Doctora Beatriz Montejo: "Para ser un buen médico taurino hay que ser aficionado a los toros"
La doctora Beatriz Montejo es la cirujana de la plaza de toros La Glorieta de Salamanca, además, también son muchos los pueblos que requieren de sus servicios para los festejos taurinos, tanto populares como corridas y novilladas
16 septiembre, 2023 07:00Noticias relacionadas
La doctora Beatriz Montejo, licenciada en Medicina por la Universidad de Salamanca, cirujano general y del Aparato Digestivo y profesora, es todo un símbolo y referencia en la cirugía taurina. Además de coordinar cursos sobre lesiones taurinas, es la cirujana jefe de la plaza de toros La Glorieta de Salamanca, así como de otros muchos cosos de la provincia. Como gran aficionada a los toros, asegura "vivir y disfrutar de la cirugía, de intentar contar lo que sé... y de los toros. En la vorágine y en la pelea".
Pregunta: Una feria taurina más de Salamanca, doctora.
Respuesta: Sí, para nosotros como equipo médico, la tercera. La afrontamos con toda la ilusión, como cada año, y todavía recordando al doctor Luis Ortega, quien ha sido durante más de 4 décadas el cirujano de esta plaza, y a quien tenemos el honor de sustituir, lo cual supone un enorme orgullo y una gran responsabilidad.
P: ¿Qué supone ser cirujana de una plaza de toros, como por ejemplo Salamanca, a pesar de que puede serlo también en un pueblo?
R: Nosotros ya tenemos cierta andadura como equipo médico taurino, porque empezamos en el año 2008, pero en una plaza de primera o de segunda categoría, como es Salamanca, todo lo que sucede tiene una mayor repercusión. Como he dicho, nos ilusiona y nos responsabiliza y estamos muy agradecidos a los empresarios de La Glorieta por su confianza en nuestro equipo.
Supone nuestra total implicación y compromiso, un afán de mejora continua, la inquietud por seguir formándonos y prestar la mejor atención a los lesionados taurinos. Por esto, es fundamental conocer y adaptar los protocolos mundialmente aceptados de atención inicial a pacientes con traumatismos graves a las especificidades del traumatismo taurino. O sea, que un buen equipo médico taurino debe conocer ambos: tanto la secuencia de actuación con politraumatizados como las particularidades de las lesiones taurinas. Porque la vida y el pronóstico de estos pacientes dependen de quien les atiende en los primeros diez minutos.
P: Usted también es una doctora que hace de cirujana en plazas de toros de pueblos. ¿Hay gran diferencia entre ser cirujano en una plaza portátil a una plaza como la de Salamanca?
R: Sí, la hay. Primero, porque en las plazas de pueblo a las que nosotros acudimos, casi todo son novilladas sin caballos, lo que implica que los toreros son más inexpertos porque están en formación. Y luego, porque las plazas de las primeras categorías están en capitales de provincia, con un hospital cercano; pero muchos pueblos con festejo taurino están alejados del hospital. Con lo cual, en caso de una situación grave o en la que haya que hacer una cirugía de control de daños, esta sólo va a poder realizarse si existe un equipo médico completo, que incluya anestesista y cirujanos. Y esto no siempre es así, porque la ley (RD 57/2008 en Castilla y León) solo lo exige cuando se lidian utreros o toros. Esto es así porque cuantos más años (y en general más peso y más encornadura) tiene el animal, mayor es la energía que transmite a la víctima durante el impacto (es la fórmula física de la energía cinética) y por tanto, mayor es el riesgo.
P: Eso es lo quería yo preguntar, la parte esa del festejo popular, como los encierros, ¿es más complicado actuar médicamente que en una corrida o novillada?
R: Sí, aunque nosotros nos dedicamos más al espectáculo en plaza, el festejo popular es muy complicado. Lo es desde el momento en quelos participantes están en el contexto de un ambiente festivo, donde la gente a lo mejor no ha dormido, ha bebido y arrastra el cansancio de los días de fiesta, sin tener la forma física de los toreros. Y luego, por otra parte, como decía el doctor Ramón Vila, que era un gran aficionado, “para ser un buen médico taurino hay que ser aficionado a los toros, para estar pendiente en todo momento de cómo sucede el percance”. Esto se llama análisis de la cinemática, y aporta una información muy valiosa para pronosticar las posibles lesiones que se puedan haber ocasionado. En las enfermerías no hay los medios diagnósticos de radiología de los hospitales (TC fundamentalmente) y como hemos hablado, el pronóstico y la vida de estos heridos dependen de decisiones que hay que tomar a veces en segundos. En el festejo popular, por su idiosincrasia, en la mayoría de las ocasione es imposible presenciar el percance y esto es una desventaja para la actuación sanitaria.
P: ¿Hay mucha diferencia de aquellos tiempos y aquellos pueblos, cuando aún tenemos en mente lo de Paquirri, y la actualidad?
R: La tragedia de Paquirri supuso un antes y un después en la cirugía taurina porque implicó una mejora en las condiciones de asistencia sanitaria taurina. Después de ésta, ha habido heridos de este tipo gravísimos: Curro Vázquez y Román en Madrid, Curro Sierra en Sevilla, Manuel Escribano en Alicante, Mariano de la Viña en Zaragoza, Manuel Diosleguarde en Cuéllar… que han sobrevivido gracias a que se les pudo realizar una cirugía de control de daños, en estos casos, control de la hemorragia y tratamiento del shock hemorrágico, en la enfermería. Las cornadas mortales de los últimos 30 años han sido fundamentalmente por lesiones de otro tipo, fundamentalmente lesiones torácicas insalvables.
"Parece que para que las cosas mejoren tiene que morir alguien. Y la lesión de Paquirri supuso un antes y un después en la cirugía taurina".
P: Seguimos viendo ciertas cositas por los pueblos, que Dios santo, doctora.
R: Bueno, en verdad no lo sé y si es así, no lo quiero saber porque me parece imposible de solucionar, y esto nos llevaría a un debate demasiado largo. De lo que sí me responsabilizo es de que todo esté en las mejores condiciones y según exige la ley en los festejos a los que nosotros acudimos.
P: Usted también, ya lo ha dicho, es una gran aficionada taurina.
R: Sí. Por circunstancias, mi familia siempre ha estado muy vinculada al mundo de los toros y al campo charro. Somos abonados de la plaza de toros de Salamanca de toda la vida, abonos que todavía mantengo. Y aunque la cirugía ocupa el 90% de mi tiempo, casi todo el ocio lo dedico a los toros, a ver desde novilladas sin caballos a carteles de todo tipo que me interesan, en las ferias de España y Portugal. Aún así, la medicina es muy absorbente y ojalá pudiera disfrutar más de la tauromaquia.
P: En su casa tiene una enciclopedia, digámoslo así. Hablamos de su marido, Domingo Delgado de la Cámara, un gran crítico taurino.
R: Si, Domingo es licenciado en derecho por necesidad, pero escritor e historiador taurino de vocación. Y sobre todo, es aficionado a los toros y ejerce como tal. Es un apasionado de la Fiesta desde la infancia y tiene un profundo conocimiento de la historia de la tauromaquia en todas sus vertientes. Ve todos los toros que puede y se lo ha leído todo, porque todo le interesa. Fíjate que aprendió a leer en el Cossío. Le admiro mucho y es muy enriquecedor tener al lado a alguien así de inteligente y de culto, con tanto que aportar y de quien aprender. Si no tuviéramos esta afición en común, no sé si la convivencia sería posible.
P: Y finalmente, cómo ve el mundo del toro?
R: Con optimismo. Siempre ha habido épocas buenas y malas. Como dijo Domingo hace poco en un coloquio, parecía se acababa cuando murieron Joselito y Manolete, o cuando se retiró Belmonte, a la vista está como ha sobrevivido. Creo que ahora estamos en uno de esos momentos claves de la historia, porque las figuras se están retirando y es una enorme oportunidad para que toreros con muchas condiciones, puedan hacerse un hueco en las ferias e incluso coger el cetro del toreo. Además, estoy muy ilusionada con la cantera de Salamanca, con los matadores, los novilleros y con la Escuela de Tauromaquia, una de las mejores de España. Y también con la esperanza y el deseo de que nuestro campo bravo recupere todo su esplendor.