La bióloga vallisoletana, hija de ‘fasero’ y ama de casa, que lucha por descifrar la metástasis: “Es una responsabilidad y una alegría”
Eva Hernando Monge, premio Castilla y León de Investigación, manda un mensaje a los jóvenes: "Que persigan sus sueños, pero con ganas, las cosas buenas no llegan de forma fácil”
9 marzo, 2024 07:00Noticias relacionadas
Desde los 15 años supo que quería ser científica. Lo hizo inspirada en el gran Severo Ochoa. Una niña vallisoletana, hija de un empleado de la Fasa (en esa época la Renault se llamaba así) y de una ama de casa. Ahora, en esta sociedad tan banalizada y que va tan rápido, es complicado que una adolescente tuviera las ideas tan claras y en el Premio Nobel asturiano a su referente. Pero todavía hay cantos para la esperanza.
Años después, la científica vallisoletana Eva Hernando Monge está al frente de su propio laboratorio de investigación en Nueva York desde el año 2006. La Junta de Castilla y León ha querido reconocer su carrera, aunque todavía le queda mucho por caminar, siendo galardonada con el Premio Castilla y León de Investigación Científica y Técnica e Innovación, dotado con 18.000 euros y de una medalla acreditativa. Será entregado dentro del acto institucional que cada año conmemora el Día de la Comunidad, algo que para ella “es un orgullo” por “reconocer mi carrera, pero también el trabajo de todo un equipo y de toda una vida. Es muy especial”, asegura a EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León.
En su laboratorio se ha empeñado en dar con las claves de la metástasis, “que es mayor causa de fallecimiento que el propio tumor original”. El equipo de Hernando estudia cómo un cáncer primario se extiende por otras partes del cuerpo aunque no tenga las condiciones adecuadas para desarrollarse. Y lo hace desde un melanoma, un tipo de cáncer que puede surgir en forma de pocos milímetros pero que puede extenderse a otros órganos. Entender ese proceso y aplicar estas pautas a otros tipos de tumores es la dinámica de trabajo del Laboratorio Hernando.
“Soy optimista, sobre todo al ver lo que se ha evolucionado en 20 años, pero nos queda un camino largo por hacer”, asegura. Por sus manos pasa la esperanza de muchas personas que quieren vencer al cáncer, por eso tiene claro que está ante una “gran responsabilidad”, pero también ante “un privilegio por trabajar en algo que me gusta y donde siempre aprendo cosas nuevas. Aprendo algo nuevo y aporto algo nuevo. Eso es un privilegio único”.
Con cada palabra que Hernando describe su trabajo se hace evidente la ilusión de esa joven vallisoletana que vio cómo sus padres, nacidos en una zona rural de Soria, se trasladaron en los años 60 a Valladolid en busca de un futuro mejor, sobre todo para sus tres hijas. “Mis padres nos trasladaron siempre el valor de la educación, y que para conseguir algo hay que trabajar duro y tener disciplina”, recuerda. Y eso es lo que ha hecho toda su vida hasta poder llegar a la cima de la ciencia en Estados Unidos.
Lo tenía muy claro. Por eso cursó los tres primeros años de la carrera en la Universidad de Valladolid y posteriormente se marchó a la Universidad Autónoma de Madrid para cursar Bioquímica y Biología Molecular. Realizó el doctorado y en el año 2000 decidió dar el gran paso de ir a Estados Unidos, “allí es donde están las mejores oportunidades y proyectos”, apunta. Y como ha hecho toda su vida, ha sabido aprovechar la oportunidad a base de trabajo. Se siguió formando hasta que en 2006 le ofrecieron su propio grupo, su propio laboratorio, de trabajo. Ahora ya lleva 16 años en la cátedra de Patología de la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York. Ahora se encuentra en uno de los mejores laboratorios de biología molecular y de genética del mundo.
El jurado de este premio ha valorado, por mayoría, la trascendencia de su trayectoria investigadora sobre los mecanismos responsables de la propagación metastásica del melanoma.
Aunque tuvo que hacer las maletas, cree en el talento que hay en Castilla y León, “donde se hace un buen trabajo”, pero tiene claro que hay que seguir apostando por la investigación y, sobre todo, darle continuidad. “Cuando hay dinero se invierte en investigación, cuando la cosa no va bien, la ciencia pasa a un segundo plano. Tenemos que tener la seguridad de que si se pone en marcha un proyecto vamos a tener continuidad. La diferencia entre Estados Unidos y España es esto, además del dinero público es mucho el capital privado que se invierte”, recuerda.
"Perseguir los sueños, pero con ganas"
Desde su posición manda un mensaje claro a los niños y niñas que, como ella, sueñan con trabajar en un laboratorio y ser científicos. “Es difícil saber lo que quieres ser, por eso hay que dar la oportunidad de explorar y de abrir las puertas de un laboratorio”, asegura. Para posteriormente dejar claro que se puede recibir “una formación excelente en España en sus universidades y podemos estar muy preparados, pero se necesita perseverancia”. “Sé que esto ahora no es popular porque las redes nos muestran modelos rápidos de para triunfar, pero poniendo empeño y tiempo en algo es lo que nos lleva va a dar sus frutos. Que persigan sus sueños, pero con ganas, las cosas buenas no llegan de forma fácil”.
Eva, tras recibir su premio Castilla y León, volverá a Estados Unidos donde tiene a su pareja y a sus dos hijos. Esos hijos que quiere que no pierdan sus raíces. “Se lo pasan muy bien cuando regresamos a España”, apunta, mientras dan paseos por el Campo Grande, disfrutan de la gastronomía y de los castillos de la zona, pero sobre todo, “pasan tiempo con sus abuelos”.