No son buenos días para opinar. Son días de cautela y de templanza, de tristeza y desolación. Platón afirmaba que el precio de desentenderse de la política es ser gobernado por los peores hombres. Hasta que no salga gratis actuar mal, por acción u omisión, por estupidez o maldad, este sistema no cambiará.
Da igual quién nos administre. Lo mismo pasa con los periodistas activistas cuya transparencia es inexistente y sólo dan noticias filtradas por los impresentables que cobran por ello. Son el cáncer que empobrece y destruye a los países democráticos de occidente. Muchos de ellos el único libro que han leído hasta el final es la cartilla de preescolar.
En España hemos tenido tres ocasiones críticas en los últimos años como han sido el 11M de 2004, el 15M de 2011, el golpe de Cataluña de octubre de 2017 y las inundaciones de Valencia de 2024. España es un país en crisis permanente, dividido por una clase política que la acecha desde dentro y desde fuera.
Al final se acuerda el pacto de estado para que todo siga igual. Hoy por mí y mañana por ti, que es el origen de la deriva de España hacia el estado fallido. Por otra parte, el estado de las autonomías queda ya claro que está desfasado, fue una solución de la transición para contentar a unos pocos pero hoy sus nefastas consecuencias las están pagando todos los ciudadanos.
Hemos visto que parte del pueblo indignado no era ni del pueblo. El único servidor público que está siempre donde debe estar es el Rey y el que sufre por su pueblo.
Creemos que elegimos a gente preparada y estos a su vez que formarán a equipos preparados pero hemos visto que son incapaces, desde hace tiempo no son capaces de gestionar nada. Lorca vivió y vive en contenedores, La Palma vive en contenedores y los marginales de Valencia vivirán en contenedores.
Esperemos que esta tragedia de Valencia sirva para que se deje de utilizar a los ciudadanos como plató de campaña electoral. Algunos han quedado retratados para siempre aunque sabemos que la memoria tiene las patas cortas.
La dejación de funciones y la omisión de auxilio es un delito muy grave. Adornado con el que si necesitan ayuda que la pidan a tildar de elementos marginales al mecánico de la esquina, al panadero de toda la vida o a la señora Paca la costurera. Bochornoso.
Después de salvar la vida los valencianos se han tenido que encerrar en casa por las noches para que las hordas no te roben lo que llevas puesto o violen a tus hijas en total oscuridad.
Saben la cifra aproximada de desaparecidos desde hace días que será pareja a la de fallecidos, pero no nos la dan. Nos tratan como si fuéramos parte de un estudio demoscópico. Nos las tienen que dar de forma que las podamos digerir lo malo será que el empacho no nos lo quitará nadie.
La política ha caído ante la humanidad de la Corona. El Rey de todos frente a los políticos de nadie. Vivimos en una distopía, en un basurero moral. Esto es un manicomio en el que los locos han robado la bata a los médicos.
Desde lo que queda de sano del Estado habrá que reconstruir la cordura, el sentido común y la democracia perdida. España tiene miedo, está desde hace tiempo abandonada a su suerte. No nos merecemos ni el miedo ni este abandono.