Cantarroja, Valencia, tras la DANA Manuel Garrote

Zamora

VÍDEO | El minuto a minuto de un influencer zamorano en la tragedia de Valencia: "Hasta que no estás allí no lo entiendes"

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Valencia y toda España han sufrido un gran golpe con la llegada de la DANA. Una tormenta que no sólo ha arruinado a muchas familias, sino que les ha dejado sin su hogar, y en muchos casos, sin algunos de sus seres queridos.

Creo que todos los españoles tenemos ahora ganas de ir”, cuenta Manuel Garrote, el influencer zamorano, conocido como Don Sopalajo, que se ha sumado estos días a la ayuda de urgencia que allí necesitan.

“Sabía lo que iba a sufrir”, explica mientras recuerda sus dos días en la localidad de Catarroja.

No todos pueden acercarse a la Comunidad Valenciana, pero la solidaridad en la que se ha sumergido todo el país hace que estos momentos aquellos que más lo necesitan no se sientan solos, abandonados.

Manuel aprovechó que descansaba en su trabajo este puente de Todos los Santos, y sin pensarlo dos veces, contactó con otra influencer de Salamanca, AgriPilar, que estaba organizando varias furgonetas para poder llevar comida, bebida y otros útiles. Así, el lugar al que irían sería Catarroja.

En total cuatro furgonetas tomaron rumbo a Valencia, y a su paso por Madrid, Manuel se subió a la última plaza libre, dado que actualmente él trabaja allí.

Tras pasar las restricciones en carreteras, pudieron tomar tierra cerca de las 21:30 horas, “se tardaba bastante en llegar”.

Una vez allí, “la verdad es que había un poco de descoordinación entre los diferentes cuerpos que estaban trabajando allí y nadie sabía muy bien a dónde podíamos dejar lo que llevábamos”, afirma Manuel.

Hasta casi las doce de la noche se mantuvo la espera, “aprovechamos también a ir hasta el centro, hasta el ayuntamiento, para informarnos un poco de cómo íbamos a poder ayudar al día siguiente".

"Porque nuestra intención no era llegar, descargar y marcharnos, ya que íbamos, pues queríamos ayudar, aprovechando que era fin de semana”.

La situación de Valencia es inimaginable, y así lo ha relatado Manuel, “es algo que por más que ves vídeos, hasta que no estás allí no lo entiendes, porque hay un silencio muy extraño”.

Al final, “tú estás en una población a la que no le corresponde ese nivel de silencio. Era como cuando en la pandemia te asomabas a la ventana y no escuchabas nada. Es muy raro”.

Una desgracia que ha encogido el corazón a toda España, “te asusta bastante ver el estado de todo, porque, aunque hay luz en la calle y hay una iluminación normal, está todo destrozado. Y todas las pertenencias de la gente están en la calle, destruidas, sucias…”.

Cantarroja tras la Dana (Valencia)

Cantarroja tras la Dana (Valencia) Manuel Garrote

Una vez que pudieron atenderles en su llegada a Catarroja, redirigieron al grupo en el que iba Manuel al polideportivo municipal.

Afirma que allí estaban trabajando bomberos y Cruz Roja, se encargaban de meter dentro del polideportivo el cargamento de dos camiones de ropa, “habían dejado todos los fardos en la puerta”.

Como había previsión de que al día siguiente lloviera con fuerza, “había que meter todo rápidamente para el interior. Así que estuvimos ayudando allí”.

Según recuerda Manuel, había unas 50 personas, después descargaron las furgonetas que ellos llevaron.

“Las furgonetas las descargamos solos porque los bomberos tuvieron que irse a dormir, porque llevaban ya 24 horas seguidas trabajando, que durmieron dentro del polideportivo en el suelo. Igual que después nos invitaron a nosotros”.

Hacia las cuatro de la mañana acabaron de descargar las furgonetas que llevaron desde Salamanca.

“Cogimos algunas mantas de las que había donado la gente y nos hicimos un pequeño colchón y ahí dormimos. A las siete y media ya estábamos en pie”, continuaba diciendo Manuel.

Ante la desolación y la primera claridad del día “me fui a repartir algo de agua por las casas a gente que me había escrito por Twitter con su dirección, y después ya nos fuimos dentro del pueblo otra vez y estuvimos ayudando a diferentes personas a vaciar de lodo sus casa”.

Este lodo se mandaba a las calles secundarias y, después, ese barro, a su vez, otra gente lo empujaba hasta la vía principal.

Por la mañana, “se notó que ya llegaba más gente, tanto voluntarios que entraban por cualquier parte del pueblo, aunque después se cortaron las vías”.

Donaciones para Cantarroja (Valencia)

Donaciones para Cantarroja (Valencia) Manuel Garrote

En el caso de Manuel, las furgonetas que llevaron a Valencia debían devolverlas, para que sus dueños, pudieran volver a trabajar el lunes, de ahí que tuviera que abandonar Catarroja en el fin de semana.

No obstante, “tenemos intención de volver, porque la realidad es que de momento no hay ningún pabellón como tal habilitado para voluntarios, pero, ahí hay trabajo para muchas semanas”.

Manuel se ha alegrado al ver que hay más zamoranos allí trabajando, aunque viene gente de todos los puntos de España. “La gente allí está preocupada de trabajar y tienen buen ánimo, agradecen mucha esa ayuda de fuera”.

Por otro lado, “no hay ninguna conversación política en las calles, la gente está centrada en trabajar y en poder volver cuanto antes a su vida normal”.

Qué hace falta

Manuel ha podido ver con sus propios ojos la situación real de los vecinos de Catarroja y recomienda a todos aquellos que están enviando útiles y alimentos los que verdaderamente necesitan allí.

“He visto montañas ingentes de ropa. Mi consejo es que la gente si pueden unirse entre varios y comprar generadores o bombas de agua, es lo que más falta. Al fin y al cabo, yo creo que lo que hay que pensar es reducir los tiempos que se tarden en que aquello vuelva a la normalidad”.

Evidentemente, “la comida, pero creo que, por ejemplo, es más necesario ese tema de maquinaria de trabajadores especializados. Entonces, yo si fuera ahora donante de algo, pues mandaría agua, el agua es súper necesaria. De ropa, ropa de trabajo”.

Aún había gente todavía equipada con bolsas de plástico en los pies y celos. Por ello, “hacen falta esas botas, esos pantalones de trabajo que sean resistentes”.

Medicinas y útiles de higiene personal, también pensando en los más pequeños.

Respecto a la comida, lo ideal es no perecedera. Y sin olvidar a los que son celíacos, “para ellos quizá la que había era muy poca, donde yo estaba”.

Finalmente, “las ONG que están trabajando allí animaban también al tema de las donaciones económicas, porque al fin y al cabo la gente que está allí trabajando va a saber bien en quién tener que invertir el dinero en cada momento”.