Además de la Eurocopa, que todo lo inunda, hay otros acontecimientos donde, sin balón, se juegan importantes resultados. Es el caso de las elecciones en nuestra vecina Francia y en la siempre "pérfida Albión" de cuyo resultado depende, por ejemplo, una negociación, siempre inacabada, sobre Gibraltar, según ha declarado el líder laborista Starmer y posible ganador según todas las encuestas.
Pero volvamos a Francia y con dos amigos franceses. Amigos, tengo que decir, por su pasión por los toros, como yo, y con los que me veo con frecuencia. Uno de la republicana Toulouse y el otro de la imperial París, aunque pasan en Madrid gran parte de su vida y con los que frecuento corridas, reuniones y actos diversos, sin olvidar la buena mesa que es un buen sitio para charlar de todo.
Y en este de todo, no podía faltar la situación de su país, Francia, que para ambos es más que preocupante.
Aunque no descartan graves tensiones sociales, no creen que esté en ciernes una guerra civil como pronostican algunos tan cualificados como el propio Presidente Macron. Claro, incluso por parte de los medios progres no se descarta un cambio en la segunda vuelta del domingo, por aquello de que "hasta el rabo todo es toro."
Pero mis amigos galos, aunque taurinos, consideran que pase lo que pase el domingo, la situación en Francia es realmente preocupante; y llegan a pronosticar que la sociedad francesa "está enferma". Yo les pregunto si tiene cura a lo que me contestan que depende, sobre todo del médico y del tratamiento que se aplique.
Naturalmente, uno no puede olvidar del ejemplo de un país que marcó la senda de la democracia al mundo, con su revolución y su lema liberté, igualité y fraternité, siempre vigente, al igual que fue el destino de nuestros exiliados de la dictadura y de tantos españoles en busca de trabajo. Un país de acogida y mejor bienestar, a pesar de los paréntesis, ya superados de las guerras napoleónicas.
No obstante, viene a mi memoria el famoso refrán de que "cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar". Esperemos que la enfermedad francesa no dure mucho y sobre todo que no sea contagiosa.