El 20 de noviembre último se celebró en el Consejo General de la Abogacía Española un acto titulado “Regulación de las relaciones entre personas y animales”, organizado por la Asociación “Plataforma Los Hombres y los Animales en su sitio” y que contó con la participación de representantes de Cuba (Mª Teresa Diaz, Directora del Bufete Colectivo de la Habana), México (Mª Fernanda Torres -Portavoz de Tauromaquia Mexicana y Secretaria Técnica del Senado), Portugal (Rita Brazete – representante del Colegio de Abogados de Viseu-), Francia (François Zumbiehl, escritor, doctor en antropología cultural por la Universidad de Burdeos y vicepresidente del Observatorio francés de las culturas taurinas), y España (Luis Rodriguez Ramos, abogado y catedrático Honorario de la Universidad Complutense de Madrid). Y qué tuve el honor de moderar como presidente de la citada Asociación.
Después de un amplio debate y exposición de los conferenciantes, se llegó a unas conclusiones que a modo de Declaración fueron aprobadas por unanimidad, no sin antes intervenir con sus aportaciones Manuel Gallardo, presidente de la Real Federación Española de Caza y Vicente Barrios, presidente de la Asociación de Circos Reunidos, con la presencia igualmente de Lucía Martín, representante de la Real Unión de Criadores de Toros de Lidia, entre otras entidades pertenecientes a nuestra Asociación.
Dicha declaración, es la siguiente:
Primera.- En primer lugar, hay quienes afirman que existen “Derechos de los Animales”. Sin embargo, si nos atenemos al Derecho en su concepción jurídica, esto no es posible: los animales no tienen ni pueden tener derechos, pues no son “sujetos” de derecho; ya que para ser sujeto de derechos, se requiere ser sujeto de obligaciones. Por lo tanto, los animales son “objeto” del Derecho, mas no “sujeto” de derecho. Sólo los humanos, como tales, son sujetos de derecho, por lo que no existen más derechos que los derechos humanos.
Segunda.- Otro término que ha surgido es el de los “animalistas”, que se ha utilizado erróneamente y se han apropiado de él aquellas personas que apuestan por la deshumanización de la persona y una humanización de los animales. Esto ha generado un movimiento de falso animalismo y un falso bienestar animal.
Tercera.- De esta forma, el “falso animalismo” se está convirtiendo en un problema global, que ya trasciende fronteras y culturas; por lo que requiere de soluciones globales. Por eso, ejercicios como este foro, en el que podemos contrastar leyes y prácticas de 5 países, de Europa y América, resultan realmente enriquecedores y reveladores.
Cuarta.- Existe, por tanto, la necesidad de dar soluciones globales al problema creciente del animalismo en la mayoría de las naciones del mundo. En este sentido, las legislaciones de los distintos países, referidas al bienestar animal, han sucumbido a la ideología animalista en vez de tener en consideración que se pone en cuestión el propio proceso evolutivo de la especie humana, pues son “el conjunto de experiencias, tradiciones, costumbres y culturas las que nos han permitido desarrollarnos como personas”.
Quinta.- Como próximos pasos, debe crearse un frente común para “que se antepongan los derechos humanos por encima de los inexistentes derechos de los animales, porque de lo contrario la civilización actual como tal podría estar encaminada a su extinción”.
Sexta.- Reconocer no obstante el trabajo realizado por las organizaciones que están a favor de la protección animal, pues existe un número elevado de países, 73, que poseen dentro de su ordenamiento jurídico alguna legislación dedicada al tema. Si bien, aunque la regulación del Bienestar Animal y la protección de estos es muy variable, se pueden encontrar desde escasos referentes en algunas normas, hasta códigos detalladamente elaborados que incluyen los conceptos y las prácticas más avanzadas del momento, lo que debería llevar a una armonización mundial a través de organismos internacionales.
Sin embargo, Borja Cardelús, director general de la Fundación Toro de Lidia, asesorado bienintencionadamente por nuestro representante de Francia François Zumbiehl, montó, días después, concretamente el 13 de diciembre, otra Declaración, denominada Declaración de Santander que, apartándose de los fines y objetivos de su Fundación, exclusivamente dedicada a la Tauromaquia, se adentra en estos temas. Una actividad fuera de sus objetivos taurinos para conseguir protagonismo. De aquí que tengamos que poner en evidencia esta situación para que quede claro que la primera y autentica Declaración es la de Madrid y no la de Santander.