe

"Estamos en plena época de entrada de los virus respiratorios y las aglomeraciones son terribles", sostiene. Aunque los informes de infecciones respiratorias indican que estas se mantienen bajo control, el caos tras la DANA puede afectar a la campaña de vacunación frente a gripe y Covid (y VRS en recién nacidos y lactantes), con consecuencias perjudiciales en unos meses.

"Ojalá que no hay aun pico máximo hasta las navidades, aproximadamente. Son infecciones graves en personas mayores y vulnerables: si comparamos el riesgo de tétanos con el de gripe y Covid, me quedo con estas últimas como un riesgo mucho más importante, tenemos que continuar con los programas de vacunación, aunque sea con equipos móviles para llegar a donde ahora no se puede".

Entre otras cosas, los expertos recomiendan el uso de equipos de protección individual como mascarillas, guantes o botas de goma en los trabajos para limpiar calles y hogares; y extremar la higiene, si no puede ser lavándose las manos con agua y jabón, mediante soluciones hidroalcohólicas, y ventilar las estancias en la medida de la posible.

Con todo, la situación de riesgo para la salud puede extenderse más allá de esta primera fase de gestión del desastre. "Tendremos que ir viendo los datos epidemiológicos, puesto que los sistemas de vigilancia siguen funcionando y detectarán las anomalías", explica el epidemiólogo Eduardo Briones.

La normalidad se irá alcanzando "en la medida en que se vayan reponiendo las condiciones sanitarias. En un país como el nuestro, no es esperable que haya grandes epidemias ni consecuencias sanitarias más allá de lo que estamos viviendo".

Juan Francisco Navarro estima que, "si todo va bien y no hay otras lluvias esta semana que empeoren la situación", el trabajo de profesionales y voluntarios puede "dejar despejadas las zonas en dos o tres semanas. No se habrá logrado el riesgo cero del todo porque habrá que reconstruir las casas, pero puede haberse conseguido un trabajo muy apreciable".