Semana Santa de Medina de Rioseco

Semana Santa de Medina de Rioseco Fotografía: Eduardo Margareto / ICAL

La tribuna

Retratos de la Pasión (vivencias de un riosecano)

15 marzo, 2024 13:58

La Ciudad de los Almirantes guarda un importante patrimonio monumental entre sus rúas, pero quizás estos monumentos catedralicios, que se yerguen impasibles por el paso del tiempo, parecen empequeñecerse ante lo que acontece cada año, durante sus días más esperados, para vecinos y forasteros, que acuden y regresan puntuales a esta cita ineludible en el calendario de todo riosecano que se precie.

Toda esta tradición en Medina de Rioseco se contempla en el arraigo de los riosecanos desde la creación de las cofradías hasta nuestros días y que han hecho que esta brille con luz propia gracias a que los miembros de las mismas apuntan a sus familiares como miembros de las cofradías de nuestra ciudad, haciendo de estas un sinfín generacional, el cual va pasando de padres a hijos y por tanto es habitual encontrar en los listados, varias veces repetidos los apellidos, lo que supone una cierta relación entre unos y otros hermanos.

Es tal la magnitud de este acontecimiento, que él mismo ha adquirido un valor único e incalculable, no solo por las tallas, que recorren sus rúas y corros, sino por una serie de claves que sustentan el patrimonio inmaterial y que hacen que todas las cofradías tengan unas costumbres y tradiciones que se remontan a varios siglos pasados, contribuyendo el conjunto de ambas a un ritual ininterrumpido durante siglos y que se pierde en la noche de los tiempos.

Todo esto se ha conseguido con un aprendizaje natural y espontáneo, que surge con la vivencia desde niños, en la vida diaria de la cofradía, durante todo el año. Creando y grabando en la retina para siempre, una convivencia con los diferentes hermanos en reuniones y juntas, refrescos o tallando el santo paso, en la aceituna, cenas, misas, procesiones y entierros..

Por toda esta introducción que arriba describo, paso a exponer el relato de un cofrade más de esa interminable lista de historias de nuestra Semana Santa, narrando la vida de un cofrade anónimo, siempre silencioso en sus formas, sin querer ser un personaje destacado, sino siendo uno más en esa fila interminable de hermanos que alumbran a su sagrado titular.

La historia de mi familia, dentro de la cofradía del Nazareno de Santiago, la conocemos a partir de la reorganización de la cofradía, ya que el primer libro que conservamos pertenece aquel momento de principios del siglo XX, donde ya varios miembros con el mismo linaje aparecen escritos hay, desempeñando labores de tesorería o incluso sirviendo el Paso, ocupando en aquellos tiempos difíciles de estrecheces económicas, su deber como mayordomos, entre ellos mi bisabuelo.

Pero si corremos unos cuantos años más para delante, me viene a la memoria, siempre, esta primera foto que os muestro, que tiene todo el sabor y la pátina del tiempo, suficiente como para ser un faro en mi vida y muestran la esencia de nuestra hermandad, dejarme por tanto que esta sea la primera foto de este bello relato, siendo esta el testigo más fiel de lo que sucederá en esta próxima Cuaresma, porque sin ella nada de esto sería posible.

Esta fotografía de 1965, nos muestra con orgullo a mi abuela Teófila Acuña y a mi tía-abuela Petra Acuña, escoltando a mi tío Jesús, delante del paso, por vez primera en la tarde noche de un lejano Jueves Santo, cumpliendo con ello, el ruego de mi abuela por la enfermedad que padecía en los oídos su joven hijo, este se recuperó satisfactoriamente y mi abuela cumplió con la promesa ante la mejoría, vistiendo al niño con traje de nazareno, con una cruz a cuestas, realizada por un sobrino de mi abuela, el joven ebanista Susi Albert, una peluca, la cual pertenecía a un cristo de Santa María y una corona de espinas que fue realizada por mi abuelo Jesús con mimbre y rosal.

Semana Santa de Medina de Rioseco

Semana Santa de Medina de Rioseco

Hoy cincuenta y ocho años después, aquel pequeño nazareno, recuerda aquella primera procesión con la misma memoria de un niño lleno de ilusión, recordando anécdotas de ese día, como si el paso del tiempo no hubiera pasado, describiendo cómo las vecinas, se acercaban a besarle y aquel niño las recomendaba no acercarse mucho no se pincharan con la corona de espinas.

Creo que mi abuela no era consciente que en esa instantánea atesoraba algo mucho más importante como son los recuerdos, las vivencias, los sentimientos, la devoción y costumbres, al servicio de la cofradía.

Años más tarde, se escapaba de su trabajo, los domingos de la Junta, para poder acudir a las reuniones junto a otros hermanos, donde por aquel entonces los hermanos más mayores eran un espejo donde mirarnos el resto de la hermandad, imagino y seguro que es así viviría estas juntas, con los nervios contenidos durante años, queriendo escuchar por vez primera, su nombre en la lista de carga, esa lista de hermanos que tienen el privilegio de aguantar y agarrarse a la madera, por vez primera, sacando el Santo Paso, haciendo de ese día sin quererlo, el paso de niños adultos, pero la mala suerte hizo que aquel año, mi tío por primera y única vez en su vida, faltara de Rioseco, una razón ineludible lo entorpecía, el servicio militar, impedía que cumpliera ese año con tal orgullo, pensando que su puesto sería respetado por tal motivo, al año siguiente y después de haber cumplido con la patria, se llevó la desilusión al informarle el presidente de la cofradía, fallecido recientemente, Julián Fernández, que la lista tendría que dar toda la vuelta para llegarle por vez primera.

Semana Santa de Medina de Rioseco

Semana Santa de Medina de Rioseco

Tiempo después, pero siempre desde fuera de la Junta directiva, se ha prestado siempre ayudar y colaborar, si era necesario por el buen funcionamiento de la hermandad, colaborando con otros hermanos en el montaje de tacos, baterías o simplemente la preparación de la aceituna, pero si en algo es recordado por muchos de vosotros es que, en todos los refrescos, pone el pañuelo a tantos hermanos que le piden su ayuda, pues su nudo hace que este no se mueva en toda la procesión.

Recuerdo en mi memoria varias veces cargando el paso a mi tío, pero quizás hay una, la que guardo con más admiración, la vez que saco la cadena de atrás del Nazareno de Santiago, él quizás tenía nervios, pero para nada se le notaba ya que, con gran pericia, salió y entro perfecto el paso, todavía recuerdo los abrazos y enhorabuenas de los diferentes hermanos al dejar el paso en los banquillos al terminar la procesión en la iglesia de Santiago de los Caballeros.

Yo, años más tarde, tuve la suerte de sacar por vez primera el paso con él, a mi lado, acompañándome debajo del paso y sintiendo el peso de la madera, juntos, haciendo que esos nervios que me inquietaban se fueran y me hicieran disfrutar de aquella magnífica tarde tranquilizándome en todo momento.

Siguiendo la tradición secular, mis primos, Sergio y Marcos, fueron apuntados al nacer y yo, como sobrino, fui apuntado por él, mi padrino, creándose así, sin querer, un vínculo más fuerte entre ahijado y padrino, al igual que a mi hijo Daniel, los cuatro siempre hemos tenido a mi tío Jesús como espejo, inculcándonos las devociones y los mismos valores heredados al servicio de la hermandad, compartiendo vivencias en familia.

He vivido, junto a él, poder ver salir con los santos pasos a mis primos, menuda emoción contenida, los niños se hacen hombres… ¡Qué momento más grande!

Hace un tiempo compartimos con él los homenajes de la Junta de Semana Santa y de nuestra cofradía a más de 50 años de pertenencia y servicio a la cofradía, menudo orgullo y responsabilidad a tantos años. Y vivimos un hecho histórico, nunca antes planteado, como el famoso Covid, que nos hizo aprender a volver la vista atrás para darnos cuenta del valor de perder algo tan importante como era para nuestra familia, vestirnos el Jueves Santo.

Semana Santa de Medina de Rioseco

Semana Santa de Medina de Rioseco

Pero por fin este año 2024, podremos vivir con gran orgullo, nombrar como mayordomo a mi tío Jesús, en la próxima Junta, antes del Domingo de Ramos, muchos preparativos y un saco de nervios, nos llevan acompañándonos desde que el año pasado en la anterior Junta, fuera nombrado para ser el sucesor en el cargo, está claro que tener el privilegio de custodiar la vara de la cofradía en tu casa durante un año tiene otra serie de responsabilidades que, en familia y con la ayuda de todos, ha sido mucho más fácil.

Cuántas cosas nos vendrán a la memoria en esta Semana Santa, viéndote por primera vez sosteniendo el peso de la vara, frente a todos tus hermanos, menuda responsabilidad cuando en la tarde del Sábado de Pasión, en esa proclama pública por las calles de la ciudad, representes al Nazareno y después durante el Pregón, con el peso de todos los hermanos del ayer, de hoy y del mañana y el Domingo de Ramos, en la puerta de tu casa y con la palma en la mano, recibir la felicitación pública de que tú eres el mayordomo, alrededor de toda tu  familia, los que te admiramos por lo que tú eres y has sido siempre.

Y durante el refresco volver a repetir el rito de servir el paso, según la tradición con café, copa y puro, además de los dulces y pastas, donde los sentimientos, sensaciones y experiencias alrededor de nuestra cofradía, nos hagan pasar un rato lleno de emociones francamente inolvidable, además los hermanos con el pañuelo al cuello de una inmaculada blancura, comentaran tiempos pasados, el ambiente es de alegría pero también de tensión y es quizás lo que más especial hace estas primeras horas de la tarde y unas horas después durante la noche del Jueves Santo, desfilando por rúas y corros, lleves el peso de la memoria de todos los que cargaron al santo paso en el pasado y en el presente, elevando el recuerdo de aquellos hermanos que no tuvieron la suerte de poder llegar a servir el santo paso, porque fueron llamados por el Nazareno ante su presencia.

Por eso, este artículo va dedicado a ti, tío Jesús Sánchez Acuña, Mayordomo 2024.

Que la llama que un día encendió la abuela, la podamos asumir con la misma responsabilidad con la que tú siempre lo has hecho.

Siendo testigo en silencio de tantos y tantos momentos en los que aprender a tu lado como ser de esta hermandad, haciendo que guardáramos en nuestro corazón las tradiciones, los usos, los ritos y sus costumbres.

Rezando cada Jueves Santo una oración contenida por la abuela, quien germinó en su seno la llamada del Nazareno de Santiago.

Vistiéndonos todos juntos en una liturgia que se para en el momento de anudarnos el pañuelo de una manera lenta, lentísima, poniéndonos la túnica, estirándolas, atándonos el cordón y todo en un ritual de silencio cómplice que acaba siempre dándonos un beso en la mejilla. ¡Cuánta emoción contenida!

Y por supuesto, nos has enseñado a aportar sobre los hombros a nuestro querido santo paso con la fe y la templanza y el valor necesario para la gesta en la tarde noche del Jueves Santo.

Y lo más importante de todo, nunca dejes apagar el farol que cobija la llama de la continuidad en esta casa.

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